domingo, 15 de mayo de 2011

El periodismo fujimorista en acción: el caso de Raúl Tola



José Ramos Bosmediano

 

No hay ninguna duda: casi todos los periódicos, radios y la TV del Perú se han enrolado en la gran campaña para favorecer la candidatura fujimontesinista de Keiko Fujimori.  Sobresalen, en el periodismo escrito, El Comercio, Expreso y Correo, más sus acompañantes chicheros creados para ese público que no puede pagar más de cincuenta céntimos ni puede leer más que basura informativa (noticias sobre sexo, horóscopos, chismes, imágenes pornográficas), pero que les reportan ganancias por la cantidad de consumidores de estos periódicos.


En el periodismo radial cobra mayor importancia RPP por su amplia sintonía, con una indudable tendencia a la defensa irrestricta del sistema establecido, la gran empresa privada, el individualismo, el asistencialismo promoviendo la mendicidad de quienes buscan "apoyo" a sus problemas a través de las donaciones de la empresa privada, política muy cara al fujimorismo de ayer y de hoy.  No mencionaremos otras emisoras donde operan los mismos conductores de la TV y columnistas de los diarios más importantes.  Un periódico con cierto pluralismo es La República, mucho menos progresista luego de la muerte de don Gustavo Mohome Llona.  El único periódico de izquierda es La Primera, dirigida por uno de los más veteranos y consecuentes periodistas del Perú: César Lévano, en la mira de los fujimontesinistas por su abierto apoyo a la candidatura de Ollanta Humala.


En la TV en general, no hay otra dirección que la de los neoliberales que están invirtiendo mucho dinero para arrinconar a Ollanta Humala y hacer posible la elección de la candidata de los ricos, ladrones y criminales.  El caso más repugnante para el periodismo peruano es la contratación del bufón Jaime Bayly, que se jugó entero contra sus enemigos ocasionales del PPC y hoy se ha puesto al servicio del fujimontesinismo, cuya ideología ha profesado por su identificación con el neoliberalismo. 


Tales son, en el Perú de hoy, las expresiones más importantes de la denominada "libertad de prensa" que, dígase de paso, no puede existir en un sistema económico social que ha convertido a la gran prensa en una empresa capitalista dirigida a defender los intereses de los dueños.  Los conductores de programas, con rarísimas excepciones, son los periodistas mejor pagados, con ingresos muy superiores a los de los simples reporteros, representantes de los patrones en la relación diaria con el público, por tanto, responsables de hacer valer las orientaciones de los dueños de las empresas periodísticas.  Esto mismo vale para ciertos columnistas identificados con el sistema neoliberal imperante.  Solo en La República escriben también historiadores y científicos sociales de izquierda o progresistas en las columnas de opinión.  Como se sabe, La Primera también publica artículos de periodistas e intelectuales que no son, necesariamente, de izquierda, pero que no se identifican con el actual orden de cosas.


El fujimontesinismo de Raúl Tola


Este joven periodista tiene dos medios para expresar sus adhesiones políticas: la TV y una columna semanal en La República.  Es también un principiante en la escritura literaria de cuentos, es decir, un aspirante a escritor. 

En una de las entrevistas a Humala, Raúl Tola espetó al candidato de Gana Perú: "Diga usted si Chávez es dictador o no".  Pero nunca le pidió a Keiko que dijera si su padre fue ladrón y criminal o no.  No puede pedir eso a quien representa los intereses que defiende este periodista que funge de pulcro e independiente.  Las diferencias entre ambos candidatos, desde el punto de vista de los intereses del país, son claras, pero para Tola no.  Humala es el cuco que se debe espantar.  Keiko es la posibilidad esperada para que ciertos periodistas sigan manteniendo sus privilegiados ingresos, pues estos dependen de la publicidad que contratan las grandes empresas en cada uno de los grandes medios y más sintonizados programas de radio y TV.  Como Keiko Fujimori seguirá defendiendo el mismo programa económico, su apoyo está cantado por los dueños de los medios, pues su triunfo mejorará los ingresos de los empresarios, por tanto, habrá más dinero para la publicidad y un porcentaje mayor de ganancias para los productores y conductores de programas.   Este es el contenido real de la libertad de prensa que defienden los periodistas fujimontesinistas.


Lo que nos lleva a ocuparnos de Raúl tola es su columna del día de hoy en La República (¿Caso Cerrado?, 14/05/2011, p. 12), cuyo texto defiende la irreversibilidad de la supuesta tendencia decreciente de apoyo electoral a Ollanta Humala y, por ende, la ineludible victoria de Keiko Fujimori.  Al final de su artículo, tomando cierta afirmación de otro columnista del mismo diario y que defiende el programa neoliberal, Augusto Álvarez Rodrich, trata de burlarse de Humala al decir que "tarde o temprano" llegará a ser presidente porque tiene tiempo y "ganas no le faltan", como si el tiempo de la historia dependería de las ganas de un individuo y no de la evolución de los fenómenos sociales y de la necesidad de una sociedad de transformarse en el momento oportuno.  En esta oportunidad, de lo que se trata es de derrotar a lo más podrido que ha surgido en la sociedad peruana de fines del siglo XX: el fujimontesinismo.  Hasta el escritor liberal Mario Vargas Llosa, cuya defensa del programa neoliberal es indudable, ha elaborado un razonamiento político correcto.  Para Raúl Tola, Ollanta podrá ser presidente cuando haya abjurado a sus ideas políticas y económicas y asuma aquellas que Keiko Fujimori representa, defiende y de las cuales se ha beneficiado con creces. Para Raúl Tola y afines, Ollanta Humala ya fue derrotado por el fujimontesinismo.

