miércoles, 22 de agosto de 2012

A LOS 40 AÑOS DEL SUTEP LOS MAESTROS PERUANOS SIGUEN LUCHANDO

A los 40 años del SUTEP los maestros peruanos siguen luchando
José Ramos Bosmediano, ex Secretario General del SUTEP
A ellos, a los que siempre luchan
 
EL sábado pasado, 18 de agosto, el Sindicato Único de los Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) ha decidido iniciar una nueva huelga nacional indefinida a partir del próximo 5 de setiembre. 
Una larga historia de heroica lucha
Quién no conoce la historia de la lucha de los maestros en América Latina, como lo demostró José Carlos Mariátegui en su libro "Temas de Educación" al mencionar y valorar el esfuerzo reivindicativo de los maestros chilenos, argentinos y uruguayos, pioneros en la organización sindical de los profesores latinoamericanos cuya lucha por sus derechos laborales estaba unida a la lucha por la transformación social y por una nueva educación, en momentos en que la vanguardia socialista impulsaba la lucha de los trabajadores.  Desde los albores de las luchas sociales en nuestros `pueblos latinoamericanos, pues, ha sido la izquierda la impulsora de ellas, no la derecha, que siempre ha estado comprometida con el atraso económico y social y con la conservación de las estructuras de dominación, desigualdad e injusticia, la que  para encubrir su papel conservador ha solido y suele acusar a los izquierdistas de "manipuladores" de las masas, pero, cuando ha podido, esa derecha  ha utilizado a los maestros para sus fines electorales al servicio de la dominación oligárquica.
Desde la década de los años 60 del siglo XX los maestros latinoamericanos emprendieron un proceso de organizaciónl para fundar sindicatos únicos de tendencia clasista , pues el sindicalismo "libre" exportada desde Estados Unidos había convertido a los gremios de trabajadores en simples instrumentos de pasividad sindical para favorecer a las clases dominantes, hecho que se dio también en los gremios magisteriales, donde había más de un sindicato, fragmentación que impedía la lucha unitaria por sus derechos.  Esa experiencia lo conocimos en el Perú de aquella década.
El movimiento de unificación del magisterio de las décadas de los 60 y los 70 fue continental, incluso mundial.  En ese contexto surgieron los nuevos sindicatos magisteriales en Argentina, Brasil, Ecuador, Honduras, Colombia, etc.
En el Perú se fundó el SUTEP día 6 de julio de 1972 en un Congreso Nacional que por primera vez en nuestro decidió dotar a los maestros de una organización de unidad clasista, con un Pliego de Reclamos que reclamaba los  derechos fundamentales:  un sueldo básico para todos los maestros, su estabilidad laboral, el derecho irrestricto a su organización sindical y a la huelga, pero también el derecho a proponer políticas educativas para cambiar el caduco sistema educativo.  Uno de los aportes más significativos del SUTEP, desde su fundación, es su presencia en las luchas del pueblo peruano, participando activamente en la fundación de los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo (FEDIP), una relación fluida de los maestros con los sectores explotados de nuestro país, relación que para la derecha es, casi, un "delito" y una "ofensa" contra la vieja concepción que define al maestro como un "apóstol" pasivo e inclinado frente al poder de turno. No es casual que el filósofo Luis Felipe Alarco, cuando fue Ministro de Educación en 1980, dijo que durante los 12 años de la dictadura militar de 1968-1980 fue el SUTEP el que había salvado la dignidad nacional.  Le costó el cargo, pero decía la verdad.   En estos años se sigue escuchando y leyendo opiniones que tratan de negar a los maestros el derecho de participación en la vida política del país, idea oscurantista que tiñe también el proyecto de reforma de la ley magisterial que el gobierno "nacionalista" ha puesto en manos del Congreso de la República.
Hasta hoy son nueve huelgas protagonizadas por el SUTEP, decenas de paros y  movilizaciones, muchos de ellos en unidad con los demás sindicatos y los Frentes de Defensa.  La lucha contra el fujimontesinismo tuvo en el SUTEP uno de los factores más importantes, especialmente en la lucha contra su reforma educativa neoliberal, madre de la política magisterial de los tres primeros gobiernos de este siglo XX y que el actual se empecina en perpetuar.  Aunque se pretenda ocultar, el SUTEP jugó un rol movilizador contra la Constitución fujimontesinista que se impuso a través del fraudulento Referéndum del 31 de octubre de 1993, defendida hoy, sin ninguna vergüenza, por los posteriores gobernantes.
¿Cómo han respondido las clases dominantes y sus voceros oficiales y oficiosos a la lucha del SUTEP?  En una primera etapa, negando las justas exigencias de los maestros y reprimiendo a los dirigentes con cárceles, juicios, maltratos físicos y destituciones del trabajo.  Al arribar el neoliberalismo y su reforma educativa a la chilena, empezaron a esgrimir la mentira de que el SUTEP y los maestros son los culpables de la crisis educativa, argumento con el cual han llegado a embaucar a no pocos padres de familia, periodistas ignorantes y/o venales, así como a tantos "expertos"  en educación.  Para los negociantes de la educación privada este argumento es el mejor recurso para seguir expandiendo ese vil negocio.  Al mismo tiempo, la derecha acusó también al SUTEP por su falta de propuesta educativa, pero cuando el sindicato presentó su proyecto educativo al Parlamento fujimorista (1994) y nuevamente en el año 2002, esa derecha se negó a discutir las propuestas, tal como está haciendo en estos momentos con el Proyecto de Ley Magisterial presentado al Parlamento actual por el sindicato.
En esta larga lucha el factor interno que siempre jugó  un papel disociador y hasta favorable a la acción divisionista de los gobiernos y sus fines antisindicales fue Sendero Luminoso.  Su acción  divisionista se percibe mejor en estos momentos cuando inicia una "huelga nacional" en nombre pero al margen del sindicato, levantando las reivindicaciones contra las cuales se pronunciaba en el pasado.  Su "huelga nacional" fue tan "contundente" que se está desmoronando al margen de los "iluminados dirigentes", quienes están dispuestos a firmar actas en las cuales los funcionarios del gobierno les prometan "conversar después".  En cuanto se enteraron del próximo inicio de la huelga indefinida del SUTEP, los senderistas vienen declarando que la suspensión de su "huelga nacional" es "temporal", como si el regreso a clases de los maestros involucrados en esa irresponsable aventura hubiese sido el resultado de algún evento deliberativo de su organismo supuestamente sindical, el CONARE, fachada del MOVADEF, fachada política, a su vez, de Sendero Luminoso.
Una huelga justa
En condiciones  muy especiales la huelga programada para el 5 de setiembre será una lucha que requiere el máximo acatamiento y la unidad más férrea en torno a la dirigencia nacional y su Comité Nacional de Lucha.
Requiere el apoyo de los demás sindicatos, de los padres de familia, de los estudiantes y de las fuerzas políticas de izquierda y progresistas, pues la  derecha neoliberal está dispuesta a cerrar filas para la defensa de la política magisterial neoliberal que propicia ahorro fiscal con el argumento tecnocrático y productivista de la "meritocracia".  Esa derecha neoliberal se unifica hoy en torno al gobierno del Presidente Ollanta Humala y su Ministro de Economía Luis Castilla, funcionario made in USA-Banco Mundial, funcionario quien podría estar en el mismo cargo con el gobierno español de Rajoy, en esa España donde los derechos de los maestros y el derecho mismo a la educación siguen recortándose para cumplir con las exigencias de los banqueros europeos y estadounidenses.
La derecha neoliberal está dispuesta a derrotar el movimiento magisterial del SUTEP.  Como lo insinuó el único intelectual aprista, camuflado en La República, esa derecha prefiere un SUTEP en manos de Sendero Luminoso, pues no duraría ni un año para desaparecer.  Por su parte, el APRA busca derrotar al SUTEP para generar otro sindicato, dócil al neoliberalismo que ese partido defiende hoy con vehemencia, dando un primer paso con la  conformación de  un segmento magisterial "privilegiado"  a través de su Ley de Carrera Pública Magisterial 2007).
Será, pues, una lucha compleja, difícil, pero también definitoria del futuro desarrollo del SUTEP, mucho mejor con la conquista de una nueva Ley Magisterial que recupere los derechos de los docentes y siente las bases para el ejercicio de la docencia en mejores condiciones materiales y espirituales, en las cuales la llamada "meritocracia" no solamente sobra, sino que es un factor que profundizará aún más la crisis de la educación peruana. 
La huelga que se iniciará el 5 de setiembre es justa y razonable.  Justa porque el diálogo con el gobierno ha sido un engaño por parte del gobierno, de manera que a los maestros no les queda otra alternativa que recurrir a otras formas de lucha.  Razonable, porque las exigencias del SUTEP responden a las necesidades reivindicativas de los maestros peruanos, aspiraciones postergadas y sustituidas por medidas contrarias a los derechos conquistados en tantos años de lucha; y porque el contenido de la Ley de Reforma es, simplemente, un clon de la Ley de Carrera Pública Magisterial vapuleada por la mayoría de los docentes.
Como para demostrar mejor el contenido neoliberal  del proyecto del gobierno, uno de los altos burócratas del Ministerio de Educación, el Viceministro de Gestión Pedagógica, Martín Vegas, está garantizando pensión jubilatoria del 60% de la remuneración mensual; es decir, no hay, según la nueva ley, pensión digna para los maestros que se jubilan, como no hay estabilidad laboral.  En el colmo de la burla contra los maestros, considera como un gran aumento los 100 soles que ofrece el gobierno para todos los maestros, cuando el costo de la canasta básica bordea los 2000 soles.  Para los gobernantes actuales los maestros pueden trabajar con un salario equivalente a cuatro almuerzos de un alto burócrata.  Martín Vegas, como se sabe, viene de Foro Educativo, una ONG que siempre ha ponderado su papel en la generación de un proyecto educativo que permita mejorar la educación peruana.  La Ministra de Educación  viene también de esa cantera, así como la mayoría de los miembros del Consejo Educativo Nacional; y del Consorcio de Educadores Católicos.  En suma: la educación privada orientando a la educación pública.
¡Es demagogia pura hablar todos los días de logros en el aprendizaje manteniendo una política magisterial contraria a las necesidades reales de los maestros!  Esta contradicción indigna a los  maestros peruanos y convierte en justa y razonable la huelga indefinida que iniciarán el 5 de setiembre.
¡Honor a los mártires del magisterio peruano asesinados por el Estado y por Sendero Luminoso!
Lima, 22 de agosto del 2012


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sábado, 11 de agosto de 2012

Nueva Ley del Profesorado: cuestiones previas

José Ramos Bosmediano, ex Secretario General del SUTEP (Perú)
 
