viernes, 24 de junio de 2011

Cultura y educación en el Perú: a propósito del “Cristo del Pacífico”

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela Pública en las Américas, (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

 

 

El gobierno aprista, cuyo mandato concluye el próximo 28 de julio, acaba de consumar la inmediata colocación de una efigie de Cristo en el monumento histórico denominado "Morro Solar", patrimonio cultural del país, pues en dicho escenario se desarrolló, a fines del siglo XIX, una de las batallas de las fuerzas militares del Perú contra el Ejército de invasión de Chile, con un resultado desfavorable para el Perú y cuyos soldados muertos en combate, degollados incluso por el invasor, son homenajeados con ese nombre recordatorio y la declaración del lugar como intangible.  Es el significado civil y patriótico del Morro Solar.

 

El objetivo del Cristo del Presidente Alan García Pérez

 

Para justificar la fabricación y colocación de ese monumento, el Presidente y su Ministro de Cultura, además de los miembros de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica y el propio Cardenal del Opus Dei Luis Cipriano, están apelando al significado de "paz y reconciliación" que significaría dicha imagen para nuestro país, agregando, adicionalmente, que muchos países, especialmente Brasil, tienen ese tipo de monumentos. Dicen también que los peruanos tendremos la oportunidad de hacer peregrinaciones al lugar, seguramente, en conocidos casos,  para buscar el perdón de sus pecados, pero que,  con toda seguridad, ninguno de los pecadores por apoderarse de los dineros del Estado llegarán hasta allá, como tampoco lo harán quienes han sido y son cómplices de todos las atrocidades de la dictadura fujimontesinista.

 

Los  argumentos para colocar el monumento, absolutamente basados en la fe católica, no merecen ni el más pequeño análisis en términos de verdadera fe.  En Lima y en todo el Perú, la festividad del Señor de los Milagros, las imágenes de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres,  con sus templos y lugares de ruego, con más que suficientes para los creyentes católicos, de manera que no se necesita otro lugar para satisfacer esa supuesta necesidad espiritual.  En el caso del Brasil y de Lisboa, son hechos que no obedecieron a decisiones gubernamentales, sino a iniciativas de fe de ciertas personas y sin ocupar un lugar especialmente declarado como patrimonio histórico y cultural.

 

¿Qué busca, entonces, el Presidente García y su gobierno?  Nada menos, como lo han dicho muchos articulistas, perennizar su figura como candidato a un tercer período gubernamental en el 2016.  Adicionalmente, satisfacer su "ego colosal" (Embajada de EE. UU. dixit), su vanidad y su afán de relacionar sus ambiciones políticas personales con la fe de los creyentes católicos del Perú.  Otra vez, la utilización política de la religión, como en 1923 por el dictador Leguía.  Es increíble que sacerdotes que vienen fungiendo como "progresistas" y, acaso, herederos de la casi derrotada "teología de la liberación", se presten para esta consagración evidentemente interesada, hipócrita y abusiva.

 

La cultura y la educación dominante cristocéntrica

 

Quien más, quien menos, suele esgrimir el  argumento de la mayoría católica peruana para justificar valores religiosos que hay que imponer a los peruanos. Aunque se hable mucho de un país diverso, de un país laico, de un país donde se respeta las creencias religiosas y no creyentes de todos los peruanos, nuestra realidad cultural dista de tener ese contenido moderno propio de una sociedad moderna.  Sería visto como una burla en un país europeo que un gobernante, usando su eventual poder, ofreciera a sus compatriotas un espectáculo de "fe" como el que comentamos.  Al contrario, en la propia Francia, con un gobierno conservador como el  que actualmente tiene la patria de Napoleón, se viene lidiando para que los islamistas no vulneren el carácter laico del Estado, de la cultura y de la educación. 

