José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú)
A nuestra vista el texto virtual que lleva como título LA POLÍTICA DE EDUCACIÓN 2911 -2016, cuya autoría corresponde a la actual Ministra de Educación del gobierno del Presidente Ollanta Humala Tasso, Señora Patricia Salas O'Brien. Como se conoce, el Presidente Ollanta Humala Tasso, durante la campaña electoral, ofreció llevar a cabo, hasta el 2016, una "revolución educativa" en el Perú.
El texto se parece más a un resumen en diapositivas y, aunque no conocemos otro que contenga un desarrollo más o menos amplio de los temas o capítulos, es suficiente para deducir sus alcances de reforma, o sus limitaciones también.
En mi artículo fechado el 5 de setiembre del año en curso, un día antes de que la Ministra redactara el texto que hoy me sirve de referencia, consideré que el aumento presupuestal para algunos programas de educación inicial y la eventual eliminación de la municipalización de la educación, eran signos positivos como para avanzar hacia la solución de la profunda crisis de nuestra educación, pero que no revelaban cambios importantes como para hablar de una "revolución educativa", pues esas medidas no abordaban los problemas de la crisis ni los cambios de fondo que hay que hacer en el sistema educativo peruano actual.
El texto que hoy nos lleva a la pregunta del título sigue siendo la expresión de una visión parcial del problema educativo y veremos por qué.
La visión fragmentada del problema educativo
Como en el pasado, la Ministra concentra su atención en los resultados del aprendizaje de los escolares peruanos, tal como lo han venido haciendo los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García, con 20 años de ofrecimientos de "mejorar la calidad" a través de programas parciales y, muchas veces, efectistas, como fue, por ejemplo, la capacitación y evaluación estandarizada de los maestros, o los aprendizajes por competencia en lenguaje (comunicación integral) y matemática. La Ministra agrega hoy ciencias y ciudadanía, término este muy atractivo pero carente de definiciones concretas en el marco de un currículo como el que viene rigiendo desde hace 20 años, cuya última versión es del 2009. También se refiere a las brechas en el aprendizaje y la escolaridad de los niños del medio rural y de las comunidades indígenas, además de las brechas "en culminación oportuna" del correspondiente nivel educativo, lo que en términos más claros, es la deserción escolar que tiene como causa, principalmente y en un % mayor, la pobreza. Otro elemento que señala es del desempeño docente y la necesidad de avanzar en la incorporación de los maestros a la Carrera Pública Magisterial que impusiera el gobierno aprista, cuya razón de ser es la negación de todos los derechos de los maestros peruanos desde una concepción individualista de "creación" de su propio salario o "incentivo".
En ningún momento el texto de la Ministra Salas sugiere un abordaje totalizador y nuevo del problema de la educación peruana. Muncho menos tiene una propuesta de cambio en el sistema actual. En el mejor de los casos, sus propuestas no son más que algo de "mejoras" para que las reformas neoliberales sigan el curso de los 20 años que ya tienen en el Perú.
Da la impresión de que la Ministra el propio Presidente Humala no están observando el panorama educativo latinoamericano que está viéndose sacudido por una ola de luchas para desmontar las reformas privatizadoras, como son los casos más abiertos de Chile y Colombia, sin mencionar otros países, como Honduras, México, Guatemala, etc., donde hay movimientos de renovación educativa contra los esquemas neoliberales que subsisten pese a su fracaso.
Las propuestas de la Ministra Salas
Como ya lo dije, son propuestas fragmentadas, concentrándose más en la primera infancia, con "atención integral"; la focalización en la niñez rural y la atención referente a la niñez amazónica, quechua y aimara; mejorar los aprendizajes en lenguaje, matemáticas, ciencia y ciudadanía; desarrollo magisterial y gestión educativa descentralizada y eficaz basada en "resultados", eslogan de moda de la burocracia neoliberal que, en 20 años, más bien ha profundizado la corrupción en el manejo del Estado. Como se ve, ninguna novedad frente a lo que ya fracasó. Esta visión fragmentada de la problemática educativa no puede llevarnos más que a políticas de parche.
Para cada "programa" o parte se destina un incremento de presupuesto sin abordar el problema presupuestario de conjunto, para todo el nuevo sistema que se pretende cambiar, si se pretende. Lo que nos recuerda los gastos fragmentados del segundo gobierno aprista que no superó ni en una pizca la crisis de la educación peruana, menos incrementó el % global del presupuesto para la educación pública.
Cuando se refiere a las metas cuantitativas (los famosos "resultados") del aprendizaje, surgen las limitaciones de las propuestas, pues nos asegura que en los próximos 5 años la mejora del aprendizaje en la niñez rural solo llegará a 40% y el acceso a la educación formal de los más pobres se hará en función del programa JUNTOS, es decir, de los 100 nuevos soles que reciben las familias indigentes, como si esa cantidad garantizaría los gastos en alimentación, vestido, educación y salud para los niños y sus padres. Es totalmente impensable que con esa donación se pueda asegurar una "revolución educativa".
¿Y el desarrollo magisterial que propone la Ministra? Nada más que proseguir con la incorporación de maestros a la Carrera Pública Magisterial, del 16% actual al 50% al 2016, "mejorando" la Ley. Del supuesto negado de la superioridad de los maestros incorporados frente a los que no lo están, la mitad de los estudiantes matriculados seguirán bajo la orientación de maestros "inferiores" por 5 años más. En lugar de revalorar la función docente, superar sus limitaciones originadas en las condiciones de pobreza en que vive el maestro peruano, agobiado por deudas cada vez más elevadas, el nuevo gobierno sigue pensando que con el sistema de concursos impuestos por el neoliberalismo se va a resolver el problema, sin incrementar las remuneraciones docentes. Está claro que un maestro requiere hoy una remuneración básica de 2500 nuevos soles, que es más lo que en promedio perciben los maestros incorporados a la Ley 29062 o CPM.
¿Y "BECA 18"? Es otro parche que se pretende aplicar apoyando a los "estudiantes de bajos recursos y alto rendimiento académico", lo que suena muy generoso, como el "apoyo a los más pobres" del asistencialismo neoliberal. Un sistema educativo de educación pública democrática, gratuita, universal e integral no requiere becas de esa índole. Demos a todos los niños y jóvenes las mismas oportunidades de estudio y veremos cómo fructifica el saber en las mentes de los futuros ciudadanos. Demos a los maestros las herramientas materiales y espirituales y veremos cómo avanzamos en las escuelas. La gran mayoría de los maestros, aun en condiciones de real pobreza, desarrollan su trabajo supliendo con su entusiasmo las carencias en su hogar y en las propias escuelas. Para la burocracia bien pagada esta realidad no existe y sigue obligando a los docentes peruanos a endeudarse más para costear diplomados y postgrados, incrementado las arcas de no pocas universidades privadas.
Finalmente, entre las tareas legislativas que propone la Ministra no existe ninguna que frene la privatización de la educación ni la municipalización educativa. Es la mejor prueba de que no hay ninguna revolución educativa en el horizonte.
¿Qué programa educativo plantear? Será motivo de otro artículo.
Iquitos, octubre 20 del 2012