Un nueva  Ley para los profesores del Perú se empieza a discutir a propuesta del gobierno del Presidente Ollanta Humala con la denominación Ley de Desarrollo Docente (LDD), que debe ser aprobado por el Parlamento para su promulgación, reglamentación y ejecución.  La nueva norma reemplazaría a la denominada Ley del Profesorado (LP, 24029) de 1984, modificada por la Ley 25212 en 1990; también sustituiría a la Ley de Carrera Pública Magisterial (LCPM, 29062)  promulgada por el segundo gobierno aprista  el 2007. 
La Ley de 1984 y su modificación de 1990 fue, sobre todo, el fruto de una larga lucha del magisterio organizado en su sindicato, el SUTEP, increíblemente con la oposición de los senderistas que ahora dicen luchar para defenderla (hay que reiterar su eslogan de aquellos años: "la ley no se come"). Igual ocurre con los apristas, quienes consideraban que la LP les pertenecía, pero hoy la consideran indefendible, comprometidos, como están, con el programa neoliberal de su nuevo socio político, el fujimorismo con su impronta corrupta  y todo.
 La Ley 29062, en cambio, fue promulgada al margen de las opiniones del magisterio y su sindicato, producto de un largo proceso de imposición de la reforma educativa neoliberal, privatizadora de la  educación y con una política de desregulación del trabajo docente para, en el mediano plazo, desligar las relaciones laborales de los maestros con el gobierno central.  No es casual que los 55 mil docentes incorporados a la LCPM empiezan de cero, hablando de su tiempo de servicios, sin los derechos establecidos en la LP, sometidos a evaluaciones estandarizadas con nulo valor pedagógico. 
No se sabe aún los contenidos que finalmente tendrá la nueva Ley, pues los apristas y fujimoristas, amén de otros sectores neoliberales del desacreditado Parlamento, están dispuestos a defender todo lo que contiene la LCPM, sin ninguna concesión a los derechos reivindicativos de los maestros.  En tal escenario, preferimos establecer algunas cuestiones previas que permitan entender lo que hoy se propone desde el gobierno como nueva ley docente y qué posibilidades tienen los maestros para defender sus derechos como profesionales y trabajadores de la educación.
La cuestión del nombre de la Ley
Tengo la certeza de que los autores del Proyecto  han querido distanciarse de las leyes que pretenden derogar y han elegido una denominación que contiene los dos aspectos  que comprende ser maestro: el de agente principal de la educación, formador en las aulas y  responsable principal del proceso enseñanza-aprendizaje; y el de sujeto de derechos como trabajador de la enseñanza.  Según estos criterios la denominación (LDD) sería pertinente, pero observando que no se aleja de la concepción neoliberal que contiene la LCPM.
Y no es que en las dos leyes en cuestión falten los dos aspectos, pero en la  LCPM, con el pretexto de la evaluación, prácticamente se elimina el aspecto de los derechos con un enfoque individualista de la tan mentada meritocracia en tanto "los mejores maestros" llegarían a los últimos niveles del escalafón, consecuentemente a percibir salarios "envidiables" para "los peores  maestros", con la consecuencia inevitable de que la mayoría de  niños y adolescentes estarían condenados a tener maestros supuestamente ineficientes. En el fondo de este enfoque de la carrera docente está el objetivo de elitizarla para, (1) concentrar el gasto salarial en un grupo pequeño, ahorrando recursos fiscales; (2) dividir a los maestros para debilitar su organización sindical dando paso a un nuevo sindicato de magísteres y doctores en educación, requisitos para acceder a los niveles IV y V. Con esta visión, en el supuesto negado de que sea sincera, nunca se podría mejorar, por lo menos, el destartalado sistema educativo peruano, pues con un grupo mayoritario de maestros mal pagados y considerados "comechados", burros" e "ineficientes", seguiríamos en la misma ruta de la crisis de la educación. Pero como todos los gobernantes del Perú actual, desde alcaldes hasta parlamentarios, magistrados del Poder Judicial, burócratas adecuadamente remunerados, empresarios, amén de empleados privados con cierta holgura salarial, no tienen el menor interés de defender la escuela pública, salvo como pose electoral, ni les interesa el destino de los maestros de esa "escuela de los pobres", pues  el ascenso social de sus vástagos está hoy en la educación privada  que les seguirá asegurando formar parte del puñado de privilegiados.
Si con el nombre de la nueva Ley que se pretende aprobar muy pronto se logra alejarse de la visión neoliberal de la carrera pública magisterial, se podría contribuir, por lo menos en algo, a superar una parte del problema de la educación peruana, que no es, centralmente, el desempeño  docente.
La cuestión del papel de los maestros en la crisis de la educación
Es decir, de la Ley que establece sus derechos y obligaciones.  En los tiempos que corren   desde la imposición de la reforma educativa neoliberal, hace ya 20 años, se ha vuelto un lugar común para "expertos" e ignorantes en teoría educativa que el culpable de la crisis de la educación en el Perú es el magisterio de la escuela pública.  Este discurso se viene repitiendo y está en la base de toda la argumentación que propicia la evaluación estandarizada de los maestros para "seleccionar a los mejores". El Banco Mundial ha promovido esta visión en todos los países latinoamericanos a partir de la desastrosa experiencia chilena que está exhibiendo hoy el fracaso de la reforma neoliberal, donde los únicos que no han fracasado son los dueños de la educación privada subvencionada por el Estado chileno, con altas tasas de ganancias y resultados de mayores desigualdades educativas, reforma que va atada al programa económico neoliberal de los "Chicago Boys".  Los reformadores y evaluadores neoliberales pueden sorprender con su mediocre teoría a los que desconocen los procesos de reforma que, bajo esos parámetros, se han producido en Colombia, Honduras, México, la Nicaragua bajo el neoliberalismo de los 90 del siglo XX, Bolivia de Sánchez de Lozada, etc., experiencias analizadas, con algún optimismo, por el profesor José Rivero en un libro singular escrito en aquella dácada.
Lo que están defendiendo apristas y fujimoristas es la idea de que no importa el salario de un maestro para que su trabajo sea eficiente ya que logrará  ser mejor remunerado cuando haya demostrado ser "el mejor"; mientras tanto, unos 25 años en el mejor de los casos, que siga enseñando y dedicándose al mismo tiempo, para sobrevivir, a otras actividades: taxista, cantinero,  profesor en escuelas privadas en uno de los turnos, jornalero en las plantaciones de la burguesía agraria de la costa, vendedor ambulante, ente otras actividades, de las cuales, entre las profesoras, sobresale la venta de los productos de UNIQUE, actividad que les demanda el precioso tiempo de no menos de 3 horas al día. 
El papel del maestro en un sistema educativo es fundamental en el proceso enseñanza-aprendizaje, pero no va más allá de las condiciones sociales que influyen en la escuela, sus propias condiciones de existencia material y espiritual.  Su preparación profesional, su vocación forjada a lo largo de esa preparación y del ejercicio mismo de la docencia, su mística como forjador de nuevas generaciones: todo tiene sus límites si la sociedad, a través del Estado, desatiende sus necesidades materiales y espirituales.  Para los neoliberales esta visión carece de valor, pues, para ellos, cuanto menos se gasta en la escuela pública más espacio se abre para la expansión de la educación privada.  Los apristas se han convertido en los más entusiastas gestores de la visión neoliberal de la educación con el negocio redondo de la Universidad Privada San Martín de Porres bajo la rectoría del ingeniero industrial  José Antonio Chang, donde regentan una "Escuela de Gobernabilidad" bajo la batuta del señor Alan García Pérez, cuyos dos gobiernos son objeto de sendos juicios por corrupción, con indicios y hasta pruebas, lo que significa que su "escuela" es un modelo de lo que no se debe hacer en educación ni en gobernabilidad.
La cuestión del papel del sindicato magisterial
La  Resolución Relativa a los Maestros que la UNESCO  aprobó el 5  de octubre de 1966 establece que los estados tienen la obligación de tener en cuenta las opiniones de los enseñantes o maestros sobre políticas educativas.  El Perú es firmante de esa Resolución, que además establece la obligación de reconocer los derechos laborales y profesionales de los docentes, incluyendo el derecho a la sindicalización.
Si hay una organización que se ha preocupado permanentemente por el derecho a la educación pública gratuita e integral de todos los peruanos, de la igualdad de oportunidades para todos, de los derechos de los maestros como profesionales y como trabajadores, ha sido el sindicato, el SUTEP, fundado en 1972.  Su crecimiento y consolidación como sindicato único se explica por esa consecuencia en la lucha, incluso unida a la resistencia contra todo tipo de dictaduras (uno de los ministros del segundo gobierno del ex Presidente Fernando Belaúnde Terry llegó a decir que durante la dictadura militar de 1968-1980 el SUTEP había salvado la dignidad nacional), mientras los grupos políticos que se unen hoy para combatir al sindicato y oponerse a participar en el proceso de evaluación de los maestros, se coludieron con esas dictaduras y, como es el caso del APRA, asumieron el programa neoliberal de una de las dictaduras más sucias de la historia republicana del Perú: el programa del fujimorismo.
Apristas y fujimoristas tienen doble razón para defender su sacrosanta LCPM, incluso para conservar el mismo nombre en la futura Ley.  La principal, mantener los contendidos individualistas de la meritocracia y su evaluación estandarizada, elitistas, de la profesión docente.  La segunda, políticamente necesaria para ellos, presionar y chantajear al gobernó para  propiciar, por el lado del fujimorismo, medidas judiciales favorables a la mafia en cárcel, aprovechando la ventana abierta por el magistrado fujimorista Javier Villa Stein. Por el lado de los apristas, el chantaje para frenar la investigación que pesa sobre su segundo gobierno por corrupción, pero también por el juicio contra el grupo criminal Rodrigo Franco de su primer gobierno.
El intento actual de promulgar una nueva Ley Docente no se da al margen de la lucha  del sindicato de maestros, el SUTEP.  Sin su lucha contra ese engendro antipedagógico, antimagisterial y antisindical, la LCPM 2007, no estaríamos en esta etapa de nueva formulación.  La persistencia de los sutepistas para traerla abajo no puede ser desconocida por nadie;  y los apristas y fujimoristas, amén de todos los neoliberales que defienden la privatización de la educación y la situación de pauperización de los maestros de la escuela pública., lo saben perfectamente.  El propio Presidente Humala tuvo que ofrecer restituir los derechos de los docentes para obtener el apoyo de ese sector de trabajadores estatales.
El sindicato, aún con la nefasta presencia del senderismo y su plan divisionista, y de un sector de maestros que siempre han demostrado su indiferencia, cuando no su oposición al SUTEP, seguirá cumpliendo su papel como factor de la lucha por sus derechos magisteriales y por una nueva educación en el Perú, sobre todo por defender la dignidad de los maestros, vistos por los poderosos y sus operadores como "maestritos" que solo tienen derecho a un salario de hambre, casi a ser mendigos y sujetos a las acusaciones más arbitrarias en materia educativa.
Si los "ilustres" legisladores logran aislar al SUTEP de los procesos de evaluación docente y, acaso también, hasta de las comisiones de trabajo administrativo, ello no será una decisión que perjudique principalmente al sindicato, sino a la propia educación, pues la plaga de la corrupción en los organismos intermedios del Ministerio de Educación y de los gobiernos regionales tendrá carta libre para mantenerse y acrecentarse.  Me consta, como ex dirigente del SUTEP, que el sindicato ha tenido un rol de primer orden en la fiscalización de las evaluaciones, procesos administrativos y de  contratos, incluso en las direcciones de escuela, lo que me recuerda que mi subrogación (al lado de otros maestros en Alto Amazonas, Loreto) de 1976 tuvo como motivo "castigarme" por denunciar irregularidades en un colegio, mientras que los juzgadores y cómplices  fueron premiados con cargos de confianza.
Los neoliberales creen que aislando al SUTEP resolverán el problema de la enseñanza, o destruirán al sindicato.  Pero su posición, además de ser antidemocrática, al quitar responsabilidad a los maestros de la marcha de la administración de la educación, no sustraerá al gremio la libertad de  fiscalizar los procesos administrativos, sin necesidad  de tener responsabilidad alguna en ellos.   Por el sistema de corrupción imperante en el Perú,  la decisión neoliberal sobre la no participación del SUTEP en la evaluación de los maestros tendrá efectos contraproducentes para los supuestos objetivos moralizadores de los apristas y fujimoristas, quienes, en el colmo de la ignorancia,  dicen  pretender evitar que "el gato sea el despensero", como ellos lo han sido en el manejo del Estado.
Debe quedar claro que el SUTEP tiene todo el derecho de ser considerado como parte en los procesos administrativos y las comisiones correspondientes.  Que el Estado no considere esa posibilidad es de su absoluta responsabilidad por las consecuencias que esa decisión traería.
La cuestión de los derechos docentes
Según la lectura del primer proyecto de la LDD hay un conjunto de derechos magisteriales recogidos de la LP, aun cuando no se fija bien el derecho a la estabilidad laboral, fundamental  para  los maestros y para todo trabajador, derecho tan venido a menos en el Perú neoliberal que vivimos, en aras de la "productividad" y la "competitividad", cuando no de la "calidad del servicio".
Los docentes de la escuela privada están fuera del alcance de la futura Ley, prueba de que esta no  está  lejos a de la concepción neoliberal de mantener la división del sistema educativo que prioriza la privatización de la enseñanza.  Este enfoque es congruente con el origen social, político  y educativo de los coautores de la Ley,  desde el Presidente de la República cuyas hijas estudian en la escuela privada, hasta los propios conductores del Ministerio de Educación cuyas concepciones pedagógicas son afines a las del Consorcio de Educadores Católicos, promotores de gran parte de la educación privada.  En un marco de concepciones privatizadoras de la educación cualquier reforma  que pueda disminuir el peso de lo privado es, simplemente, imposible.  Las buenas intenciones y hasta las expresiones de "compromiso con los pobres" carecen de importancia para dignificar a los maestros y crear las condiciones necesarias para el ejercicio pleno de la función docente.
La cuestión del "qué hacer" frente a la nueva Ley
El hecho mismo de una nueva Ley Magisterial constituye una derrota política al proyecto aprista-fujimorista que buscó  dividir a  los maestros ("excelentes" / "mediocres") y al sindicato creando una "elite"  mejor remunerada  por igual trabajo, hecho contrario al principio laboral universal de "igual remuneración por igual trabajo", lo que solo puede variar con el tiempo se servicios y el acceso en la escala de carrera profesional.  
 Es evidente que la derrota fuji-aprista es, en gran parte, una victoria del SUTEP Y de la gran mayoría de los maestros que, con la sabiduría acumulada en 40 años de lucha por sus derechos, rechazaron la política magisterial de esencia neoliberal., pese a la exuberante propaganda desplegada por el gobierno aprista usando a supuestos maestros que coreaban las "bondades" de la LCPM en la TV y en las emisoras radiales.  Es casi unánime el positivo criterio de la unificación del magisterio peruano en un solo sistema laboral, necesidad no solamente magisterial, sino educativa.
La nueva ley Magisterial rescata parte de los derechos establecidos en la LP, aunque sin ser especificadas en términos económicos y de financiación.
La presencia de la "meritocracia" como concepción fundamental es parte de la visón neoliberal del gobierno actual y de los coautores del Proyecto, lo que con toda seguridad será refrendada por los congresistas, pues gran parte de ellos son los mismos que dieron su aprobación a la LCPM del gobierno aprista; y casi todos carecen de la capacidad cultural suficiente como para discutir el problema de la educación nacional con criterios plausibles.  La  concepción meritocrática pretende ser llevada a toda la administración pública y será una fuente permanente de contradicciones entre los trabajadores y no necesariamente factor de eficiencia en el manejo del Estado.
El Proyecto de LDD mantiene el sistema de los contratos para el ejercicio de la docencia durante todo el año lectivo.  Los contratos para cubrir licencias o para cubrir horas excedentes son razonables y siempre han existido; pero seguir manteniendo a miles de docentes en contratados no contribuye a mejorar el rendimiento docente ni dar continuidad al proceso enseñanza aprendizaje en las escuelas.  
 El nuevo proyecto introduce el cuestionable criterio de medir la eficiencia docente según el  resultado de los aprendizajes con mediciones que traspasan la evaluación de los maestros en el aula, cuya labor evaluadora quedará sencillamente desautorizada, aprendizajes que "deben producirse" al margen de las condiciones de existencia de los estudiantes, del estado físico de las escuelas y sus carencias pedagógicas que escapan a las posibilidades de los propios maestros.  En este procedimiento también está la teoría productivista traída a la educación desde las empresas de la producción material.
En las condiciones actuales del magisterio peruano, principalmente del SUTEP, queda la posibilidad y necesidad de analizar adecuadamente los alcances de la futura LDD según  el Proyecto de Ley entregado al Parlamento por el sindicato, que recoge  y actualiza lo establecido en la LP, y exigir que la representación sindical sea tenida en cuenta.  De ser negada esta posibilidad, el SUTEP tiene todo el derecho de expresarse públicamente y mantener su lucha reivindicativa.  Por lo demás,  la nueva Ley no reivindicará plenamente a los maestros peruanos, principalmente por los ingredientes neoliberales que mantiene.  Considerarla un paso importante no puede hacer ocultar sus limitaciones.  Esto lleva a preparar las fuerzas para seguir exigiendo las reivindicaciones no consideradas, incluyendo la lucha por un presupuesto adecuado para la educación, la consideración de los maestros de la educación privada y de los cesantes y jubilados, ambos sectores ausentes en la futura Ley.
Solo un análisis integral del Proyecto de LDD y de la Ley aprobada, con la evaluación de las posibilidades reales del sindicato, se podrá orientar a los maestros para proseguir la lucha por sus justas reivindicaciones y por la defensa de la educación pública gratuita, universal e integral, aspectos indesligables para los maestros. 
Ex ministros, ex funcionarios de la burocracia administrativa del Ministerio de Educación y "expertos" que nunca se han opuesto a la reforma educativa neoliberal y su política magisterial, se esmeran hoy en ofrecer sus aportes, sus  críticas y hasta su aprobación al contenido de la futura Ley.  Nada hicieron por cambiar el armatoste neoliberal en educación, más bien se convirtieron en soportes burocráticos de lo hecho por el fujimorismo y de su prolongación programática actual. 
 
El erróneo mensaje que hoy circula desde el gobierno, desde los "expertos" y desde los medios de comunicación es que con la nueva Ley Docente los maestros aseguran la superación de la crisis de la educación peruana.  Mensaje confunde reforma educativa con nuevas condiciones de trabajo para los docentes.  Una Ley Docente,  más justa que sea, carece de la fuerza suficiente para transformar el sistema educativo en crisis.  Esa transformación dependerá de una reforma educacional de fondo.  Es la batalla más grande que deben dar los maestros.
La unidad de los maestros, ahora mejor condicionada en torno a un solo sistema laboral, es la tarea central organizativa, especialmente en el sector de los maestros  jóvenes que, en las últimas dos décadas, han sido formados con criterios pedagógicos neoliberales e individualistas.
El escollo más difícil de salvar es la división construida por el senderismo con un movimiento centrífugo aprovechando las justas aspiraciones de un sector radicalizado de maestros del sur del país.  En el fondo es un movimiento economicista utilizado por el senderismo para sus fines políticos: ensanchar su influencia para exigir la liberación de sus líderes, por un lado, y apoderarse de la dirección del SUTEP,  por otro.   En su movimiento huelguístico se une el anarquismo más irresponsable con el economicismo de las masas magisteriales descontentas que no ven el problema de conjunto.  A los fujimoristas y a los apristas les favorece este movimiento, pues ellos también quisieran de todo se convierta en nebulosa para ocultar sus trapacerías.  Como dijo Robespierre cuando deslindaba contra los "radicales" que pregonaban la guerra y los moderados girondinos que buscaban la salvación del Rey Luis XVI, "ambos polos se juntan", en este caso los senderistas y los fuji-apristas para destruir el SUTEP.
Lima, agosto 11 del 2012
 
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miércoles, 8 de agosto de 2012

Educación peruana: hacia una nueva Ley del Profesorado

Educación peruana: hacia una nueva Ley del Profesorado

 
José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú)
 
Una vez más  el  Sindicato Único de los Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) viene proponiendo una nueva Ley Magisterial para recuperar sus derechos conculcados por la reforma educativa neoliberal impuesta en la década del 90 del siglo pasado, continuada  en estos años del siglo XXI.  La propuesta se basa, fundamentalmente, en el contenido de la Ley 24029 y la que la modificó, Ley 25212. La propuesta se encuentra en proceso de discusión y recojo de aportes desde las mismas bases del gremio.  Por su parte, el actual gobierno del Presidente Ollanta persiste en seguir manteniendo la denominada Ley de Carrera Pública Magisterial (No. 29062) promulgada por el gobierno aprista con el apoyo de todos los privatizadores de la educación, es decir, de toda la derecha, el apoyo implícito de algunos grupos que se autodefinen de izquierda.
Como ex Secretario General del glorioso sindicato, atacado desde todos los sectores de las clases dominantes y, evidentemente desde las trincheras de los propietarios de la educación privada, con algunas excepciones por cierto, he participado en las propuestas y luchas anteriores a lo largo de casi 40 años de existencia del SUTEP.  Por tanto, considero conveniente ofrecer algunas apreciaciones sobre el contenido del proyecto de Ley.