 

La verdad es que la imposición del "Cristo del Pacífico" ratifica el carácter no laico, sino confesional, del Estado peruano, un confesionalismo que es parte de la cultura criolla dominante en el Perú que convierte a la religión en un instrumento de confusión ideológica para la gran mayoría de los peruanos.  No es casual que cuando los periodistas preguntan a la personas que transitan en las calles qué les parece el Cristo del Presidente Alan García en el Morro Solar, las respuestas carecen de un significado que vaya más allá de lo "bonito", una valoración que, en lo estético, significa la más elemental reacción emotiva frente a un hecho relacionado con el arte, tal como muchas personas valoran la actuación de una vedete o de una foto sensiblera  para adornar calendarios comerciales.  Aquí también los políticos criollos escarban para encontrar apoyo a sus criolladas.

 

La vulgarizada concepción del "Cristo del Pacífico"

 

El arquitecto y urbanista Ortiz de Zeballos, en una carta memorable, ha sintetizado el contenido vulgar de la "creación heroica" del Presidente García. 

 

Desde el punto de vista de la historia de los monumentos, el mencionado Cristo corresponde a un viejo estilo monumental que, como imitación del arte monumental de las viejas civilizaciones de Europa y Asia, ya periclitaron como expresiones estéticas y de poder político. 

 

En términos de urbanismo, el "Cristo del Pacífico" descompone el paisaje de la Costa Verde sobre valorando su armonía con una artificialidad que la destruye, convirtiéndose la estatua en un elemento antojadizo y artificioso. Además, no pasa de ser un pastiche del famoso Cristo del Corcovado de Brasil.  Otros articulistas han agregado que sus luces multicolores darán al Cristo de plástico un aspecto de figura carnavalesca o algo parecido y, al lugar, algo como una discoteca.

 

¿Y la estética del monumento, que debe ser un elemento importante para una ciudad como Lima?  No aparece por ningún lado.  Es un objeto fabricado como se fabrica en serie cualquier objeto de adorno ligero en ciertos lugares.  Si el principal gestor del monumento hubiese pensado con cierto criterio culturalmente plausible, hubiese buscando el concurso de algún artista.  No, para qué si se trata simplemente de apelar al emotivo sentimiento religioso de las personas para fines personales y partidarios.   

 

El Ministro de Cultura, al que leyendo sus libros publicados llegamos a apreciarle como uno de nuestros intelectuales progresistas, no hace más que justificar, con los mismos criterios de la cultura criolla, el monumento puesto en el Morro Solar.  Aunque ya tuvo su primera patinada cultural cuando permitió que el edificio del Museo de la Nación sea pintado para recibir a delegaciones extranjeras.  Ha sido el mismo Ortiz de Zeballos quien tuvo que ofrecer al gobierno y su Ministro de Cultura una lección de arte arquitectónico, pues hay edificios que no deben ser pintados porque su estética depende, exclusivamente, de la estructura del concreto armado, como es aquella construcción de la década de los 70 del siglo XX, como lo es también el edificio del Centro Cívico de Lima, hoy convertido en un centro comercial que desfigura su concepción arquitectónica.  Pero todo esto no significa nada  para la concepción artística (¿?) posmoderna de los neoliberales, tributarios de los beneficios personales del libre mercado.

 

Las reacciones de los defensores del monumento

 

Quienes se aferran a los hechos consumados del Presidente García respecto al "Cristo del Pacífico", no otorgan ni una pizca de razón a la Alcaldesa de Lima, susana Villarán, cuando reclama su derecho a ser consultada sobre aquello que está bajo la jurisdicción de una Municipalidad Metropolitana que, como es lógico suponer, abarca a toda Lima y no solamente al centro de nuestra capital, excluyendo a los distritos, como quieren ciertos alcaldes distritales para hacer cualquier cosa en su jurisdicción, como viene haciendo el inefable Alcalde de Chorrillos, Miyashiro.  El Presidente, para negar la potestad de Susana Villarán tuvo que apelar a la supuesta consulta hecha al Alcalde saliente, Luis Castañeda Lossio, quien aseguró que fue consultado pero que no dejó ningún informe sobre el particular, evidenciando que entre él y el Presidente hay una concertación para  defender lo indefendible, como ocurre también con los negocios con Relima y Comunicore.