Una sumaria y pertinente introducción

Antes de abordar el contenido mismo de la propuesta actual, es conveniente, especialmente para los nuevos maestros, señalar los hechos ocurridos en largos años del SUTEP para conseguir las reivindicaciones de los maestros peruanos de la educación básica, pues hay quienes consideran que lo que hoy se plantea es algo nuevo y que el sindicato nunca hizo nada por los derechos docentes.
Uno de los problemas que la educación peruana y la del mundo han venido afrontando es, sin duda alguna, la de la situación laboral de los maestros, no solo de la escuela pública, sino de los que trabajan en los centros educativos privados. En la propia Europa desarrollada del siglo XIX, no obstante la avanzada conciencia del rol de los maestros y sus derechos como trabajadores de la educación, sobre todo luego de la Revolución Francesa que estableció la formación profesional de los educadores creando la Escuela Normal en 1784, las condiciones de trabajo de los maestros y su misma preparación, eran muy deficientes, casi calamitosas.  Algunos de esos problemas fueron abordados por la reforma educativa de la Unión Europea de 1984-1994). En Latinoamérica y demás países del tercer mundo eran aún mucho peores.
Uruguay, Argentina, Chile y México, desde la segunda década del siglo XX, marcaron un rumbo en la organización sindical de los maestros tanto para reclamar sus derechos cuanto para plantear la superación estructural de sus sistemas educativos para conquistar una educación democrática y científica, pues la herencia colonial supérstite impedía el derecho a la educación de la gran mayoría de sus ciudadanos, a la vez que los educadores estaban sometidos a condiciones laborales ignominiosas, pero a quienes, sin embargo, se les exigía un "apostolado"sin las condiciones adecuadas para ejercer la profesión docente.
Durante la década de los 60 del siglo XX la UNESCO puso un interés especial sobre la situación de los enseñantes, es decir, de los maestros de todo el mundo, tomando en consideración la función social de estos trabajadores y que, como tales, merecen también una consideración especial de parte de la sociedad, de los estados y de los gobiernos.  En tal sentido fue aprobada la Resolución Relativa a la Situación de los Maestros y firmada el día 5 de octubre de 1966 (fecha que ha quedado con la denominación de "Día Mundial de los Docentes"), documento firmado por todos los países del mundo pertenecientes a la ONU en ese tiempo. Hasta entonces, en la gran mayoría de países los maestros estaban ya organizados gremialmente, habiendo desarrollado luchas huelguísticas por sus derechos, como ocurrió, por ejemplo, en el Perú, con la huelga nacional de 1965 que obligó al primer gobierno del Arquitecto Fernando Belaúnde Terry a promulgar la Ley 15215 como Estatuto del docente peruano con un escalafón magisterial que jamás fue aplicado, salvo en las normas referidas a las sanciones a los docentes.
En esa misma década, en numerosos países europeos y latinoamericanos. los maestros empezaron a organizarse en sindicatos únicos para superar su división interna por niveles, a efecto de ganar fuerza para conquistar sus reivindicaciones, corriente que también llegó al Perú dando paso a la preparación y fundación del SUTEP en 1972.
Durante la década de los años 70 los maestros organizados en el SUTEP, frente la dictadura militar  impuesta por el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968 y que se prolongara hasta 1980, el SUTEP fue una de las pocas fuerzas sociales que se enfrentó en las calles no solamente para reclamar las reivindicaciones magisteriales, sino también una educación democrática y científica, a la vez que apuntalaba la constitución de los frentes de defensa de los intereses del pueblo. Hoy, quienes detentan el poder del Estado y dicen lo que quieren en los medios de comunicación, ocultan el papel del SUTEP y demás organizaciones populares en la lucha para obligar a esa dictadura, en su "segunda fase" con el hoy "demócrata" Francisco Morales Bermúdez, a convocar a una Constituyente y a un proceso electoral para traspasar el gobierno a los civiles.
No bien instalado el nuevo gobierno civil el 28 de julio de 1980, el SUTEP presentó un Proyecto de Ley del Profesorado para que sea discutido y aprobado en el Congreso Nacional de dos cámaras en aquellos años.  Culminaba ya la segunda legislatura de 1984 y el Congreso no discutía el Proyecto. Lo hizo, sin embargo, presionado por la huelga nacional de hambre y las grandes movilizaciones de los maestros del SUTEP en diciembre de aquel año, confrontación que culminó con la promulgación de la Ley del Profesorado No. 24029, una  Ley que plasmaba muchas reivindicaciones de los maestros peruanos, pese a los recortes realizados en ambas cámaras legislativas. Es risible que viejos dirigentes apristas hayan afirmado que esa Ley les pertenece, como si ellos hubiesen sido los autores de la iniciativa.
Como el proyecto original fue podado en determinados puntos, al iniciarse el primer gobierno aprista (1985) el SUTEP volvió a presentar otro Proyecto de Ley con carácter de Modificatoria de la Ley 24029.  Pero, como en el caso anterior, culminaba ya la última legislatura de 1989, y la mayoría parlamentaria, aprista y acciopepecista, se negaba a discutir la propuesta, razón por la cual el SUTEP desarrolló una nueva huelga de hambre nacional el 29 de noviembre de aquel año, con grandes movilizaciones en todas las ciudades del Perú,  medida de lucha que se suspendió el 14 de diciembre cuando el Parlamento empezó a discutir y aprobar el Proyecto.  Aprobada la Ley por el Parlamento, sin embargo el Presidente Alan García Pérez se negó a promulgarla, devolviéndola al Congreso.  El SUTEP debió de realizar, casi al culminar el primer mandato gubernamental del APRA, una huelga nacional indefinida para obligar al gobierno la promulgación   y la reglamentación de la Ley Modificatoria No. 25212 con su Reglamento correspondiente. Queda claro, entonces, que la Ley del Profesorado 24029, su Modificatoria y su Reglamento no fueron la voluntad de los gobernantes de turno, sino de la acción de lucha de los maestros con su  sindicato, el SUTEP. 
Cabe recordar también que, durante la lucha por las modificaciones favorables a los derechos de los maestros,  los senderistas y sus aliados anarquistas (refugiados hoy, muchos de ellos,  en el gobierno del Presidente Humala) llegaron a afirmar que "la Ley no se come", posición economicista que los maestros rechazaron masivamente. A su vez, los apristas empezaron a "adueñarse" de la nueva Ley sin ruborizarse por su marcada oposición a discutirla y promulgarla, con la excepción del parlamentario aprista Ponce, maestro honesto y consecuente, al lado del también maestro y parlamentario Carranza Piedra, quienes apoyaron a los parlamentarios de izquierda y a los dirigentes del SUTEP en el proceso de discusión del Proyecto.
La nueva versión de la Ley del Profesorado 24029 se aplicó parcialmente hasta marzo de 1991, pues al asumir el gobierno el fujimorismo desde el 28 de julio de 1990, este empezó a aplicar el programa neoliberal dictado por el "Consenso de Washington" que obligaba a privatizar bienes y servicios públicos, disminuir drásticamente los gastos del Estado y, en consecuencia, anular todos los derechos económicos y profesionales de los servidores del Estado.  Fue así que en marzo de 1991 el gobierno del criminal y ladrón Alberto Fujimori decretó la suspensión indefinida de los derechos económicos de los maestros peruanos establecidos en la Ley del Profesorado.  El SUTEP, en defensa de esos derechos y también de la educación pública gratuita y universal, cuya privatización constituía uno de los pilares de las políticas públicas del fujimorismo, realizó una huelga indefinida que duró 109 días (mayo – agosto de 1991): ¡primero son los niños, no la  deuda externa!, fue el eslogan principal en esa huelga.
Toda la década de los 90 y todos los 11 años del presente siglo, los maestros peruanos han venido luchando para recuperar sus derechos conculcados por el neoliberalismo y sus gobiernos (Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García).  Los neoliberales, para justificar sus políticas contrarias a los derechos de los trabajadores, desarrollaron una campaña de desprestigio contra los maestros, a los cuales se les responsabiliza de la crisis educativa, imponiéndoles un sistema masivo de contratos temporales, concursos y evaluaciones estandarizadas para seleccionar "a los mejores", hasta que, finalmente, se les impuso la llamada Ley de Carrera Pública Magisterial, cuyo contenido legal e ideológico pertenece al Banco Mundial, cuyos expositores estuvieron en el Perú en seminarios y oros eventos organizados por el Ministerio de Educación durante el gobierno de transición del ex Presidente Valentín Paniagua (2000-2001), uno de los cuales se realizó a principios del siglo XXI bajo la dirección del extinto profesor de Filosofía de la Universidad Católica, Juan Abugatás.  Los textos de aquellas ponencias contienen los planteamientos básicos de la Ley 29062 (Carrera Pública Magisterial) promulgada por el segundo gobierno aprista que concluyó el 2011.  La nueva Ley, en realidad, promueve una compulsiva y antipedagógica competencia entre los maestros a cuenta de una supuesta "meritocracia", reduciendo la atención en los procesos de enseñanza-aprendizaje, pues el ideal supremo del docente se traduce enelevar su salario no como un derecho laboral de justicia, sino como consecuencia de resolver una prueba estandarizada y acumular diplomas, maestrías y hasta doctorados, de cuya idoneidad lo saben bien las variopintas universidades privadas que han proliferada bajo el manto del decreto 882, promulgado por el fujimorismo en 1966 y mantenido por los posteriores gobiernos "democráticos".
Hoy sabemos que los maestros incorporados a la nueva Ley no son mejores, pedagógicamente hablando, frente a la gran mayoría que ha  rechazado ese engendro neoliberal, como puede notarse en su propio desempeño; pues las deficiencias de todos los maestros deben ser explicadas dentro del contexto y  las condiciones en que ejercen su profesión, las que no han cambiado. Además siguen aplicando el mismo constructivismo fracasado, como parte de la también fracasada reforma educativa neoliberal.  En realidad, los maestros que han postulado a los concursos lo han hecho por una razón pragmática: elevar su remuneración, ya que la propaganda del gobierno aprista incidía en "mejores maestros, mejores salarios", más que en "mejores maestros, mejor alumnos", con spots televisivos tan ridículos como los argumentos del ex Ministro  José Antonio Chang para aplicar las pruebas estandarizadas.
En el momento actual nos encontramos con dos regímenes laborales para los maestros peruanos: el que rige para los maestros (la mayoría) sujetos a la Ley 24029, con salarios congelados y pensiones ridículas en el caso de los cesantes y jubilados, por un lado; y el que rige para los que han sido incorporados a la Ley 29062, con salarios que no van más allá del costo de la canasta básica familiar, que debiera de corresponder, en el peor de los casos, a todos los maestros de la educación básica.  Por supuesto que los neoliberales, aprista y no apristas, han logrado dividir a los maestros para debilitar su sindicato y, por ende, su lucha.
Entre recuperar la plena vigencia de la Ley del Profesorado 24029 o luchar por una nueva Ley Magisterial, el SUTEP, acertadamente, ha optado por esta segunda opción, lo que supone la derogatoria de la Ley 29062. 
Planeamientos centrales previos

Leyendo como un todo la propuesta de Ley del Profesorado como nueva propuesta del SUTEP, nos permite distinguir los planteamientos centrales y plausibles que ayudarían a recuperar los derechos de los maestros, actualizando, al mismo tiempo, conceptos que se relacionan con las nuevas exigencias para el ejercicio de la profesión docente.
Una primera cuestión es la necesidad de recuperar los derechos de los maestros que están considerados en la Ley 24029, siendo uno de ellos el de la estabilidad laboral en la misma plaza y escuela, pues el maestro no puede ser, como todo trabajador civil, sujeto a constantes desplazamientos "por motivos del servicio", como ya era una práctica durante la dictadura militar del General Francisco Morales Bermúdez; y que hoy se ha convertido en práctica permanente a través de los eternos concursos para contratos, a través de los cuales docentes de aula y hasta directores de escuelas no saben dónde trabajarán el próximo año lectivo, convirtiendo el trabajo docente en un desplazamiento continuo que no ayuda a consolidar el trabajo educativo en las escuelas.
Otro de los derechos es al de tener la garantía de una carrera pública y el ascenso correspondiente a través de una evaluación integral que tenga como centro, sin embargo, la práctica docente, es decir, su desempeño en el aula y en la escuela, considerando también la experiencia profesional traducido en tiempo de servicios; sus méritos en el proceso de su trabajo; el reconocimiento de la comunidad y de la sociedad frente a sus actividades en y fuera de la escuela; sus méritos intelectuales expresados en trabajos académicos y de creación cultural, si los hubiere; los diplomas o grados académicos que el maestros pueda obtener a lo largo de su carrera; y, claro, su actualización profesional que puede ser evaluada mediante una prueba de conocimientos y nuevas capacidades.
El derecho al ingreso a la carrera pública magisterial y al ascenso correspondiente a través de una evaluación permanente, integral, sistemática y formativa, dejando atrás la anticientífica evaluación estandarizada que el neoliberalismo ha venido imponiendo en estos años.
El derecho a una jornada laboral pedagógicamente adecuada que permita un desempeño eficiente del docente con el consiguiente beneficio académico para los  estudiantes, pues el trabajo docente no solamente exige un permanente ejercicio de estudio y planificación, sino un estado psicológico adecuado frente a grupos humanos en proceso de desarrollo y con personalidades diferenciadas desde todo punto de vista; realidad no comprendida por aquellos que ven en el maestro a un simple "facilitador" técnico a quien le basta tener conocimientos de la materia que va a enseñar y un poquito de técnicas didácticas.
El derecho a una remuneración que le permita dedicarse íntegramente a su profesión, sin dispersar su atención en otras actividades para buscar otros ingresos, sino también para tener mejores condiciones de superación cultural. La consideración del costo de vida es fundamental, pero no suficiente, pues el maestros tiene que estar también al día para superar la rutina que produce el ejercicio cotidiano de toda profesión ciento por ciento intelectual, como es la de enseñar.  ¿Cuántos libros de su especialidad o de cultura general debe adquirir el maestro,  mensual o anualmente, para mantenerse al día en el desarrollo de la cultura y de las ciencias correspondientes?  Si no tiene recursos para solventar estas necesidades profesionales, ¿con qué derecho los gobernantes le exigen un desempeño excelente?  Tampoco es suficiente: ¿puede el maestro, con sus remuneraciones, asistir a espectáculos de verdadero valor cultural y artístico?, ¿tiene acceso al periódico y a revistas de pedagogía y de investigación científica? Son preguntas necesarias para aquellos que juzgan a los maestros con la ignorancia más supina.
Estos derechos básicos de la profesión docente están incluidos en el proyecto que actualmente debate el SUTEP, con las especificaciones para entender su estructura interna y los elementos que los definen mejor.
Algunas observaciones y algunos aportes