 

En el colmo del intervencionismo de la Embajada de Brasil en el Perú, el titular ha salido a "protestar" frente al anuncio que hiciera Susana Villarán de trasladar el monumento católico a la Carretera Transoceánica, como si esa carretera fuera solamente brasileña y como si el monumento sería colocado en territorio del país de Guimaraes Rosa y Jorge Amado.  ¿Los gobernantes brasileños pretenden ejercer jurisdicción en nuestro propio territorio simplemente porque sus empresas, nacionales o privadas, están invirtiendo y hasta están obsequiando dólares al Presidente García?  Es una pregunta pertinente desde el punto de vista político.

 

Final

 

Lo que está ocurriendo con la imposición del "Cristo del Pacífico" es la demostración palpable de que nuestra república es confesional, profundamente conservadora y decididamente ajena a cualquier renovación favorable a las aspiraciones democráticas y de identidad nacional.

 

Lima, junio 24 del 2011.


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martes, 21 de junio de 2011

Educación peruana 2011-2016: ¿reforma democrática o continuismo?


 

           José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas, ex Secretario General del SUTEP

 

 

El nuevo gobierno peruano que se instalará a partir del 28 de julio del año en curso, bajo la presidencia del Comandante (r) Ollanta Humala Tasso, ha sido elegido como alternativa a 20 años de neoliberalismo en el Perú, derrotando a todas las candidaturas de la derecha que pretendía seguir manteniendo los privilegios que ha creado la economía de libre mercado para una minoría de peruanos y unas cuantas empresas transnacionales que saquean el país.

 

Uno de los grandes problemas que debe enfrentar y, eventualmente resolver, el nuevo gobierno, es el de la educación, histórico y estructural problema inherente a la inexistencia de un real sistema educativo democrático, nacional e integral, resultado consecuente de una historia republicana trunca por el dominio de una clase incapaz de crear una economía nacional, una sociedad democrática y una pedagogía y cultura basadas en nuestra propia realidad y en las aspiraciones de progreso y desarrollo de la mayoría de la población.

 

La herencia educativa neoliberal

 

Una evaluación o diagnóstico de la educación peruana actual, luego de 20 años de aplicación del la reforma neoliberal, es no solamente necesario, sino la condición sine qua non para tomar decisiones.  Y no por el prurito del análisis y la crítica, sino porque no se puede trazar un programa de gobierno, en este caso, en el terreno educativo, sin evaluar lo que nos deja el pasado convertido en presente. 

 

El presente, por cierto, no es nada halagüeño.  A contracorriente de lo que vienen afirmando los gobernantes apristas, la educación peruana al 2011 sigue arrojando el mismo déficit de la crisis que pretendió (¿?) resolver el fujimontesinismo con su reforma neolberal, cuya continuidad durante la primera década de este tercer milenio no ha hecho más que consolidar esa reforma, legalizando las medidas privatizadoras de la escuela pública, ampliando el mercado de la inversión privada en la educación, socavando la profesión docente para convertirla en una suerte de actividad competitiva y meritocrática, aplicando la pedagogía pragmatista de la enseñanza por competencias, reduciendo el currículo a un aprendizaje de ciertas áreas y podando el lado social de esa enseñanza, descargando un mayor gasto en educación en los padres de familia, elitizando más la educación a través de escuelas supuestamente bien dotadas para un % ínfimo de la población escolar (Colegio Mayor y Colegios Emblemáticos), el mantenimiento de una educación rural y fronteriza abandonada en las peores condiciones, reduciendo más el presupuesto para la educación pública, quitando al Ministerio de Educación su papel fundamental y asignando sus tareas funcionales a terceros privados, transfiriendo las responsabilidades presupuestales del gobierno central a las municipalidades distritales, produciendo funciones redundantes entre los gobiernos regionales y las municipalidades, destruyendo los derechos de los maestros a través de la coacción administrativa para que se integren a una supuesta carrera pública que, en el mediano y largo plazo, convertirá en trabajo profesional "independiente", de libre contratación y sin derechos sociales, mucho menos pensionarios.