Con una mirada más puntual en algunos conceptos y planteamientos, nos parece pertinente ofrecer observaciones y aportes para mejorar el texto. Seguiré el orden  del texto.
Debe establecerse con claridad el perfil conductor(lo subrayo) del maestro en el proceso enseñanza-aprendizaje para diferenciar ese papel del mero "facilitador", así como del concepto de "agente", palabra de pobre significado cuando se trata de formar a nuevos hombres.  Conducir es enseñar a aprender y también orientar, guiar, formar nuevas personalidades, en el caso de la educación.  Hasta en los orígenes griegos de esta profesión se trataba de "llevar de la mano" a los niños a la escuela, conducción que la pedagogía moderna tiene una traducción más completa.  En una de las tesis educativas que elaboramos en 1992 hay un texto breve sobre el perfil del maestro, cuyos conceptos considero deben ser tenidos en cuenta.
Es también importante diferenciar el peso profesional y pedagógico de lo que en el texto se denomina "formación inicial", término que viene de la UNESCO y su libro de 1996 "La educación encierra un tesoro", del que posee la "formación continua", de la misma fuente.  En realidad "formación inicial" da la idea de que los años de estudio para la consecución de un título profesional pedagógico tienen poco valor frente a la "formación continua".  Es al revés, en los estudios profesionales regulares se adquieren los fundamentos y capacidades fundamentales para ser maestro, como también para formarse en otras profesiones.  El autodidactismo, antesque una regla, es una excepción. La capacitación permanente posterior, práctica y teórica, no puede suplir a la primera.  Un profesional titulado con estudios mediocres no puede recuperar totalmente lo que no ha logrado aprender.  Los cinco años de formación profesional, si son de estudios serios y sistemáticos, no pueden ser iguales a cursos de capacitación permanente a distancia o en períodos cortos presenciales, etc.  Estos pueden ayudar a actualizarse y perfeccionarse en nuevas tecnologías, pero nada más.  Los neoliberales, para justificar la subvaluación de la profesión docente y del título profesional, pretenden otorgar a la "formación continua" el mayor peso académico para formar en los nuevos maestros la idea de que si no se "superan" no tienen derecho a una remuneración adecuada a su profesión.  Considero establecer que la formación profesional que otorga el título pedagógico en estudios universitarios (en adelante) es la principal, básica, fundamental, necesaria.  La capacitación permanente es complementaria.
Al hablar de democracia en educación debe establecerse la expresión"igualdad de oportunidades para todos", niños y jóvenes, sin necesidad de utilizar esa palabreja tan manida por los neoliberales, la "inclusión", con la cual pretenden reemplazar al término "igualdad".  El principio de justicia con el cual debe comprometerse el maestro se orienta a la igualdad como producto de una educación gratuita y universal, derecho humano que no está sujeto al deseo de "incluir" a los demás, pues es responsabilidad del Estado que debe dar las condiciones necesarias y suficientes para que la escuela  (y los maestros) desarrolle su trabajo.
Se debe establecer el derecho que tienen los maestros, a través de su gremio, de proponer alternativas en materia de políticas educativas, que sean escuchados y se promueva un diálogo serio para enriquecer esas políticas.  Otra cosa es que los gobernantes no incluyan los aportes de los maestros, lo que da lugar a la asunción de responsabilidades por quienes, desde el gobierno, imponen sus decisiones.
La formación de profesores debe realizarse, en adelante, en las universidades públicas, pues debe ser gratuita y sujeta a  una planificación en el tiempo y a una estructura curricular científica.  Dispersar la  formación de los maestros en establecimientos de distinta naturaleza y sujetos a intereses de personas y pequeños grupos es convertir a la formación docente en una suerte de fragmentación "formativa", consecuencia  que hoy vivimos luego de 20 años de negocios y mediocridades.
Las becas deben otorgarse exclusivamente para la formación de investigadores en el campo de la pedagogía y/o la administración de la educación.
No se debe dejar de precisar que entre los derechos de los maestros está la participación en actividades políticas y ciudadanas.  El maestro no es un ciudadano de segunda ni tercera categoría.
En el proceso de evaluación docente es necesario establecer que es una función del Ministerio de Educación con  sus instancias regionales, locales y escolares, mas no de terceros, incluidas las universidades, pues estas desarrollan su proceso de evaluación durante la formación de los maestros en sus aulas. Por lo demás, ya sabemos que con la tercerización de la evaluación docente hemos asistido a la mediocridad y al pillaje.
La Maestría y el Doctorado deben tener un peso específico en los puntajes para las evaluaciones, pero no como condiciones necesarias para postular a un determinado nivel de la escala profesional.  No es un requisito necesario tener un grado académico para el adecuado desempeño de la profesión docente en el aula.  Esos grados constituyen niveles superiores de investigación, también del ejercicio de la docencia en el nivel superior universitario.  Quienes han obtenido esos grados casi en ningún caso han permanecido como maestros de aula. Lo que han hecho los neoliberales es mistificar esos grados como sinónimos de "buenas prácticas" en la docencia, pero con el objetivo de llenar las universidades con profesionales convertidos en clientes del negocio de la educación superior.  Para menospreciar más un título profesional, vienen hoy generalizando los términos "pregrado" y "postgrado", haciendo este último un paso obligado para ejercer  con "eficiencia" la profesión.
Es muy objetable que en una nueva Ley Docente se mantenga el sistema de contratos.  Si hay que mantener los concursos para el ejercicio de la docencia, lo mucho que se debe aceptar es que los concursantes deben llegar al nombramiento.  Que los gobernantes no acepten este derecho a la estabilidad laboral es responsabilidad de ellos y no de los maestros y su gremio.
Debo concluir las sumarias observaciones anteriores señalando que se requiere una redacción adecuada desde el puntode vista de la lógica jurídica: orden en la estructura general del texto, mejor redacción para evitar redundancias de conceptos y preceptos (artículos e incisos).  Siendo formales, ayudarán a que el texto sea más coherente en sus planteamientos (coherencia interna).
Final

Finalmente, un llamado a todos los maestros a intervenir en la discusión, ofrecer sus aportes, sus  inquietudes, y tener en cuenta que esta propuesta, para que sea atendida, se requiere de la más grande unidad, pues sin ella no será posible dar la gran lucha para ser escuchados.  Los neoliberales difundirán la mentira de que los maestros están buscando privilegios.  Así fue en el pasado.  Así será en el presente.  Así será en el futuro hasta que un nuevo orden social nos dé la garantía de una nueva educación y de una nueva situación de los trabajadores en la educación.  Se requiere generar una correlación de fuerzas que haga posible la discusión de este proyecto  en el parlamento con el apoyo de los estudiantes y padres de familia, pero convocando también a los intelectuales interesados por una mejor alternativa educativa con la correspondiente política magisterial.
Iquitos, marzo 12 del 2012
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Perú: el nuevo gobierno y la educación, los anuncios y la realidad

Perú: el nuevo gobierno y la educación, los anuncios y la realidad

                    José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Ed Social para la Escuela Pública en las Américas (Canadá), ex Secretario General del SUTEP

 

En los últimos días el gobierno del presidente Humala Tasso ha hecho anuncios sobre el incremento del presupuesto educacional para el año 2012,  la aplicación del Programa Cuna Más que ofreciera durante su campaña electoral y las metas de mejorar el rendimiento en comprensión lectora, matemáticas y ciencias, según los requerimientos de las pruebas PISA.  Mientras tanto, la Ministra de Educación, de las canteras de Foro Educativo y del Consejo Nacional de Educación, al igual que sus viceministros, entre diálogo y diálogo con la dirigencia nacional del SUTEP (Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación del Perú), sigue persistiendo en buscar la "aplicación plena" de la Ley 29062, mal llamada Ley de Carrera Pública Magisterial (CPM) que el gobierno aprista y el Parlamento correspondiente aprobaron y promulgaron.  

El apoyo interesado de Idel Vexler Talledo

Como ocurre con las propuestas de carácter económico, que tranquilizan a los neoliberales, los anuncios del nuevo gobierno en materia educativa están mereciendo elogios por los mismos funcionarios del gobierno anterior y de aquellos que, sin ser funcionarios, han apoyado todas las políticas educativas de aquel. 

El más significativo de los apoyos viene del profesor Idel Vexler Talledo, ex Viceministro de Educación del gobierno aprista, también integrante  de Foro Educativo y relacionado con la educación privada, premiado con varios Honoris Causa, lo que le otorga la autoridad que mucho pesa en nuestro país del barroco administrativo. De todos los artículos que Vexler viene escribiendo en la columna Notas de un Educador, en la página de opinión de La República, nos parece resaltante el artículo Anuncios sobre educación (La República de Lima, 05/09/2011, p. 12).

Su primera idea no puede ser más contradictoria con la actuación del Ministerio del cual formó parte entre el 2006 y el 2011: "Se han establecido como altas prioridades las de atender la educción inicial y rural, en el marco de una reforma del Ministerio de Educación que fortalezca su rectoría nacional". Semejante saludo a los anuncios serían considerados sinceros si, en su momento, hubiese protestado por el abandono de la educación pública durante el período indicado, con un presupuesto que llegó al 2.9 % del PBI, manteniendo los wawawasis y los PRONEI en la precariedad pedagógica y remunerativa, como siempre han estado,  abandonando la educación rural a su suerte y convirtiendo al Ministerio de Educación en una simple agencia de concesiones de negocios a empresas privadas, incluso para la elaboración de material didáctico de dudosa calidad.

Pero donde sí expresa su reacción sincera es cuando el gobierno actual anuncia la continuidad de la llamada meritocracia a través de la CPM, aun cuando Vexler apruebe también el "énfasis" en "la evaluación de la especialidad y el desempeño", algo impensable en las evaluaciones estandarizadas aplicadas desde 1995 y elevadas a la enésima potencia de la calidad desde el 2007.  No podría ser mejor para Vexler Talledo el continuismo meritocrático, que no solamente se expresa como evaluación estandarizada, sino también como promotor del  espíritu competitivo e individualista entre los maestros, además de ser un instrumento para segmentar a los maestros en un escalafón cuyos niveles IV y V son solamente para no más del 10% de maestros, luego de endeudarse para obtener maestrías y doctorados al precio del libre mercado enriqueciendo a los dueños de las universidades privadas. 

Con falaz afirmación, dice que las críticas que hubo sobre la CPM no fueron  a esta Ley sino a los procedimientos, a su implementación y no a la norma.  Como estaba en su atalaya ministerial, Vexler no pudo enterarse de lo que no le interesaba leer o escuchar. Parece que leyó solamente a periodistas áulicos o ignorantes en materia educativa. ¿Y desde cuando la implementación de una Ley se hace al margen del espíritu de esta?  Lo que debe agregarse es que esa implementación se dio también con el "valor agregado" de la corrupción y el clientelaje aprista.

El colmo de Vexler es que ahora acepta que la municipalización de la educación "no caminó" y que "es un acierto" desactivarla.  Tampoco se enteró que ese engendro pinochetista hace tiempo que fracasó en Chile, en Bolivia, En México y otros países. ¿Ignorancia o intereses burocráticos?

También afirma un acierto seguir en el marco del Proyecto Educativo Nacional, cuyo contenido es simplemente declarativo en sus objetivos generales, pero irreales como proyecto, pues el verdadero proyecto educativo se encuentra en la Ley General de Educación, norma neoliberal que legaliza toda la reforma que dejó el fujimorismo.  Es irreal cuando se dice que con el 0.25% de aumento anual del presupuesto para la educación se llegará en cinco años al 6% del PBI, pues el aumento demográfico escolar y la inflación absorben ese magro incremento.  Además el programa neoliberal, sin no es reemplazado por otro, impedirá un aumento sustancial del presupuesto para la educación.

Como una especie de juzgador, luego de haber cumplido funciones principales en la farsa educativa del gobierno aprista, reclama la jornada escolar de las 8 horas, propuesta que no es condición necesaria para generar una nueva educación en el Perú.  No hay presupuesto ni para los gastos de la jornada actual, y se pretende prolongarla con las mismas remuneraciones a los maestros.

Los anuncios y la realidad

Es muy fácil en el Perú republicano ensalzar medidas políticas sin profundizar el análisis de su contenido y del marco en el cual se realizan.  Tales han sido las reformas educativas de los últimos 50 años, muy pródigas en enunciados efectistas, pero vacías en su relación con la realidad objetiva del Perú.

Soy testigo directo, durante la lucha contra la reforma educativa neoliberal de Fujimori y Montesinos (1990 – 2000). Periodistas y "expertos" ponderaban las medidas de aquel régimen, hasta la construcción de deficientes locales escolares.  Otro tanto ocurrió durante los dos primeros gobiernos del siglo XXI: Plan Huascarán, Colegio Mayo, Colegios Emblemáticos, Meritocracia y evaluaciones estandarizadas, capacitaciones y concursos y, como non plus ultra, la CPM.  En no pocos artículos de opinión en La República de Lima el extinto profesor universitario y lingüista, Luis Jaime Cisneros ha expresado su apoyo a los concursos y las evaluaciones estandarizadas realizados por el gobierno aprista, inclusive con expresiones despreciativas hacia los maestros y su sindicato, muy propio de personas que no tuvieron jamás la necesidad de organizarse para defender sus derechos como trabajadores. .¿En qué hemos quedado con todo el "presupuesto por resultados"? 

¿Es tan difícil restituir los derechos de los maestros y discutir una nueva Ley del Profesorado,  que contenga una verdadera carrera pública magisterial?  Es difícil y hasta imposible si es que no se parte de la revaloración de la Escuela Pública y la reducción drástica de la privatización  de la educación. 

Se requiere una nueva ley de educación, democrática y patriótica, integral y científica, que exprese la unidad de escuela y trabajo, que garantice igualdad de oportunidades para todos con la gratuidad y la universalidad de la educación como derecho y no como negocio.   Al margen de un proyecto de nueva educación, el gobierno del presidente Humala pretende, con sus anuncios, revertir la situación de crisis de nuestra educación.  Sus medidas anunciadas, no cabe duda, son avances frente a los fracasos del pasado, pero no garantizan, por su enfoque parcial, un cambio sustancial como el que requiere el Perú y su pueblo.

Revisar la CPM, aun cuando no se plasme en una nueva ley, podría significar algunos derechos para los maestros.

El incremento del presupuesto para ciertos programas de educación inicial y rural, y otros de la educación básica, nos pueden llevar disminuir las profundas desigualdades educativas y matricular a más niños de los sectores más marginados del Perú.

La supresión de la municipalización educativa es también un golpe certero al proyecto neoliberal de descargar el mayor gasto de la educación en los padres de familia vía las municipalidades, la famosa descentralización del Banco Mundial cuyo responso se está cantando en Chile.  Sabemos que hay sectores interesados en que la municipalización continúe, pues algunos alcaldes y hasta gobiernos regionales tienen la idea de que bajo su control podrán manejar el presupuesto educativo como vienen haciéndolo, con corrupción de por medio.  Pero la municipalización de la educación, además de sus implicancias económicas, tiene también efectos pedagógicos y laborales nada favorables para resolver la crisis de la educación peruana, como no lo tuvieron en Chile.

Con todo lo positivo que puedan tener las recientes, y quizás no únicas, medidas del nuevo gobierno, su capacidad para desmontar la reforma educativa neoliberal es escasa, casi nula, por hoy. 

El diálogo del SUTEP con el gobierno, sin dejar de ser un instrumento de lucha reivindicativa, debe debatir también los aspectos educativos y pedagógicos. 

Iquitos, setiembre 05 del 2012

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EL NEOLIBERALISMO Y SU IMPACTO EN LA EDUCACIÓN EN AMERICA LATINA

 

 

José Ramos Bosmediano

 

PRESENTACION

 

Este texto fue escrito para ser expuesto en Foro Social de las Américas realizado en Quito, Ecuador, del 25 al 30 de julio del 2004, como parte del Foro Social Mundial que, durante los mismos días, se realizó en Porto Alegre, Brasil.  Con algunos cambios de escritura lo publicamos hoy en forma de libro.

El impacto de las políticas neoliberales en la educación de los pueblos de América Latina y El Caribe viene siendo evaluado con mayor seriedad desde fines de los años 90, específicamente cuando la UNESCO y el Banco Mundial aplicaron la medición de la calidad del rendimiento en l997, cuyos resultados fueron publicados en l998, pero que algunos gobiernos trataron de ocultar por los negativos resultados que habían producido dichas reformas y su proclamado objetivo de "mejoramiento de la calidad" de la educación.

 

La Red Social para la Educación Pública en las Américas (Red SEPA) discutió el tema entre l998 y l999, en el proceso de preparación de su Conferencia Hemisférica llevada a cabo en Quito en l999, en la búsqueda de una acción coordinada de investigadores, organizaciones sindicales y populares, organizaciones de estudiantes e indígenas para enfrentar el proyecto neoliberal del Consenso de Washington que busca liberalizar el servicio educativo y erosionar la escuela pública.

La evaluación no ha concluido.  Es más, las conclusiones obtenidas hasta hoy no han llegado a todos los sectores involucrados, inclusive dentro de los propios colectivos magisteriales; mucho menos a los amplios sectores populares de nuestra América. Los propios gobiernos y su burocracia reformadora se preocupan más en seguir difundiendo los parámetros pedagógicos y de gestión educativa del neoliberalismo, como si no hubiese nada de discutible en su aplicación y como si nada hubiese pasado.

 

Desde entonces, nuevas mediciones de la calidad han sido realizadas por organismos internacionales; los sindicatos de educadores de los países latinoamericanos y caribeños han realizado un sostenido proceso de evaluación y denuncias de las reformas educativas en cada uno de los estados nacionales; los propios gobiernos han introducido nuevos elementos dentro de sus reformas como políticas de emergencia para superar los "errores" y "vacíos" de las mismas; se han multiplicado las publicaciones de estudios específicos sobre experiencias y resultados de las reformas educativas de la ola neoliberal. El propio Banco Mundial evaluó, en su Foro Mundial de Dakar en el año 2000, los resultados de su proyecto "Educación para Todos" trazado en l990 en Jomtien. Tenemos, pues, un mejor panorama de la situación de la educación en las Américas después de 20 años de reformas neoliberales.

Agregamos a lo anterior la evaluación del neoliberalismo como modelo económico y sus connotaciones sociales, políticas y culturales que se ha venido haciendo en los últimos años, cuando, desde sus propios mentores, como Soros y Stiglitz, sólo para mencionar dos ejemplos, se plantea del fracaso del recetario neoliberal implementado por el FMI y el Banco Mundial. Esta mea culpa de los neoliberales debilita los argumentos fundamentalistas del neoliberalismo ortodoxo, abriendo mejores posibilidades para quienes, desde posiciones democráticas y populares, hemos venido combatiendo las políticas del capitalismo y su modelo salvaje.  Pero lo más importante que tenemos hoy, sobre la evaluación del neoliberalismo, constituye el conjunto de nuevos estudios sobre este fenómeno de la globalización con criterios científicos y de compromiso con la lucha por una alternativa que dé a nuestros pueblos las herramientas intelectuales para elevar su conciencia social transformadora y forjadora de un mundo mejor. Para el objetivo de esta exposición nos apoyamos en algunos textos, como "Los Retos de la Globalización. Ensayos en Homenaje a Theotonio Dos Santos" (LOPEZ SEGRERA, Francisco: 1999), "El Malestar en la Globalización" y "Los Felices 90. La Semilla de la Destrucción" (STIGLITZ, Joseph E.: 2002 y2003, respectivamente), "Globalización y Neoliberalismo: ejes de la reestructuración del capitalismo mundial en el Estado en el fin del siglo XX" (RAMOS PEREZ: 2002),   "El Horror Económico" (FORRESTER, Viviane: l997), "Educación y Exclusión en América Latina. Reformas en Tiempos de Globalización" (RIVERO, José: l997), "Descentralización del Sistema Escolar en Chile" (ESPINOLA, Viola: l991), entre los más importantes que hemos considerado como referentes imprescindibles. Los movimientos denominados "antiglobalización" y las grandes jornadas de lucha en Seatle, Québec,  Porto Alegre, Davos o Cancún, se nutren del nuevo espíritu que viene creciendo bajo el lema "un mundo mejor es posible", es decir, con la convicción de que  la construcción de una sociedad justa es no sólo una necesidad sino la gran posibilidad que se abre frente al fracaso del capitalismo para resolver los grandes problemas de la humanidad y de cada uno de los pueblos sometidos al más inhumano proceso de polarización social de la historia entre una minoría poderosa y una inmensa multitud sometida a las más precarias condiciones de existencia.

 

Nos proponemos una exposición que empiece definiendo los marcos de la globalización y del neoliberalismo en el mundo actual, como escenario ideológico y concreto que fundamenta las políticas educativas del mismo signo.  Luego consideraremos las teorías neoliberales sobre la educación y las políticas educativas aplicadas en cada uno de los países. A continuación resumiremos los impactos de esas reformas tomando como base las conclusiones a que han llegado quienes, individuos o colectivos, se han preocupado por estudiarlos.  Finalmente trazaremos algunas perspectivas de  las reformas neoliberales y de nuestra lucha por forjar una nueva alternativa educativa.

 

Hemos considerado necesario acompañar al presente trabajo el texto "Alternativa para una Educación Democrática en América, que elaboramos para la Red SEPA y que fuera discutida y aprobada en la Conferencia Hemisférica de octubre de 1999.  Debe tenerse en cuenta que este último documento recoge los planteamientos básicos del Proyecto de Ley General de Educación y Cultura del SUTEP, elaborado en 1992 sobre la base de las tesis educativas del mencionado sindicato.  Ambos documentos se complementan.  El primero es la premisa analítica del contexto económico, político y social abordado de manera resumida. El segundo es un resumen de propuesta de reforma educativa democrática, nacional y popular desde los reales intereses de los pueblos latinoamericanos y caribeños.

Es de nuestro interés que este modesto aporte sirva para que los maestros peruanos acrecienten sus convicciones en la dura y larga lucha por forjar una nueva educación en el Perú y en América Latina, unida a la lucha por un nuevo orden social en el cual el socialismo es la alternativa al capitalismo.

 

 

I.  EL ESCENARIO MUNDIAL, LA GLOBALIZACIÓN Y EL NEOLIBERALISMO

 

Los acontecimientos políticos y militares producidos en los primeros años del nuevo siglo que vive la humanidad corroboran, con mayor evidencia y corrección, la unipolaridad del dominio mundial que se inicia con la caída de lo que se llamó el socialismo real, de aquel espacio político y social que pugnaba, con todos sus avances y defectos, por perfilar una sociedad diferente a la marcada por el modo de producción capitalista. Pese a las  reticencias de algunos estados imperialistas y de la propia República Popular China, EE.UU. ha impuesto y viene manteniendo su política hegemónica y su estrategia militarista de "guerra preventiva" para mantener su posición de gendarme mundial, de modelo de democracia, de árbitro para la solución de los problemas en cualquier rincón de la tierra.

El dominio unipolar del mundo se ha convertido en una realidad indiscutible. La multipolaridad  es la tendencia  en el proceso de la globalización, en la cual la nueva unidad europea pretende erigirse en alternativa paralela frente a la hegemonía estadounidense, poniendo por delante el factor económico antes que el militar y tratando de definir una cultura de lo europeo en la pugna por la hegemonía mundial.

 

El proyecto asiático liderado por el Japón deviene también parte de la tendencia multipolar, a lo que se debe agregar la emergencia de la economía de la  República Popular China y su sostenido crecimiento económico entre 8 y l0 % durante las últimas décadas, lo que le asigna un papel particular en todo el planeta y en el propio continente asiático.

 

Se trata de un mundo dominado por el sistema capitalista con hegemonía estadounidense, sin la competencia política que le planteaba el desaparecido bloque socialista. Este dominio unipolar no sería posible sin el despliegue de una estrategia de regionalización del dominio económico a través de supuestos procesos de integración para dividir el dominio de los mercados en el mundo dela globalización neoliberal.  La globalización en el plano económico ha obligado  a crear un organismo supranacional, la OMC, cuya función es asegurar el marco general para el ordenamiento del comercio y las inversiones que garanticen la reproducción de la tasa de ganancia del capital globalizado y sus pocos beneficiarios. Así como el capitalismo creó el FMI y el Banco Mundial para orientar la economía capitalista mundial en los últimos cincuenta años del siglo XX, producida la globalización a partir de la década de los 70 y su consolidación durante los 90, los capitalistas diseñaron el nuevo organismo para reordenar la economía mundial en función del modelo neoliberal, obligando a todos los países ingresar al nuevo "club" donde unos cuantos se divertirán de la mejor maneara mientras la mayoría sólo podrá resignarse a cumplir el papel de "mozo".  El FMI y el BM siguen cumpliendo su papel de control de los capitales y de promotor de las "reformas estructurales", respectivamente.

La globalización como fenómeno de dimensiones económicas, sociales, políticas y culturales en la fase imperialista del capitalismo, se ha configurado sobre la base de la mundialización del capital, el desarrollo de la tercera revolución científico-tecnológica , la configuración de una ideología pragmatista y fundamentalista que se presume "pensamiento válido único" y la implantación unilateral y coercitiva del modelo económico neoliberal, que constituye la aplicación concreta de la globalización capitalista actual, por lo que es adecuada la denominación de globalización neoliberal.

No todos los analistas coinciden en ciertos elementos de la globalización, incluso en el señalamiento de sus causas y factores de surgimiento y desarrollo acelerado en los últimos 30 años del siglo XX. Hay, a nuestra manera de percibir el fenómeno y los análisis diversos  que se vienen haciendo, tres apreciaciones generales:

 

a)     La globalización actual es un fenómeno que prueba la eficacia, la corrección del sistema capitalista frente a cualquier otro, específicamente frente al socialismo; que beneficia a la humanidad creando las condiciones para el perfeccionamiento de la democracia de raíz occidental; por lo tanto, no hay razón para oponerse a ella ni pretender sustituirla por  otra diferente; lo que nos queda como único camino es desarrollarla para expandir sus beneficios a todos los pueblos. Esta visión corresponde al conservadurismo burgués y su ideología fundamentalista, profundamente dogmática e irracionalista,  que corresponde al papel asignado al mercado como supuesto motor del desarrollo, lo que lleva a una concepción irracionalista de la historia, produciéndose una contradicción insoluble con el propio desarrollo científico y tecnológico, de raíces racionalistas y dialécticas. No en vano autoridades gubernamentales conservadoras están promoviendo la eliminación de los temas de la evolución como categoría histórica y natural del currículo escolar hasta la educación básica, en Italia y en algunos estados del país de Abraham Lincoln. Esta visión de la globalización es, por otro lado, compartida por la mayoría de los partidos y gobernantes de los países subdesarrollados, cuya actitud acrítica e interesada coincide con su conducta gubernamental sumisa frente a los proyectos hemisféricos del Consenso de Washington, a todas las medidas emanadas del FMI y del Banco Mundial, a los nuevos proyectos de la OMC y del ALCA en América Latina y El Caribe. Esta es la globalización ideológicamente imperante que aplica el esquema neoliberal en todas sus dimensiones y consecuencias, fiel a sus orígenes en Monte Peregrino, Suiza,  hace ya más de 30 años.

 

b)    La globalización actual ha fracasado porque los mecanismos de su aplicación neoliberal no han sido manejados de acuerdo con los intereses de los gobiernos y de las poblaciones donde se han adoptado las recomendaciones de los organismos internacionales, a los cuales habría que reformarlos o recomponerlos para que la globalización neoliberal "funcione para los pobres" también. Esta concepción obedece a una visión parcialmente crítica de la globalización imperante.  Es la crítica a las formas con que opera el capital pero no a sus fundamentos basados en la economía del libre mercado capitalista, a la lógica del capital que busca  reproducirse incesantemente en beneficio de los capitalistas, habiendo llegado en el momento actual a su globalización como expresión más desarrollada del dominio imperialista. De esta visión surgen las corrientes políticas de la tercera vía y de los proyectos de neoliberalismo con "rostro humano" , de reformas "dentro de la reforma" estructural neoliberal, de la propuesta de otorgar al Estado un papel más activo y presencial en el manejo de la economía, pero  -eso sí- sin afectar a los inversionistas privados ni incumplir con los compromisos de pago de  la deuda externa; sin poner en peligro la gobernabilidad con políticas "populistas" a favor de los trabajadores y de los sectores marginados de la población.  Para esta concepción de la globalización los gobiernos deberían de ampliar los programas sociales a efecto de que el malestar social no vulnere la gobernabilidad y el estado de derecho de modelo democrático-burgués de Estados Unidos.  Mirando el Brasil y la Argentina de hoy,  que pugnan por manejar la crisis combinando políticas neoliberales con programas sociales y actitudes más críticas y exigentes de sus gobiernos frente a los organismos capitalistas internacionales, podríamos deducir que es insuficiente la crítica parcial de la globalización, o la alternativa de pretender utilizar los instrumentos económicos y políticos del neoliberalismo para construir un nuevo orden social o, por lo menos, para resolver algunos problemas acuciantes de nuestros países.

 

c)    Hay, sin embargo, una visión dialéctica de la globalización, que la sitúa como un fenómeno surgido del proceso histórico del desarrollo capitalista, configurado en la segunda mitad del siglo XX, impulsado por la dinámica propia de la mundialización del capital y acelerado por los avances científicos y tecnológicos de la informática, la robótica y la biogenética, principalmente. Sus elementos positivos son subsumidos por el sistema capitalista y puestos a su servicio, condicionando sus mecanismos y procesos en todos los ámbitos de la actividad humana, predominando los intereses de las clases que dominan esos mecanismos y procesos, convirtiéndose la globalización en un fenómeno supeditado al problema del poder. La herramienta práctica de la globalización capitalista actual es el proyecto neoliberal, su programa universal y concreto al mismo tiempo, que hace posible que sus elementos económicos, sociales, políticos y culturales se apliquen a escala global en cada una de las "aldeas globalizadas". Desde esta concepción hay corrientes de lucha contra la globalización neoliberal que se expresan de diversas formas, desde los estados y naciones que luchan por defender las conquistas del socialismo, hasta los colectivos sindicales, populares, indígenas, intelectuales y artísticos, fuerzas políticas socialistas y progresistas, foros y redes, en el horizonte de crear las condiciones para el avance cualitativo y cuantitativo de las fuerzas del cambio y la transformación social que supere el orden económico y social imperante e impuesto por la globalización actual. La crítica y la propuesta se unen en esta visión; las armas de la crítica y la crítica de las armas, juntas.

 

El tiempo de aplicación del neoliberalismo ha sobrepasado los 20 años. La globalización que le fundamenta sobrepasa los 30. La duración de ambos fenómenos tiene que ver con varios factores y es necesario avizorar perspectivas para poder generar alternativas de transformación.

 

Un primer elemento que queremos señalar es que ambos fenómenos corresponden, en su desarrollo y perspectiva, al presente y futuro del sistema capitalista. Por un lado, a sus posibilidades de seguir reestructurándose para mantenerse como sistema de dominación hegemónica, lo que significa que la clase correspondiente, la gran burguesía internacional, siga teniendo la suficiente capacidad de iniciativa para impulsar, como lo viene haciendo hasta ahora, la reestructuración del sistema que le es útil para perpetuar su dominio de clase, apelando a estrategias no sólo de manipulación cultural, sino de aplicación de la fuerza militar y el chantaje económico. Pero por otro lado hay que considerar las posibilidades de la lucha de naciones, pueblos, clases y minorías descontentas frente al dominio omnímodo del capitalismo internacional. La historia de la humanidad ha demostrado, en distintas etapas de tránsito de situaciones de crisis de los sistemas imperantes hacia nuevas y progresivas fases del desarrollo social, que las nuevas fuerzas de transformación han jugado su papel activo y principal para el derrumbe del viejo sistema y la construcción del nuevo orden. En esta etapa de la historia humana no puede ser de otra manera y por eso es necesario señalar las perspectivas de la globalización capitalista y su programa neoliberal en curso.

 

  1. La crisis global del capitalismo no es ignorado por nadie que tenga la capacidad de evaluar lo que ocurre con la economía y la sociedad. El programa neoliberal     ha sido trazado para enfrentar, previsoramente, la crisis del modelo keynesiano que ya se mostraba incapaz de garantizar la suficiente tasa de ganancia para la reproducción del capital en las mismas condiciones de la compra-venta de la fuerza de trabajo que la clase obrera y el movimiento socialista internacional habían obligado a conceder a los empresarios a través de su lucha en el contexto del      "Estado del Bienestar". Era necesario, en consecuencia, arrebatar a los sectores sociales desposeídos parte de sus beneficios y desmontar las importantes funciones económicas de redistribución de la riqueza que los estados se vieron obligados  a asumir después de la gran crisis de l929-33. La vuelta a la clásica economía de libre mercado se convirtió en  un imperativo para el capital y los capitalistas, pero en nuevas condiciones y con tareas de desmontaje social de derechos conquistados por los trabajadores y  las propias poblaciones, tanto del mundo desarrollado como de los países pobres y oprimidos. El "horror económico" de fabricar desocupación masiva para abaratar la fuerza de trabajo fue una de las iniciativas del grupo del Monte Peregrino, lo que se concretizó en las medidas de flexibilización laboral, eliminación de los costos laborales, sistemas de contratación temporal, eliminación de pactos colectivos de trabajo, ausencia del Estado como elemento tuitivo en la relación entre trabajadores y empresarios. Se planificó la privatización de las empresas y activos del Estado, incluyendo los servicios públicos para generar ahorro interno al servicio de los inversionistas privados, concentrando la mayor atención en las empresas estratégicas y , por supuesto, más rentables. Se obligó a los países pobres a priorizar el pago de la deuda externa aunque el deudor más grande del planeta, EE.UU., no lo hiciera, reduciendo en  aquéllos su ya mermada capacidad de inversión productiva y social. La aplicación de este programa requería, por cierto, de estrategias políticas con fuertes ingredientes ideológicos y suficiente capacidad de persuasión. Primero, un ataque frontal contra el Estado-empresario, por ineficiente y monopolizador, obstáculo para las innovaciones y la competencia del mercado. Segundo, la sobrevaloración del papel del sector privado para generar puestos de trabajo y mayores ingresos tributarios para el Estado. Tercero, el papel casi milagroso de la libre competencia para que micros empresarios surjan y se desarrollen en el mundo globalizado, no importa que en éste escenario unas 500 transnacionales impongan las condiciones del mercado, los precios y los requisitos internacionales para comprar y vender mercancías. Cuarto, desde una concepción idealista del conocimiento y de la ciencia como creación social, los neoliberales, tergiversando el papel del desarrollo científico y tecnológico, han creado la idea de   que es suficiente su posesión como bien de consumo para garantizar economías de abundancia en el marco de la "sociedad del conocimiento", cuando, precisamente, en las propias negociaciones de la OMC, del ALCA y de los TLC las transnacionales pretenden imponer el monopolio de las patentes de sus productos y fórmulas, reduciendo a millones de seres humanos y a la mayoría de países a la condición de consumidores obligados de sus productos, impidiendo en estos el surgimiento de una industria químico-farmacéutica nacional y, por ende,  una política de salud soberana al servicio de toda la población. Una sociedad diseñada de la manera en   que estamos exponiendo las estrategias del neoliberalismo, que no son las únicas, sólo puede producir mayores desigualdades en el planeta. ¿Y no es acaso que la mayor concentración del capital es hoy una de las consecuencias más visibles de las políticas del Consenso de Washington, que perturba el sueño incluso de sus propios implementadores?