 

Si quisiéramos resumir la situación actual de la educación peruana, debemos calificarla de privatizada en casi el 50%, si tomamos en cuenta el financiamiento de parte de los padres de familia; caótica en su funcionamiento y su articulación, de tal manera que la preparación preuniversitaria, que no existe en la ley, se ha extendido, incluso, hasta las universidades públicas; la elitización de la educación se ha profundizado, viejo carácter de la educación republicana que muchos educadores han venido señalando desde el siglo XIX; el espíritu individualista y pragmatista se ha acentuado en las nuevas generaciones, en concordancia con la orientación irracional del libre mercado como "motor del desarrollo" que los neoliberales pregonan por todos los medios y que han introducido en la escuela con la enseñanza por competencias y las evaluaciones estandarizadas y parciales de habilidades y destrezas para el trabajo asalariado del "cholo barato"; el desorden y la corrupción generalizada en todas las instancias administrativas de la educación, dando paso a incidencias lamentables y enfrentamientos entre directores y padres de familia.

 

Para comparar mejor la reforma educativa neoliberal en el Perú, no tenemos más que ver lo que está ocurriendo en Chile, cuya reforma impuesta por Pinochet está mereciendo hoy el rechazo multitudinario de estudiantes, maestros y padres de familia; "modelo" de los neoliberales peruanos, cuyos altos funcionarios, incluso, debieron de viajar a Santiago para "aprender" de la "gran reforma chilena" que la Concertación no tocó y que Piñera pretende profundizar más, incluyendo la privatización de las escuelas situadas en las zonas arrasadas por el terremoto del 2010.

 

¿Cual es el programa educativo del nuevo gobierno?

 

No es mucho lo que se conoce, salvo las generalidades de "revolución educativa" y la educación infantil de "Cuna Mas" con estimulación temprana, desayuno y almuerzo escolar.  Estos planteamientos parciales, siendo importantes, no podrían cambiar la situación de la educación nacional en crisis.  Para actuar con este programa no se necesita mover ningún elemento de la reforma neoliberal. Es, a lo más, un planteamiento que ayuda un poco a ciertos sectores pauperizados de la sociedad, sin generar un cambio sustantivo en la orientación de nuestra educación.

 

Y es difícil que Gana Perú tenga, por hoy, un programa educativo estructurado para superar la crisis actual.  Durante su desempeño en el Parlamento como PNP en el quinquenio que está feneciendo, sus parlamentarios no tuvieron ninguna propuesta alternativa a los del gobierno aprista, es decir, a los planteamientos neoliberales del señor Alan García Pérez.

 

Correspondería al nuevo gobierno, en lo que queda del 2011, elaborar una propuesta educativa coherente, moderna, integral, democrática, patriótica (nacional), acorde con un programa de desarrollo nacional, diferente al programa neoliberal que nos agobia. De no hacerlo, simplemente seguiría administrando la crisis educativa y planteando algunos parches para dar la imagen de "revolución educativa", tal como lo hizo el régimen de Perú Posible (2001-2006), que dejó al gobierno aprista un escenario servido para que este profundice la privatización de la educación.

 

Si los principales altos funcionarios de educación que el Presidente Humala seleccionará para conducir el Ministerio del ramo carecen de un nuevo ideal educativo, que no sea el neoliberal o el de la vieja escuela elitista y conservadora, estaríamos, otra vez,  frente a un nuevo fracaso.  Los peruanos no hemos votado contra el fujimontesinismo para eso.

 

Las líneas para una nueva educación en el Perú

 

Lo primero es tener un proyecto educativo nacional ligado a un proyecto de desarrollo económico y social, ambos diferentes al neoliberalismo.  Sin este proyecto, solo tendremos medidas parciales, espectaculares en algunos casos (internet en la escuela, una laptop para cada niño, textos escolares gratuitos, capacitación y evaluación de maestros, entre otros).  Cómo este proyecto integra el trabajo de los gobiernos regionales de todo el país y no produce redundancias y contradicciones, como es el caso de la introducción de la municipalización de la educación que viene produciendo una mayor fragmentación de la educación pública.  Un nuevo proyecto supone una nueva Ley de Educación, los fines y objetivos de la educación, la estructura del sistema escolar y el papel central del Estado en la conducción de la educación, cerrando el paso a la expansión de la educación privada.  Supone la potenciación de la educación pública en todos los sentidos.

 

Una segunda cuestión es el nuevo currículo escolar para la educación básica, de carácter integral y que no suponga la contradicción entre la orientación científica y la humanista, como lo señala el educador y filósofo español Fernando Savater (El valor de educar), como viene ocurriendo con los mitos del "razonamiento verbal" y "razonamiento matemático", como si el razonamiento humano no supondría otro tipo de conocimientos, especialmente los culturales y sociales que gravitan en la conducta humana.

 

En tercer lugar, se requiere planificar la educación en términos de metas cuantitativas y cualitativas: tipos de profesionales para el desarrollo del país y cuántos hasta tal etapa; maestros requeridos para cada nivel de la educación; infraestructura necesaria para regular la carga docente; la asimilación de la niñez y juventud que se encuentra fuera del sistema escolar; el desarrollo de la educación rural y fronteriza ligada al trabajo y la proyección del desarrollo social de esas zonas; el presupuesto necesario y no simplemente lo que la "caja fiscal" nos permite desde el punto de vista de las regulaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.

 

Otro elemento de fundamental importancia es la unidad de la educación formal y la educación no formal, estableciendo una política cultural de apoyo a la educación y no de envilecimiento a través de los medios de comunicación que hoy imperan en el país, siendo importante, en este caso, la actuación adecuada del Ministerio de Cultura y del propio Ministerio de Educación a través del canal del Estado y la edición de libros con precios accesibles a nuestra educación, además del papel de apoyo de las municipalidades y los gobiernos regionales en la organización de bibliotecas públicas, parques ecológicos y de especies naturales clasificadas.

 

Un quinto elemento es la formación universitaria e integral de los nuevos maestros, que debe estar a cargo de las universidades públicas por su carácter gratuito y por su mejor desempeño en estas funciones de formación profesional.  Una formación integral, por ciento.

 

Consideramos también que la nueva educación debe estar ligada al desarrollo de la ciencia y la tecnología a cargo de las universidades públicas y de los científicos peruanos que deben ser convocados para impulsar este trabajo que nos permita convertirnos, en el largo plazo, en un país productor de ciencia y tecnología para nuestro desarrollo.

 

Devolver al Ministerio de Educación su función de conducción de la educación nacional, desprivatizando funciones que han devenido en procesos de corrupción y de falseamiento de resultados, como en el caso de la alfabetización y de los concursos docentes, por ejemplo.  Es importante que los funcionarios de la educación nacional no estén ligados al negocio de la educación privada.

 

Lo  que no puede esperar más: una política magisterial de resguardo de los derechos docentes, hoy conculcados desde marzo de 1991 y con la orientación evidente de convertirlos en trabajadores "independientes" y contratados.  Se hace necesaria una nueva Ley Magisterial.

 

Para que todo pueda realizarse, el Estado debe asignar, en el plazo inmediato, por lo menos un presupuesto equivalente al 6% del PBI con proyección al 8%.