 

  1. Los neoliberales han pretendido producir una economía capitalista estable en un clima social sin contratiempos, sin lucha de clases, sin conflictos internacionales. Este anhelo se acrecentó a  partir de l989 con la caída del Muro de Berlín, como símbolo de la única alternativa que quedaba a la humanidad para una vida feliz: el sistema capitalista. El fin de la Guerra Fría significó para sus ideólogos el "fin de la historia" y de las ideologías. Lo que hoy ocurre en el mundo significa todo lo contrario. De la estrategia de la "guerra de baja intensidad" la potencia imperialista principal ha pasado a la estrategia de la "guerra preventiva", como ocurre con Afganistán e Irak, que son hechos ya consumados. Nada hace presumir, como quisieran los actuales dueños del  mundo, un siglo XXI de paz creado por el gran capital y  las transnacionales. ¿No significa esto un fracaso mirando la historia en perspectiva y no sólo en el corto plazo? La resistencia de los pueblos, la lucha multifacética de los trabajadores, las exigencias ciudadanas por el respeto a sus derechos, son los hechos que marcarán el presente siglo, a lo que se debe agregar la persistencia de la lucha por el socialismo.

 

  1. Se constata el fracaso del neoliberalismo. Podemos mencionar, para ilustrar ese fracaso, no solamente el empeoramiento de las condiciones de vida de las tres cuartas partes de la humanidad, ni el grado de concentración del capital a que ha conducido la estrategia de privilegiar la libre competencia, sino los propios contenidos de las discusiones en las que se enfrascan los funcionarios de los organismos internacionales. Así tenemos que en Lima, durante la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizado en el mes de marzo, las "eminencias" de la "planificación estratégica" concluyeron: (a) la pobreza ha aumentado en América Latina, (b) no hubo crecimiento sostenido de la economía, (c) se han incrementado  las concentraciones monopólicas. A partir de estas comprobaciones, se planteó un conjunto de alternativas para superar las "fallas" del modelo, desde las más agresivas y continuistas hasta las más ingenuas por sus buenas intenciones.  Entre las primeras están: completar las reformas neoliberales, es decir, profundizar el capitalismo salvaje; modernizar más las economías emergentes y reducir la volatilidad de las mismas. Las propuestas que expresan buenas intenciones se resumen como sigue: promover alianzas  entre capitales estatales y capitales privados para las inversiones, con mayor importancia de los privados; aprovechar el crecimiento que se inicia en el 2004, sobre cuya perspectiva el actual Ministro de Economía y Finanzas del Perú y conocido defensor y ejecutor de las reformas neoliberales, Pedro Pablo Kuczynski, afirmó al respecto que tenía "la visión de que América Latina esta empezando una década de crecimiento", agregando que "este año, 2004, es el inicio de una nueva era"; más mercado y más Estado para eliminar concentraciones monopólicas y generar un "nuevo Estado del Bienestar; la de Fernando Enrique Cardozo, en el sentido de "volver a tejer relaciones entre economía y democracia", porque el Estado no es una empresa ni un tema de eficiencia gerencial, contradiciendo con el verbo todo lo hecho en el Brasil durante sus dos períodos gubernamentales; y como para jugar con la terminología de moda, advirtieron que no se debe caer ni en el populismo ni en el tecnocratismo y que hay que promover la pequeña y mediana empresa (LA REPUBLICA: 28.03.2004: 23 y 01.04.2004: 11). Más adelante, en el mes de mayo, el Banco Mundial dio a conocer los resultados de su estudio sobre la situación económica y social  de América Latina y El Caribe, señalando, entre otros elementos, los siguientes: "América Latina y El Caribe es la región del mundo con el mayor nivel de desigualdad no sólo en el ingreso, sino también en los servicios como educación, salud, telefonía"; aplicando el Coeficiente de Gini, Brasil es el país con mayor desigualdad y Guatemala es el país donde el 10% más rico recibe el 47,3% del ingreso total, mientras el 20% más pobre sólo recibe el 4,2% (LA REPUBLICA: 12.95.2004: l7). Estos datos, que describen objetivamente los resultados de la globalización y del neoliberalismo, se unen a las crisis financieras que se desataron durante la segunda mitad de la década de los 90 en el Asia y que se produjeron también en México, Brasil, Argentina, convirtiendo en  volátil los capitales que habían ingresado sólo para multiplicarse, sin crear en estos últimos una economía sólida. Lo ocurrido en Argentina a partir del menenismo constituye la prueba más fehaciente de lo que significa la aplicación del neoliberalismo.

 

  1. La preocupación central del neoliberalismo al iniciarse el  siglo XXI y hacia delante es imponer las condiciones establecidas con la creación de la OMC en el plano mundial y del ALCA en lo que respecta a América Latina y El Caribe.  Ciertas resistencias sobre la liberación de los mercados respecto a las políticas de subsidios que aplican los países más ricos, tanto de Norteamérica como de Europa, son expresiones concretas de las contradicciones existentes entre los países imperialistas y los países pobres, pero cuya confrontación es sólo parcial por cuanto los gobiernos de estos últimos carecen de un proyecto nacional de desarrollo con soberanía, de contenido popular y democrático. Sin embargo, esta resistencia no se agota en las exigencias gubernamentales para la eliminación de los subsidios y mejores condiciones para las exportaciones de los productos del mundo subdesarrollado, sino que proviene también, y con un evidente espíritu democrático y popular, de los más amplios sectores que expresan el descontento existente frente a la globalización capitalista. Aquí está la raíz de la denominada lucha   antiglobalización, pero también del retraso para poner en marcha las políticas de los organismos mencionados, como es el caso del ALCA a partir de Cancún 2003. Ante este obstáculo, las transnacionales vienen impulsando los acuerdos bilaterales mediante los Tratados de Libre Comercio (TLC) entre los gobiernos de los países ricos y los de los subdesarrollados, con la ilusión de estos últimos de conseguir condiciones favorables, pese a que tales condiciones no aparecerán en ningún momento como ha ocurrido con el TLC entre EE.UU., Canadá y México.

 

  1. La lucha contra la pobreza es una de la supuestas finalidades de las políticas económicas y sociales del neoliberalismo. Su ineficacia real tiene que ver con la visión unilateral de este fenómeno histórico. El neoliberalismo tiene de la pobreza un concepto de falla coyuntural, soslayando su naturaleza estructural y de clase. Por ende, su propuesta para eliminarla es pensada desde los marcos del mantenimiento del sistema de explotación que explica su existencia en un mundo científica y tecnológicamente capaz de crear todas las condiciones materiales y espirituales para crear sociedades justas, desarrolladas y prósperas. Pero esta perspectiva de progreso y modernidad al servicio de la humanidad carece de valor para el modelo neoliberal del imperialismo.

 

  1. Sintetizando las consecuencias de la aplicación del neoliberalismo en el mundo, especialmente en los países pobres, señalamos:

 

a)    mayor concentración de la riqueza, como lo señalan los mismos organismos internacionales que promueven el modelo de economía de mercado a ultranza;

b)    la profundización de las desigualdades sociales y culturales a través de políticas educativas que promueven la privatización y la elitización de la cultura y la educación, de la salud y la seguridad social, de los ingresos salariales, de la recreación y el ocio;

c)    la pérdida de la capacidad gubernamental de los estados nacionales subordinados al imperialismo, frente al acrecentamiento del poderío de los estados capitalistas desarrollados y de sus élites empresariales ligadas a los sectores de la producción militar, de la informática, la astronáutica, la robótica, la industria de la alimentación, de los sembríos transgénicos, del control y estructuración  de la ecología,  imponiendo sus condiciones para el manejo de la política internacional, el diseño de los tratados entre estados, el funcionamiento de los organismos multilaterales, obligando a los más débiles aceptar esta situación como el "signo de los tiempos";

d)    masificación de una cultura del entretenimiento embrutecedor a través del manejo estrictamente comercial de los medios de comunicación e introduciendo con mayor fuerza los valores del individualismo, el exitismo personal y pragmático, el lucro, la mentalidad mercantil y competitiva y el apoliticismo;

e)    la mercantilización de la vida política que se expresa en procesos electorales donde desaparece la confrontación de programas para ser sustituida por la competencia asistencialista, reflejo de los llamados programas sociales impulsados por el Banco Mundial, reales mecanismos que condicionan la conciencia social de los  sectores marginados.

 

 

II.    TEORIAS Y POLÍTICAS EDUCATIVAS NEOLIBERALES

 

Corresponde a Milton Friedman ser uno de los mejores fundamentadores de la teoría de la privatización de la educación, política principal del neoliberalismo en materia educativa. Su libro "Libertad de Elegir", cuya autoría comparte con Rose Friedman (FRIEDMAN: 1983: 211-264), está dedicado, en su conjunto, a fundamentar el papel del mercado en todos los actos de la vida ciudadana y de la búsqueda del bienestar individual como condición para el bienestar de toda la sociedad. Su capítulo 6, dedicado especialmente a la educación, empieza fustigando el papel del Estado en la enseñanza. Dice con absoluta convicción : "El papel del Estado, cada vez mayor, ha tenido muchos de esos efectos adversos tanto en la enseñanza superior como en la primaria y secundaria. Ha fomentado una atmósfera que tanto los enseñantes interesados como los estudiantes serios encuentran con frecuencia adversa al aprendizaje."(p 214). Como lo propugnaría después el Banco Mundial, este ideólogo neoliberal propone el vale educativo como medio de subsidiar la educación primaria y secundaria, la presencia de los padres de familia en la conducción y financiamiento de la enseñanza y la introducción del crédito educativo generalizado para la enseñanza superior.  Sólo entonces podrá funcionar la verdadera libertad de elegir la institución educativa que mejor convenga a los "usuarios" del servicio. Como una de sus conclusisones, Friedman  enfatiza: "Creemos que el papel creciente desempeñado por el estado(sic) en la financiación   y administración de la enseñanza ha llevado no sólo a una enorme pérdida de dinero de los contribuyentes, sino también a un sistema educativo mucho  peor que el que podría haberse desarrollado de haber seguido teniendo un papel más importante la cooperación voluntaria". (p 258).

 

La referencia a Friedman nos permite señalar los conceptos básicos que sobre la educación tiene el neoliberalismo.

 

  1. Teoría mercantilista de la educación.  Lo que algunos analistas denominan concepción economicista de la educación, al considerar a ésta no como un derecho y servicio publico sino como una mercancía, incluso un  bien transable, sujeta a la ley de la oferta y la demanda para su compra venta. En este mercado educativo los administradores y profesores son los productores y los estudiantes y sus padres son los consumidores o usuarios. Como señala Fernando Savater (SAVATER: l998: 177-178), se trata de concebir la educación como un bien más del mercado cuya consecuencia no sería otra que dividir a la sociedad entre quienes pueden elegir las mejores instituciones educativas y otros, la gran mayoría, sólo se resignarían a elegir "las escuelas tan pobres como ellos mismos". Esta concepción conduce a la creación de un mercado libre para la educación, con las consecuencias ya conocidas en los países donde se la ha aplicado. Pero hay derivaciones importantes que son necesarias indicar.  En primer lugar, si la educación es una mercancía, entonces la escuela debe convertirse en la empresa productora de esa mercancía, donde el  costo-beneficio obligue a convertirla en rentable aplicando todos los mecanismos empresariales posibles, especialmente el ahorro de las cargas laborales que preconiza el neoliberalismo así como la técnicas del marketin educativo. Y en segundo lugar, la administración de las escuelas y universidades tienen que privilegiar la gestión empresarial, convirtiéndose en gerencia educativa para garantizar calidad y eficiencia en el gasto, lo que, supuestamente, lleva al aula la responsabilidad de elevar el nivel de la educación, tan venido a menos en estos tiempos de crisis de la educación.

 

  1. Teoría presupuestal de la reforma educativa. Aquí también aparece el razonamiento de Friedman en el sentido de que los Estados, especialmente los deudores "en desarrollo", deben hacer todos los esfuerzos posibles para ahorrar los recursos fiscales con el objeto de dedicarlos a resolver el pago de la deuda externa y los desequilibrios macroecómicos, además de generar liquidez financiera para que el sector privado tenga posibilidades de invertir y crear trabajo. Los consumidores de la educación deben disponer una parte de sus ingresos para comprar la educación que el Estado no puede sufragar, lo que conduce a la tesis del Banco Mundial sobre el financiamiento compartido del gasto educativo, tesis que se aplica también al sector de la salud y los demás servicios sociales. Lo único que los estados deben garantizar es el gasto de la educación para los más pobres con las modalidades del subsidio por alumno y la transferencia de escuelas para su gestión no estatal. Priorizar el gasto educativo del Estado para "los más pobres" significa, de acuerdo con el mismo Banco Mundial, focalizar el gasto en educación básica, pues en este nivel es donde se matriculan en mayor proporción los más pobres y donde más gasto realizan los estados.

 

  1. Teoría del capital humano. Se trata de la propuesta instrumentalista de formar la fuerza laboral adecuada para el funcionamiento rentable de la economía de libre mercado en función de la elevación del nivel de productividad de los trabajadores sin la reciprocidad del beneficio para estos creadores de la riqueza. Esta teoría se nutre de la concepción  pragmatista de la vida humana, donde la utilidad individual e inmediata constituye el criterio de evaluación de una acción, de profundas repercusiones en el campo de la pedagogía.  En lo concreto lleva a la formación, al más bajo costo posible, de trabajadores descartables y baratos, en un mercado laboral cada vez más extenso y numeroso que los creadores del neoliberalismo habían previsto con mucha anticipación, verdaderas   maquilas de la sobreexplotación humana.

 

  1. Teoría del aprendizaje por competencias.  Aplicación curricular del pragmatismo pedagógico que orienta el acto educativo hacia la formación de destrezas y habilidades que necesita la economía de libre mercado para elevar la productividad individual del trabajador en un proceso de trabajo enmarcado en la competencia laboral profundamente individualista, de acuerdo con la teoría de la formación del capital humano.

 

5.    Teoría del currículo tecnocrático.  Estrechamente ligada al pragmatismo pedagógico que privilegia los contenidos técnicos y los enfoques seudocientíficos del conocimiento, reduciendo los contenidos crítico-humanistas en aras del eficientismo inmediatista. Desde esta concepción del currículo, las ciencias sociales son amputadas en sus contenidos y su carácter reflexivo sobre los distintos problemas sociales y el contexto social donde se originan y se desarrollan.

 

  1. Teoría de la gestión descentralizada de la educación.  Tomando como pretexto el problema real del centralismo político, económico y administrativo que el capitalismo ha perpetuado en casi todos los países, los neoliberales han elaborado una teoría que propugna  la entrega de la gestión de las escuelas a la comunidad, padres de familia, municipalidades y gobiernos regionales, con el argumento de que nadie mejor que ellos, por estar más cerca de su propia realidad, para conducir las escuelas, vigilar y evaluar el proceso docente, etc. En realidad, para el neoliberalismo la gestión pedagógica es lo último que le  interesa. Lo que le preocupa es cómo la comunidad podría intervenir mejor en el financiamiento de la educación y aliviar, lo más posible, la carga presupuestal al Estado, al gobierno central. 

 

Pedagógicamente estas teorías se han plasmado en una metodología que recoge los aportes de la sicología y la teoría de la comunicación, así como las concepciones subjetivistas del conocimiento, volviéndose atractiva para los docentes como una metodología activista y de valoración del "saber previo" del niño y del carácter estrictamente "facilitador" del docente, una expresión de culto al espontaneísmo en el  proceso enseñanza-aprendizaje, facilitando, más bien, el influjo del ambiente y los valores culturales que difunde el neoliberalismo a través de poderosos medios de comunicación al servicio del lucro y el entretenimiento embrutecedor.

Las reformas educativas neoliberales se han presentado de manera atractiva frente a la población y a los propios maestros.  Se preocuparon en introducir la idea de la necesidad de enfrentar la crisis de la educación y la aplicación de reformas para "mejorar la calidad", concentrando su crítica en  tres    elementos: el Estado y su papel monopólico como conductor de la educación, la ineficiencia e inutilidad de la escuela pública y los maestros como factores casi exclusivos de la crisis educativa en cada uno de los países. Con esta postura los neoliberales, a través del Banco Mundial, crearon un ambiente público e intelectual proclive a aceptar los cambios y políticas educativas con el fin de encontrar en ellos la solución a la crisis. Se trata de un proceso de ideologización del problema de la educación y de la pedagogía bajo la lupa interesada de los "expertos" del Banco Mundial y de toda la argumentación contenida en el libro ya citado de Milton Friedman.  La campaña en contra de la escuela pública fue una de las más persistentes en todos los países del mundo capitalista. Es una campaña que continúa y que consideramos ha cosechado muchos adeptos, a tal punto que se ha formado una suerte de casi convicción de privilegiar a la educación privada porque supuestamente es de  "mejor calidad".

 

Concordantes con las teorías neoliberales sobre la educación se trazaron y pusieron en marcha sendas políticas educativas que trataremos de sistematizar  y sintetizar, considerando sólo aquellas políticas comunes a los países latinoamericanos.

 

(a)      La primera política educativa que ha promovido el neoliberalismo, por su contenido económico y social, es la privatización de la educación. No sólo busca reducir la responsabilidad del Estado en el financiamiento del servicio educativo con objetivos de tipo macroeconómicos que ya señalamos, sino que también constituye un intento real de destruir la escuela pública y su carácter de gratuita y universal, robustecer la economía de mercado con una actividad que significa nada despreciables ganancias económicas y culturales a favor de las sectores dominantes de las sociedades, incluyendo a los inversionistas extranjeros que vienen impulsando la inclusión de los asuntos educativos y culturales en las negociaciones de la OMC, el ALCA y los TLC. La privatización de la educación es la política común a los países, desarrollados y subdesarrollados, donde el neoliberalismo ha impuesto sus reformas de la educación, más "suaves" en las primeras, más brutales en las segundas. Sus modalidades son varias, pero pueden clasificarse en dos tipos de privatización: directa e indirecta. El primer tipo consiste  en transferencias directas de escuelas, institutos y universidades a personas o entidades privadas, laicas o religiosas, para su gestión, con o sin subsidios del Estado. Siendo este tipo de privatización el que más ha sido rechazado por los sindicatos de maestros y por la propia población por su carácter abiertamente brutal y confiscatoria del derecho a la educación gratuita, los neoliberales se cuidaron en no continuar con esta modalidad.  Entonces optaron por privilegiar el método indirecto de la privatización, más sutil y más "racional". La privatización indirecta de la educación adquiere varias formas o modalidades.  Está la municipalización o regionalización de la educación como parte del proceso de descentralización neoliberal del Estado, a  través de las cuales las instancias subnacionales se comprometen a resolver el gasto educativo con sus escasos recursos o creándolos en su respectiva jurisdicción, pues las transferencias financieras del gobierno central resultan insuficientes, como ha ocurrido, con bastante resonancia, en la República Argentina, habiendo estallado y traducido en conflicto social en 1997. Otra modalidad es la creación de la figura jurídica de gestión no estatal de las escuelas, mediante la cual el Estado entrega a una persona natural o jurídica la administración o gestión de la escuela con la suficiente libertad para que los posesionarios introduzcan los cambios que consideren conveniente, por supuestos aquellos cambios que les permita obtener utilidades: reducción de aulas y maestros con el aumento de alumnos por aulas, el incremento de pagos por  matrícula e introducción de pensiones "módicas", además de la libertad de establecer sus propios lineamientos pedagógicos y axiológicos. La otra modalidad consiste en que el Estado crea condiciones favorables para la inversión privada en educación introduciendo subvenciones y exoneraciones tributarias. Pero hay una modalidad que, recogiendo el concepto de autonomía escolar, promueve la organización de los Proyectos Educativos Institucionales que planifican la gestión administrativa y pedagógica en cada centro educativo considerando el presupuesto y su financiamiento, donde el rubro de "recursos propios" forma parte de los aportes de los padres de familia, de actividades financieras de la comunidad educativa y otras fuentes,  combinando la pedagogía con la  ya referida orientación del "financiamiento compartido" del Banco Mundial.

 

(b)    La descentralización de la educación, ya mediante el criterio de la autonomía escolar y la creación de los Proyectos Educativos Institucionales, ya mediante la municipalización y/o regionalización educativa, que ya vimos en el ítem anterior.

(c)    La introducción de medidas de racionalización de la gestión educativa en los centros estatales, aumentando el número de alumnos por aula y, consecuentemente, disminuyendo el número de docentes  por escuela.

(d)    La integración anticientífica de los cursos de humanidades disminuyendo el número de horas requeridas para el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje en las materias consideradas, lo que significa también disminuir el número de docentes en cada centro educativo.

 

(e)    El aumento de horas pedagógicas anuales sin incrementar las remuneraciones de los docentes y sin tener en cuenta el carácter del trabajo docente, que no se agota con el solo trabajo en la escuela, sino que prosigue en el hogar y en actividades de capacitación permanente, lecturas y otras experiencias educativas.

 

(f)     La introducción de la flexibilidad laboral para el trabajo docente mediante el sistema de los contratos por año lectivo, sin derechos vacacionales y otros, a través de concursos que significan la negación misma del título pedagógico, creando un verdadero ejército de reserva magisterial que permite mantener salarios paupérrimos para los docentes.

 

(g)    El neoliberalismo ha sustituido la supervisión y evaluación del trabajo docente, de carácter integral y basadas en criterios pedagógicos, por un sistema de evaluación que privilegia la competencia individual de cada docente, obligado a defender por sí solo su derecho al incremento de sus remuneraciones y la validez de su título pedagógico, a través de organismos privados que asumen las funciones de los ministerios de educación, aplicando los criterios empresariales de la medición de la calidad  al trabajo docente.

 

Todas estas políticas neoliberales en el campo de la educación han tenido un fuerte impacto en los sistemas escolares de América . La percepción de sus repercusiones corre pareja a la experiencia de las nuevas frustraciones frente a las reformas educativas bajo el patrocinio de los organismos internacionales, que actúan y prescriben recetas al margen de los reales problemas y de las aspiraciones de progreso y desarrollo de los pueblos de nuestra América.

 

 

III.   EL IMPACTO DEL NEOLIBERALISMO EN LA EDUCACIÓN DE AMERICA Y EL MUNDO

 

Así como las reformas estructurales de la globalización el neoliberalismo se han convertido en la pauta fundamental de todo el mundo capitalista.   Su ideología ha logrado influir en los más vastos sectores de la sociedad, desde la forma de percibir la realidad, relativizando los conceptos de verdad y los criterios de verificación de los hechos, dejando que los intereses individuales y los que Chomsky denomina los Estados canallas determinen la validez o no de las ideas y acciones. Dentro del mundo de la ideología, la educación ha sido impactada de manera importante con cambios cualitativos en sus contenidos y sus objetivos, aunque no necesariamente en el sentido de la superación de los problemas que fueron invocados para realizar los cambios.

 

  1. Un primer impacto es la reducción paulatina del derecho a la educación gratuita como  una constante en todos los países, incluyendo aquellos que, como los países desarrollados de Europa, donde el Estado del Bienestar había logrado satisfacer de manera significativa este derecho conquistado en los últimos 3 siglos de modernidad y luchas sociales democráticas, habían convertido a la educación en uno de sus pilares para el mejoramiento de la vida de sus ciudadanos, una gran conquista de su modernidad avanzada. Primero Inglaterra y luego EE.UU., durante la década de los 80, empezaron a reducir el campo de la gratuidad y a imponer las mejores condiciones para ampliar el ámbito de lo privado. Pese a las promesas de gobiernos posteriores, Blair en Inglaterra y Clinton en EE.UU., el derecho a la educación sigue aún como problema a resolver, pues el crédito educativo y el sistema de becas, como en Canadá, sólo alcanza a beneficiar a un sector muy reducido de la población estudiantil universitaria. Los demás países europeos pretenden paliar la pérdida del derecho a la gratuidad con programas de apoyo a los sectores con escasos recursos, con presupuestos adicionales, becas y subvenciones a las escuelas. Pero los subsidios son la prueba de que el derecho a la educación seguirá siendo un problema a resolver mientras los estados no garanticen la igualdad de oportunidades parra todos, postulado fundamental con la que nació la educación pública moderna en el siglo XVIII.  En América Latina y El Caribe, con la excepción de Cuba, la gratuidad de la educación, que siempre ha sido una de las grandes limitaciones de los sistemas educativos de estos países, se ha reducido tanto como el nivel de vida para el 50% de la población.  Si antes de las reformas neoliberales el derecho a la educación sólo existía en condiciones adecuadas para un sector limitado de la población, luego de más de 20 años de reformas neoliberales el problema se ha profundizado. El analfabetismo absoluto sigue estacionario; el analfabetismo funcional ha tenido un aumento alarmante por los elevados índices de ausentismo y deserción escolares; millones de niños y jóvenes en edad escolar no acceden a la matrícula por problemas de pobreza. Pero lo más preocupante de este impacto es su connotación ideológica, su conversión en casi una situación de aceptación resignada de que la educación gratuita sólo debe limitarse para aquellos que no puedan pagar este servicio, y los estados no están obligados a otorgar ese derecho a todos; que la igualdad de oportunidades se refiere solamente a las condiciones que da la oferta educativa del mercado. La gratuidad aparece, en este sentido, como una de las opciones en el contexto del mundo competitivo neoliberal.

 

  1. Con las reformas neoliberales se ha producido un ostensible avance de la privatización de la educación, incluso en países como Chile, donde luego de la caída de Pinochet los nuevos gobiernos hicieron esfuerzos para recuperar de su abandono y funcionamiento desordenado las escuelas privatizadas y municipalizadas en la década de los 80. Lo común es que la privatización de la educación se ha convertido en una política generalizada de gran parte de los gobiernos que ven en ella el camino más fácil para el manejo del presupuesto dedicado a la compra de armas, al pago de una alta burocracia gubernamental y administrativa y al pago de la deuda externa. En la privatización también se ha operado un proceso de contenido cognoscitivo, consistente en la sobrevaloración de la calidad de la educación privada frente a la pública y del carácter empresarial del sistema privado, que por ser tal, garantiza, per se, los resultados de "excelencia" y "calidad total". Esta idea constituye también un impacto ideológico respecto a la privatización de la cultura y la educación.  Las leyes de educación elaboradas y promulgadas en el marco de las reformas educativas y en el marco también de las reformas constitucionales, como ocurrió con México y Perú (l990-l993), sólo para citar dos de los ejemplos más conocidos, han introducido el dogma de la privatización de la educación y la apertura de la inversión privada para "ampliar la oferta educativa". Un estudio de legislación comparada en materia de educación y cultura en América Latina nos daría un mejor panorama del fenómeno de la privatización de la educación como hecho político y como ideología.

 

  1. A nivel de lo pedagógico, el neoliberalismo ha propiciado reformas curriculares que hoy se aplican como las panaceas para la crisis de la educación. Sin negar la necesidad de plantear, elaborar y desarrollar reformas curriculares como parte de la reforma educativa que requiere cada país, el neoliberalismo ha promovido un tipo de reforma curricular que no ha resuelto los problemas del bajo rendimiento escolar ni la falta de inserción de la escuela en el proceso de una economía para el desarrollo de las naciones y pueblos. Las reformas curriculares neoliberales han introducido conceptos y procedimientos, así como contenidos, ajenos a las realidades de cada país. Uno de ellos, el constructivismo de raíz piageteana, cuyos parámetros no interpretan las características propias de los problemas sociales y humanos de las poblaciones latinoamericanas y caribeñas. Otro, acaso el más importante, son los objetivos trazados para el aprendizaje y la formación de la niñez y la juventud, como objetivos ideológicos y políticos de clara factura neoliberal: la formación de mentalidades empresariales y competitivas en el marco de la "sociedad abierta" de libre mercado. En función de este objetivo carecen de fuerza los valores de la solidaridad, la justicia (o equidad) y los valores éticos que tanto se pregonan actualmente. De un currículo para el cambio se ha pasado a un currículo para insertarse en la economía de mercado como la única posibilidad de la pedagogía.  Con este horizonte se prepara hoy a las nuevas generaciones de maestros, tanto en los centros de formación estatal como privados. Conviene agregar en lo pedagógico la libertad que los neoliberales otorgan a los dueños de las instituciones educativas privadas para imponer sus propios valores "pedagógicos", su propia axiología y su propia línea pedagógica y, por ende, curricular.  El sistema de evaluación que vienen aplicando para medir el resultado de sus reformas se adecúa a los objetivos de la pedagogía pragmatista y tecnocrática, tanto la que aplica UNESCO  como el Proyecto PISA, sigla de la denominación en ingles del Programme for International Student Assessment (en castellano: Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, correspondiente a los países más desarrollados de Europa agrupados en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico –OCDE.  Este sistema evaluativo del aprendizaje prioriza la denominada "comunicación" en lugar del lenguaje, despojado éste de sus fundamentos lingüísticos, es decir, teóricos o de fundamentación científica, pues lo único que importa es que el sujeto sepa hablar y escribir para comunicar lo que le es necesario. La otra prioridad es el conocimiento matemático, también orientado únicamente a resolver problemas para desempeñarse en la vida; sus fundamentos teóricos y sus relaciones con la sociedad quedan  como preocupaciones de los especialistas. Y la otra prioridad son las ciencias, reducidas a su utilidad inmediata. Es digno de mencionar algunas afirmaciones de un profesor de cierta universidad privada del Perú, en un artículo que publica la revista "Palabra de Maestro" (VERGARAY DULANTO: 2004), dedicado a ponderar el sistema de evaluación PISA, en el cual señala, refiriéndose a la evaluación en matemáticas,  que  "los correctores fueron advertidos para que ignoren la escritura y los errores gramaticales, a menos que estos oscurecieran completamente el significado porque no era una prueba de expresión escrita"(p 55) . Este desprecio por el uso correcto del lenguaje, reflejo, éste, de una visión más clara de la realidad objetiva simbolizada por tan importante y superior capacidad del desarrollo humano, sólo puede conducir, como viene ocurriendo, a no evaluar integralmente el aprendizaje de los estudiantes, a separar de su formación lo técnico de lo humanístico y científico, unidad indisoluble del conocimiento humano. Desde esta perspectiva tecnocratista vienen surgiendo en América Latina nuevos profesionales que sólo pueden proyectar ventajas para un sector reducido de la sociedad y convertir su actividad en supuesto ejercicio "técnico" y apolítico. Esto concuerda con otra afirmación del mencionado Vergaray en el artículo citado, cuando en su última recomendación nos dice que debemos "desdeñar el factor político al momento de decidir la participación del Perú en una prueba internacional o al momento de presentar y/o analizar los resultados, sólo deberían intervenir criterios técnicos" (p 56)

 

  1. La confusión y el caos en los sistemas educativos reformados es otro de los impactos del neoliberalismo en la educación actual, con mayor repercusión en los países latinoamericanos y caribeños. La confusión en la aplicación de metodologías impuestas con apresuramiento y sin acompañar con los materiales didácticos suficientes; sin la participación de los docentes en su elaboración y discusión previas, produciéndose una contradicción de difícil solución entre lo tradicional y lo nuevo, negando la relación dialéctica, de continuidad y ruptura, entre ambos tiempos y sus contenidos. Lo importante es comprobar que lo "nuevo" de los neoliberales se trata de imponer con los viejos recursos del autoritarismo y la defensa de los viejos privilegios de clase. Pero la confusión pedagógica se mantiene.  Por otro lado, los sistemas curriculares se han convertido en estructuras yuxtapuestas y caóticas, sin resolver la falta de integración e interrelación de niveles educativos. De igual manera, en lo administrativo campea el desorden y la interferencia de funciones entre instancias centrales, regionales y locales dentro del proceso de la descentralización de la educación.