 

Para que todo sea posible, el nuevo gobierno requiere evaluar los resultados de ciertos procesos que se han venido difundiendo como "exitosos": la alfabetización, la capacitación de maestros, los concursos para nombramiento e integración a la llamada CPM, los resultados de las evaluaciones a los estudiantes, la estructura curricular vigente.  Pero también el nuevo gobierno debe derogar todo el armatoste legal que propicia la privatización de la educación y la desregulación del trabajo docente.

 

Mi testimonio como es dirigente del SUTEP

 

Veo que hoy, como no ocurrió en el pasado, cobra vigencia el proyecto educativo del SUTEP que fuera elaborado en 1992 y presentado al CCD en 1993, por primera vez.

 

Los neoliberales y ciertos "expertos" han venido diciendo que el sindicato de los maestros no ha tenido ni tiene una propuesta de educación para el país.  Felizmente, en América Latina, el SUTEP y los sindicatos magisteriales no solamente han venido luchando por las legítimas reivindicaciones de los maestros, sino también por una nueva educación para sus países, enfrentándose a la vieja escuela fracasada y a la fracasada reforma educativa neoliberal en Chile, Brasil, Ecuador, Honduras, México, Bolivia y todos los demás países, con excepción de Cuba, cuya educación socialista es la única que ha logrado democratizar la educación integral de sus habitantes.

 

Lima, junio 21  del 2011

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miércoles, 15 de junio de 2011

Los sindicatos y los gobiernos: ¿inserción o independencia política?


 

(a propósito del gobierno de Ollanta Humala en el Perú)

 

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela Publica en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

 

 

Con motivo de la conformación de los equipos de trabajo para la transferencia gubernamental del gobierno que fenece el 28 de julio próximo al que le sucede, presidido por el Comandante Ollanta Humala Tasso, se ha filtrado, al parecer,  la noticia de la participación del SUTEP (Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación del Perú, fundado en 1972) en el equipo de transferencia del gobierno entrante en el ramo de Educación.  Posiblemente el periódico fujimorista que puso en primera plana la supuesta noticia, haya recogido un rumor de esos que circulan profusamente en estos días, cuando muchos grupos y personas tratan de ser ubicados en algún lugar del poder gubernamental nacionalista.  De ser cierto el rumor, el SUTEP estaría comprometiendo su participación en el nuevo gobierno, pues un equipo de transferencia es una instancia política que corresponde al partido gobernante del momento.  La participación sería, además, una vía posible para que el gremio designe un representante suyo en la futura administración de la educación nacional.   Sea como fuere, la participación o no de los sindicatos en los gobiernos de turno, tanto en aquellos de no representan directamente a los trabajadores, como en gobiernos progresistas,  es un asunto que debe ser adecuadamente evaluada.

 

La independencia de clase de los sindicatos

 

Hay que partir de la existencia de dos corrientes sindicales en los países capitalistas.  Aquella posición del "sindicalismo libre" patrocinada desde los Estados Unidos y que en el Perú tiene en el sindicalismo aprista su reflejo, cuya concepción acepta la conciliación de clases entre empresarios y trabajadores, por tanto, su inclinación permanente a compartir el poder con las clases dominantes, sometiendo a los trabajadores a las decisiones  de los gobernantes de turno y haciendo todo lo posible para no generar "problemas sociales" que entorpezcan las políticas y los objetivos gubernamentales.  El mayor peligro de esta postura es que ese compromiso con el gobierno puede llevar a no enfrentarse con el Estado, como empleador de los trabajadores estatales, o con los empresarios si se trata de los trabajadores del sector privado.  Se produce, entonces, una verdadera conciliación de clases.  Por supuesto que, cuando se trata de los sindicatos de tendencia "libre" o "apolítica", la conciliación con los patrones se da también sin necesidad de declarar apoyo alguno al gobierno.

 

Es diferente la actuación de los sindicatos clasistas, clasistas en cuanto consideran que,  en el sistema capitalista, la contradicción entre explotados y explotadores es insalvable, como podemos notar en el Perú actual, con una legislación laboral que permite que los empresarios abonen salarios miserables, sin derechos, incluso a la sindicalización, como ocurre en las grandes tiendas de capitalistas extranjeros, de tal manera que el trabajo precarizado es la mayor fuente de enriquecimiento de los empresarios; situación que también se reproduce en las relaciones laborales entre el Estado peruano actual y los trabajadores estatales, llámense maestros, policías, de la salud, etc.  Para los sindicatos clasistas es importante, por lo tanto, mantener la independencia política de la clase trabajadora, de los asalariados, para la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores.  Desde una posición de independencia es posible generar un movimiento sindical que reclame y luche por los derechos de los trabajadores, función principal de los sindicatos y, al mismo tiempo, plantear su posición frente a las medidas políticas de los gobiernos, frente a los distintos problemas del país y educar los trabajadores en la lucha por una sociedad justa, por un nuevo país; pues los trabajadores también son ciudadanos con derechos políticos y  no pueden mantenerse al margen de la lucha por el poder, es decir, no pueden estar prohibidos de organizarse en partidos políticos.  Esta función de los sindicatos no significa confundirlos con los partidos políticos, pues el ejercicio político de un miembro de cualquier sindicato, dirigente o integrante de base, dependerá de su partido y no de su sindicato, ya que este representa a todos los trabajadores organizados como trabajadores.  Si el sindicato es clasista, su orientación es la defensa de los intereses de los trabajadores y del pueblo, por tanto no podrá apoyar a quienes representan a los explotadores, mucho menos a gobernantes que defienden los intereses de estos. Este apoyo o no apoyo debe tener en cuenta el programa de gobierno para que los trabajadores evalúen conscientemente cuál es la opción que les corresponde.

 

El caso del SUTEP

 

En la historia del SUTEP, ha marcado hito su posición independiente frente a la dictadura militar de Velasco Alvarado (1968-1975), gobierno reformista que se basó en el ejercicio autoritario del poder y que trató a los maestros como ciudadanos de segunda categoría.  Su propia reforma educativa, modernizadora y progresista en muchos sentidos, fue impuesta a través de una burocracia civil-militar que derivó en una administración enfrentada a los maestros.  Es curioso que hoy, quienes no lucharon contra esa dictadura, pretendan decir que el SUTEP es el culpable de la crisis educativa del Perú. En cambio,  esos mismos defensores de la modernidad neoliberal siguen  denigrando de la dictadura velasquista porque expropió a los latifundistas de la vieja oligarquía.  Su defensa del sistema de explotación de turno es evidente.

 

En otro momento, cuando la "primavera democrática" de los años 80 del siglo XX llegó bajo la exigencia de las luchas sociales de la década de los 70 contra la dictadura de Morales Bermúdez (1975-1980), en las cuales el SUTEP jugó un papel importante, incluso encabezando los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo y las grandes movilizaciones en el Paro Nacional del 19 de julio de 1977, el gremio magisterial supo enfrentar la demagogia de de los dos regímenes.

 

En efecto, la situación de los años 80, durante los gobiernos segundo de don Fernando Belaúnde y primero de don Alan García Pérez, no fue diferente en términos económicos y sociales a la de la década anterior: profundización de la crisis; mayor empobrecimiento de las masas; terrorismo insurreccional y del Estado; crisis agraria; desmontaje industrial; despidos masivos de trabajadores; inflación incontrolable; reducción presupuestal para la educación y la salud; mayor deterioro de la moral pública; en fin,  "Desborde Popular y crisis del Estado" (Matos Mar dixit).  El SUTEP no dejó de luchar por los derechos de los maestros y empezó a generar una corriente educativa para elaborar un proyecto de educación democrática y patriótica que diera concreción a aquel planteamiento de "educación democrática, nacional, científica y popular" de su Primer Congreso Pedagógico Nacional  de 1974.  Uno de los ministros de Educación del segundo gobierno del Señor Fernando Belaúnde llegó a decir que, en la década de los 70, el SUTEP había salvado la dignidad del Perú. Ya sabemos que eso le costó el cargo.