 

  1. El impacto en la profesión docente es uno de los que más se percibió casi de inmediato en todos los países, comenzando de Chile donde se combinó la desocupación masiva y la inestabilidad laboral con la persecución política y de dirigentes sindicales, la liquidación de la otrora AGECH y su sustitución compulsiva por el Colegio de Profesores de Chile que sus afiliados,  felizmente, supieron rescatar y dirigir en defensa de sus derechos, dotándolo de una dinámica y un espíritu sindicalista consecuentes. Las políticas laborales para el sector educativo, específicamente para los docentes, están marcadas por la flexibilización laboral que ha implantado el sistema de contratos y las evaluaciones para justificar las restricciones a la estabilidad laboral y el nombramiento estable de los docentes; la reducción y hasta anulación de las conquistas laborales de los maestros; el aumento de alumnos por aula que reduce las posibilidades de un desempeño más adecuado de los docentes; las limitaciones al ejercicio de los derechos sindicales, como el derecho de huelga, de negociación colectiva y de representación sindical para la defensa de los docentes y para ser tenidos en cuenta en la elaboración de las políticas educacionales.  Es necesario referirnos al impacto económico en el ejercicio de la carrera docente, pues el neoliberalismo ha reducido en gran medida los ya insuficientes salarios magisteriales, colocándolos, como ha ocurrido en Chile, México, Costa Rica y Perú, al nivel de lo que significaban en la década de los 70, en el contexto de las devaluaciones monetarias aplicadas por el neoliberalismo desde la década de los 80. La sobreexplotación salarial de los maestros en América Latina y El Caribe es una de las más indignantes, no sólo desde el Estado, sino en el campo, supuestamente más eficiente, de la educación privada, donde los maestros, obligados a vender su fuerza de trabajo para lograr un pequeño incremento a su presupuesto familiar, perciben salarios que sólo llegan a la mitad de lo que obtienen en la escuela pública. El maestro ha sido obligado a dedicarse al multiempleo para poder sobrevivir con su familia; y no es  nada raro ver maestros latinoamericanos y caribeños desempeñando funciones nada afines con su preparación profesional, dedicando a ellas el tiempo que necesitan para prepararse y recrearse, relacionarse con su comunidad en forma más permanente. A todo lo anterior debe agregarse la obligación de aumentar el tiempo de trabajo escolar con la peregrina tesis de que el año escolar en nuestros países es demasiado corto en horas efectivas de clases, llegándose al colmo de aumentar los horarios sin hacer lo propio con las remuneraciones a que tienen derecho los docentes.  Con la aplicación del sistema de evaluación y certificación-recertificación que está imponiendo el neoliberalismo, los maestros se ven obligados a desplegar mayores  esfuerzos de carácter individual para que su estabilidad no se ponga en peligro, como si lo que vinieran desplegando no fuera lo suficiente en un contexto de pobreza en que desarrollan su trabajo. Una visión totalizadora de la situación de los docentes creada por el neoliberalismo nos conduce a señalar que la profesión docente ha sido desvalorizada y la carrera pública destruida, pese a los discursos oficiales que hablan de la "dignificación" de la carrera docente, del "apoyo" a su capacitación permanente y del "reconocimiento" a su "elevada misión".

 

  1. Hay un impacto presupuestal sobre la educación que viene del reajuste estructural que el neoliberalismo ha impuesto.  Con fines de resolver la deuda externa y cumplir con los voraces acreedores y el desmedido afán de gasto improductivo de los gobiernos de América Latina y El Caribe, los presupuestos educativos se han reducido a menos del tercio del 8 % del PIB de cada país, porcentaje que en la década de los 60 se había fijado como mínimo para resolver los problemas de la educación en el mundo, terminar con el analfabetismo, el ausentismo y la deserción  escolares, cubrir el déficit de infraestructura educativa, universalizar la educación y dignificar la profesión docente como una de las condiciones más necesarias para desarrollar una educación integral, cualitativamente superior. Resulta que en nuestros países, pese al discurso que sitúa a la educación como el principal pilar del desarrollo de las sociedades, lo cual es una exageración desde una visión objetiva del factor económico y social en el proceso educativo, hay presupuestos educativos de menos del 3% del  PIB, como es el caso de Haití, Guatemala, Bolivia y Perú, hasta aquellos países que no llegan más allá del 5%. Los regímenes neoliberales consideran que la privatización de la educación ampliará la inversión en este sector, pero lo que no dicen es que los que invierten en sus escuelas privadas no se preocupan ni se preocuparán del futuro educativo de millones de niños y jóvenes de las clases oprimidas, clasificadas, en su mayoría, como de pobreza y extrema pobreza. Para estos sectores está el escaso presupuesto del Estado neoliberalizado.  La incertidumbre frente al futuro de los docentes y de la carrera pública magisterial es el clima predominante que han creado las políticas y teorías educativas neoliberales.

 

  1. Concluiremos esta parte señalando el ostensible fracaso de la reforma educativa neoliberal y el ahondamiento de la crisis de la escuela a nivel mundial, siendo la más visible y desgarradora la de los países latinoamericanos, caribeños y africanos, coincidentemente con las condiciones de atraso y pobreza de esas sociedades, convertidas, a lo largo de toda su historia de "repúblicas independientes" en mercados de materias primas, a lo que se agrega, a partir de la segunda mitad del siglo XX, su papel de exportadores de divisas vía el pago de su deuda interna, los intereses y moras y las ganancias de los monopolios que saquean esas economías. Si consideramos los objetivos trazados de la Conferencia Mundial de Jomtien:

 

a)    satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje,

b)    educación para todos,

c)    universalización del acceso a la educación y fomento de la equidad,

d)    atención prioritaria al aprendizaje y no a la enseñanza,

e)    ampliación de los medios y alcances de la educación básica,

f)      mejoramiento de las condiciones del aprendizaje, fortalecimiento de la cooperación y asociación,

g)    políticas de apoyo en los sectores sociales cultural y económicamente desfavorecidos,

h)    movilización de los recursos financieros y humanos existentes, públicos, privados o voluntarios,

i)      fortalecimiento de la solidaridad internacional,

 

frente al balance realizado en la Conferencia de Dakar, l0 años después, en cuyo   documento titulado "Marco de Acción de Dakar" la Conferencia, luego de afirmar que el avance ha sido desigual y lento, considera, al mismo tiempo,  que la situación actual representa "una afrenta a la dignidad humana". A partir de esta conclusión, en muchos países latinoamericanos los reformadores están   planteando un "nuevo enfoque educativo", "nuevo modelo", "un modelo educativo nacional" y hasta una "nueva reforma", cuando lo que vienen haciendo no es más que la continuación del mismo modelo de reforma neoliberal, como lo demuestra la reciente Ley General de Educación promulgada en el 2003 por el actual gobierno peruano. Pero la situación de mayor crisis de la educación en el mundo capitalista, incluyendo a los países desarrollados, se refleja en la evaluación PISA que hemos mencionado. Un  investigador de la ONG "Foro Educativo", del Perú, Jorge Capella Riera, amplía más la interpretación del informe PISA y, citando a otros analistas de la situación presente de la educación latinoamericana, formula, acaso perplejo, las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que realmente pasa en la educación? ¿Habrán fracasado los sistemas educativos?  ¿Habrán fracasado muchas de las estrategias pedagógicas que manejamos?  ¿Hay forma de revertir esta situación?. Cabe señalar que Foro Educativo es una de las ONG que estuvo cerca de las políticas educativas neoliberales que el gobierno peruano de Fujimori Fujimori (l990-2000) desarrolló, especialmente en la implementación de las estrategias de capacitación de maestros para la gestión administrativa y para la gestión pedagógica de las escuelas en torno al Proyecto Educativo Institucional y al Proyecto Curricular de Centro Educativo, así como la metodología del constructivismo y el currículo integrado por áreas, desde la educación inicial y primaria hasta la educación secundaria, que hoy viene aplicándose con su orientación pragmatista.  Si los resultados de PISA 2000 y PISA 2003 dejaron sorprendidos a los alemanes ante el bajo nivel demostrado por sus adolescentes, los latinoamericanos chilenos, mexicanos, peruanos, brasileños y argentinos, al quedar ubicados entre los 8 últimos lugares, empezaron a buscar a los culpables de siempre en los maestros, sin abordar científicamente las causas o factores del nuevo fracaso de sus reformas.  El fracaso es un hecho. Los que luchamos por una nueva educación en cada uno de nuestros países no podemos convertirnos en soportes de reformas impuestas para que sirvan de mecanismos de reproducción de la ideología y la economía neoliberales, de una globalización que, al decir de Stiglitz, "sólo funciona para los ricos". El fracaso de las reformas neoliberales, como hemos señalado líneas arriba, es parte del fracaso del fondomonetarismo y sus ajustes estructurales que no crearon condiciones mínimas de desarrollo sostenido para los países subdesarrollados, no promovieron la valorización de los recursos naturales ni de la fuerza humana de trabajo de estos países, no ayudaron a superar las profundas desigualdades sociales que, más bien, se acentuaron en los últimos 20 años. La razón fundamental del fracaso de las reformas educativas es su naturaleza neoliberal.  Por otro lado, los objetivos tarazados y sintetizados en la propuesta de "mejoramiento de la calidad" de la educación entraron en contradicción con las políticas económicas y sociales, pero también con las teorías pedagógicas de corte instrumentalista.  La propia privatización de la educación entra en contradicción con la búsqueda del mejoramiento de la educación y su universalización. La explicación económica y social de los resultados de la reforma educativa neoliberal, como de cualquier otra en el pasado, no excluye otros factores, como el papel de los maestros; pero sin olvidar que estos juegan su papel en las circunstancias y escenarios creados por la realidad económica y la realidad social, sus condiciones de existencia y de trabajo.

 

 

IV.  PERSPECTIVAS PARA LA LUCHA POR UNA NUEVA EDUCACIÓN EN NUESTRA AMERICA

 

1. El proyecto neoliberal de la globalización capitalista ha fracasado pero no está  moribunda, ni su desgaste es suficiente como para derrotarlo en lo inmediato. Sus mecanismos de dominio, así como su capacidad de reproducción se mantienen.  En lo que respecta a su fuerza y su capacidad de reproducción, es decir de reproducción del capital, Samir Amin (AMIN: 1999: l5-22) señala que la globalización capitalista ha logrado erosionar el Estado-nación y su debilitamiento para el control político y social; y ha logrado también erosionar la antigua fractura entre el centro y la periferia como expresión de lo industrializado y lo atrasado, creando nuevas dimensiones de la polarización actual, que incluye, desde luego, la vieja polarización inherente al sistema capitalista.  El mismo autor señala que la hegemonía globalizadora ha logrado establecer "cinco monopolios": el monopolio tecnológico, el monopolio de los mercados financieros mundiales, el monopolio del acceso a los recursos naturales del planeta, el monopolio de los medios de comunicación y el monopolio de las armas de destrucción masiva.  Sobre este marco monopolista opera la ley del valor mundializado.  Sin embargo, el mismo Samir Amin considera posible una alternativa diferente y opuesta a condición de producir la organización del desarme mundial, la organización del acceso a los recursos naturales del planeta de manera igualitaria, la organización de las relaciones económicas abiertas y flexibles entre las distintas regiones del mundo lo que supone liquidar los actuales organismos internacionales mediadores de los monopolios (FMI, BANCO MUNDIAL, OMC), y el inicio de negociaciones para una correcta gestión de la dialéctica mundo/nación en las áreas de las comunicaciones, la cultura y la política.  La alternativa señalada por Amin requiere de una fuerte y sostenida lucha de quienes cargan con el peso del orden injusto; de la organización de las fuerzas del cambio en cada país y a nivel continental y planetario, cualificando el actual movimiento "antiglobalización" y propiciando su creación en cada país, uniendo y centralizando las luchas parciales que vienen realizándose en cada uno de los países; promoviendo la investigación y la difusión de las diversas realidades y de las propuestas que surjan desde las organizaciones de masas. En perspectiva de largo plazo el futuro de la globalización capitalista y de su programa neoliberal carece de fortaleza.  Los conflictos sociales y las guerras que se ven obligados a sostener frente a la resistencia de pueblos y naciones que se sienten agredidos por la prepotencia del sistema y sus recursos bélicos, erosionan su poderío.  La propia economía del eje principal de la globalización, EE.UU., oscila entre el estancamiento y el crecimiento, entre el aumento del empleo y la desocupación, entre las posibilidades del consumo masivo y la inflación. Sobre esta tendencia inflacionaria el economista y profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima-Perú, Humberto Campodónico (CAMPODONICO: 2004: L3) ilustra que en EE. UU., Francia, Alemania, Area Euro y China, la inflación viene creciendo peligrosamente si se compara los períodos anuales de junio 2003-2002 y junio 2004-2003, aunque en Japón se haya producido un proceso de desinflación (sic).  No olvidemos que la "prosperidad" de la burguesía y sus capas medias en Estados Unidos se sostiene en el saqueo de los recursos naturales y en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo en los países subdesarrollados, donde operan las transnacionales de la industria, además de la explotación de la clase obrera norteamericana.

 

2. A partir del fracaso de las reformas educativas neoliberales es posible luchar con     mayor iniciativa por una nueva alternativa como la planteada por la Red Sepa y discutida en   l999, como también lo vienen planteando muchos sindicatos magisteriales y colectivos de investigadores progresistas.  Una proyección de nueva educación sólo puede ser viable si se basa en ciertas condiciones que hay que forjar:

 

(a)    Persistir en la lucha contra la reforma neoliberal, especialmente contra sus políticas privatizadoras y su política magisterial de destrucción de la carrera pública magisterial, parte de su intento de liquidar la escuela pública gratuita y universal;

 

(b)    Levantar como eje de toda reforma educativa democrática y liberadora la defensa irrestricta de la escuela pública con sus contenidos históricos, políticos, económicos, culturales y pedagógicos, que incorpore todos los avances de las ciencias y la tecnología en función de la formación integral y multifacética del hombre actual y del futuro, que resuelva la contradicción entre la educación conservadora que se nutre de los valores individualistas que promueve el neoliberalismo, y la educación renovadora que recoge las aspiraciones democráticas, culturales y de justicia social de las masas oprimidas del mundo y de cada uno de nuestros pueblos.  Necesitamos reafirmar los principios educativos de justicia, transformación social, integralidad, continuidad, cientificidad, unidad teórico-práctica, orientación axiológica y su importancia en la formulación de los fines y objetivos de la educación del porvenir.  Agotadas las posibilidades del sistema actual para generar una educación acorde con las posibilidades de progreso y desarrollo humanos que crean los nuevos elementos de la ciencia y de la técnica, corresponde a las nuevas fuerzas sociales y políticas la iniciativa en tan noble e histórica iniciativa;

 

(c)    Concentrar los esfuerzos de todas las organizaciones que luchan y promueven proyectos educativos renovadores, democráticos y progresistas en cada uno de los estados y pueblos para forjar un movimiento más vasto que ayude ejercer una resistencia y presión mayores, así como a aglutinar actitudes favorables hacia una nueva educación como la que buscamos construir.  Las posibilidades para desarrollar este trabajo existen en todos los países.  Lo que falta es un mayor esfuerzo para promoverla apoyándonos en las organizaciones de los trabajadores en la educación.  No hay duda que el papel de los maestros es crucial para llevar a cabo la tarea.  Por ello cobra importancia el perfil docente que formulamos en l999.  Requerimos un docente comprometido con los problemas de la aran mayoría de la población que enfrenta la pobreza, la injusticia, la explotación y las desigualdades.  Es un compromiso con la justicia y la verdad.  Será capaz de forjar en la mente de sus alumnos y alumnas la conciencia de la dignidad y de la lucha por conquistar un mundo mejor.  Ética de compromiso con los más y no de indiferencia.  Amor a la verdad científica y no al fanatismo irracional o al dogmatismo fundamentalista.  Conocedor de su país y sus problemas para transformarlo.  Conductor y organizador de su pueblo.  Profesionalmente capaz de convertirse en orientador-formador  en el proceso de la enseñanza-aprendizaje.  Respetuoso de los niños y niñas a través de su comportamiento democrático con ellos.  El nuevo docente  no debe concebir como una contradicción su lucha por reivindicaciones como trabajador y su lucha por una nueva educación y nueva sociedad.  Honradez, amor a la patria, son otros valores que enriquecen el perfil del nuevo docente.  Podríamos agregar a este perfil el compromiso del docente para convertirse en puntal intelectual y social de la lucha contra la globalización capitalista actual y sus políticas neoliberales. 

 

Queremos concluir este texto reproduciendo un poema del vate ecuatoriano  Rafael Larrea:

 

 

 

¿QUÉ BUSCAN,

hermanos

en esta oscuridad de muerto,

ayudados sólo por ese trapo negro,

esa lágrima,

ese desnudo pie

clavado en el piso del cuarto?

 

¿Qué acosa busca el obrero

más allá de su telar,

de su paciencia creadora?

¿Qué hay más allá del salario?

¿Cuál es el horizonte del músculo?

¿Tras tanto esfuerzo, qué más hay?

¿A dónde fue a parar el descanso,  

para variar?

 

¡Ah! Mis hermanos hombres,

lo que queréis, lo que buscáis

es otro mundo en este mundo.

¡Qué bien!

 

 

 

* * *

 

 

 


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