 

¿Y durante la dictadura del Ingeniero Alberto Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos, quiénes se jugaron hasta la vida para enfrentar su programa neoliberal?  No solo los maestros del SUTEP.  Todos los trabajadores organizados y los pueblos de las provincias.  Ya se sabe que el grueso de la población limeña, de esta conservadora ciudad, se entregó al "chino", hecho que sigue siendo uno de los fenómenos políticos que se reflejó en la votación fujimorista del 5 de junio. 

 

Los dueños de los grandes medios de comunicación y sus periodistas no se cansan de repetir la ignorante idea de que el SUTEP es el culpable de la crisis de la educación, como se ha reflejado ayer en una entrevista al actual Secretario General del sindicato, Profesor René Ramírez Puerta, al tratar de enfrentar al gremio con "toda" la opinión pública.  No podía se de otra manera en uno de los canales fujimoristas más tenaces por la campaña de Keiko Fujimori.   Inmediatamente después de la entrevista al mencionado dirigente, el periodista entrevistó al Viceministro de Educación Idel Vexler Talledo, para quien la reforma neoliberal en curso es uno de los mejores logros del actual gobierno, sin tener en cuenta que la escuela pública está cada vez más abandonada y desarticulada, con un magisterio público sometido a las evaluaciones estandarizadas emanadas del Banco Mundial para reducir más el presupuesto de la educación, amén de la entrega de las escuelas a municipalidades que no harán más que lo que han hecho las municipalidades de Chile, país en el cual los estudiantes de la básica vienen exigiendo que el Estado asuma la administración escolar.

 

¿Y frente al gobierno del Comandante Ollanta Humala?

 

Los sindicatos no pueden sino seguir manteniendo su independencia de clase.  El nuevo gobierno se presentó y sigue fungiendo de ser un futuro gobierno progresista.  Por eso mereció el apoyo de la gran masa de trabajadores, de los partidos de izquierda, de los intelectuales progresistas y con dignidad, por toda la juventud estudiantil y trabajadora que lucha por un país democrático y con justicia social.  Pero, como ya lo vienen diciendo muchos, el apoyo no es un cheque en blanco.  Es apoyo crítico y de exigencias para reconquistar los derechos laborales conculcados desde hace 20 años, pero también para empezar a dar solución a los grandes problemas del país.  Sin cambios sustantivos en el Perú no habrá nueva y mejor educación.

 

Un sindicato como el SUTEP no puede menos que comportarse como sindicato frente al nuevo gobierno.  Como ya entregó sus planteamientos al Comandante Humala, corresponde generar negociaciones colectivas en torno a esos planteamientos. 

 

Una visión panorámica de la problemática educativa del país y de las relaciones laborales entre el Estado y los maestros, nos lleva a enunciar algunos tópicos que deben resolverse: el papel del Ministerio de Educación, cuya función ha sido tercerizada; el presupuesto de la educación, que sigue disminuida; la municipalización de la educación pública, política contraria a cualquier reforma educativa democrática; la privatización de la educación, verdadera orgía de negocios (es bueno saber de qué universidades son los médicos plagiadores y sustituidos en la Universidad Federico Villarreal); una nueva Ley del Profesorado para la recuperación de los derechos conculcados; un proceso de evaluación magisterial, científica, pedagógica e integral, mas no parcial y estandarizada como la que se viene aplicando desde los años del fujimontesinismo; un replanteamiento del  constructivismo y la enseñanza por competencias, cuya base es el pragmatismo pedagógico impuesto desde una  visión de la escuela-empresa.

 

Los mencionados son, acaso, algunos de los planteamientos que deben ser abordados para la elaboración de un Plan  de nueva reforma educativa a ponerse en marcha desde enero del 2012

 

Lima, junio 15 del 2011.

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