El razonamiento de Raúl Tola aparenta ser correcto cuando se refiere a las circunstancias de la derrota de Vargas Llosa el año 1990, del mismo Humala el 2006 y de Lourdes Flores en las elecciones municipales del 2010 frente a Susana Villarán (Alcaldía de Lima). ¿Los fenómenos sociales tienen el mismo proceso de desarrollo que los fenómenos físicos, de tal manera que dados las incidencias iguales a, b, c, etc., pueden tener un desenlace igual en todas las circunstancias? No es necesariamente así, pues en las luchas sociales o lucha de clases, como es el caso de la lucha electoral, hay factores que pueden intervenir para revertir las tendencias.  Para Raúl Tola y todos los que apoyan a Keiko Fujimori las cosas ya están decididas y no hay nada que hacer para impedir el triunfo de su candidata. Este mismo anhelo abrigaban los neoliberales más conservadores cuando PPK despuntaba y amenazaba encabezar las encuestas.  En esos momentos, este lobista era el candidato de lo más graneado de la derecha neoliberal, incluidos sus periodistas.  Toledo y Castañeda fueron abandonados porque Kuczynski era el candidato ideal para dar mejor continuidad al neoliberalismo en el Perú. Hoy ha sido sustituido por el fujimontesinismo.


¿Y los errores de Humala como factor principal de su  supuesto decrecimiento electoral de  que Tola sitúa como el principal?  ¡Qué buena manera de negar la insidiosa campaña de los neoliberales para arrinconar y destruir a Ollanta Humala!  Si, como dice Tola, los periodistas y los medios carecen de importancia para orientar la inclinación de la gente hacia un determinado candidato, entonces, ¿por qué no demuestran su independencia y dejan de apoyar a la candidata que favorece los intereses de los más ricos de nuestro país y del extranjero?  Tola y los neoliberales fujimontesinistas saben que la orientación que dan todos los días y en  todos los programas tiene mucha importancia para generar tendencia de opinión. Y eso ha sido muy bien aplicado por los nazifascistas en Europa ("miente, miente, que algo queda") La pregunta casi policíaca de Raúl Tola a Humala en la TV tiene ese contenido de incidir en aquello que crea miedo y desconfianza ante una persona. Igual ocurre cuando repiten como estribillo que la Bolsa de Valores cierra en positivo y el dólar americano se devalúa porque Humala bajó y Keiko subió, según la sospechosa encuesta de DATUM.  El mismo valor de tergiversación de hechos se da cuando se exagera el incidente de algunos manifestantes frente al reaccionario periodista Jaime de Althaus y el casi ocultamiento de la agresión contra el periodista César Lévano.  Para el primero, un gran pronunciamiento.  Para el segundo, casi nada.  Que diga Raúl Tola si este comportamiento de la "gran prensa" carece de insignificancia para una campaña electoral donde Keiko Fujimori se juega su libertad o su condena, al lado de decenas de personajes impresentables, unos ya presos, otros fugados y muchos encubiertos por los pasos de tortuga del Poder Judicial y del sistema policial. 


Pero los medios no son solamente opiniones, sino mentiras, insidias, todas unilaterales, porque la candidata Keiko es tratada, por esos mismos medios, con suma "prudencia", mejor  dicho, ocultando sibilinamente la impronta política y moral real de la hija del criminal y ladrón. Esos mismos medios y periodistas levantan el grito al cielo cuando Hugo Chávez o Evo Morales emiten opiniones relacionadas con los candidatos presidenciales en el Perú, pero se callan o limitan sus comentarios cuando el ex Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, tergiversa hechos que se refieren al Presidente Chávez y Humala.


Periodistas como Tola deberían de escribir en El Comercio, en Caretas, en Expreso y afines.  Nos parece que la derecha ha planificado hasta la infiltración de ciertos medios con sus periodistas para contribuir con la victoria de Keiko Fujimori.


A la pregunta de Raúl Tola "¿Caso Cerrado?", hay que responderle que la lucha por la transformación de nuestro país no está cerrada.  Continúa y continuará más allá del cinco de junio.  En cuanto a la tendencia electoral para estas elecciones, tampoco está cerrada, pese a la gran inversión que están haciendo los neoliberales para comprar periodistas y repartir baratijas a los necesitados, que son millones, inversión ponderada por el empresario Clímper, ex Ministro fujimontesinista. 


La lucha contra el neoliberalismo, el latrocinio y el crimen continúa. 

Lima, mayo 14 del 2011

http://vanguardia-intelectual.blogspot.com

Leer más »

viernes, 13 de mayo de 2011

El fujimorismo y la educación peruana





José Ramos Bosmediano (educador).

 

Cuando falta menos de un mes para la segunda vuelta electoral (5 de junio), la derecha peruana neoliberal, de la más recalcitrante y de ideología fascista en lo político y fundamentalista (Opus Dei) en lo religioso, está desplegando la más sucia campaña electoral para asegurar la victoria del fujimorismo con Keiko Fujimori Higushi, y desbaratar la campaña del nacionalismo (Gana Perú) con Ollanta Humala Tasso.  Tan sucia es la campaña contra Humala que el propio Mario Vargas Llosa se ha visto obligado a escribir una carta de respuesta al fujimorista cardenal Luis Cipriani Thorne, propagandista abierto de la candidatura de la hija del criminal y ladrón Alberto Fujimori. 


Por factores que deben ser señalados y analizados, la candidatura del fujimorismo tiene un increíble apoyo en las clases oprimidas del país que, por su situación, deberían de apoyar a Ollanta Humala.  Que el apoyo venga de la burguesía y la pequeña burguesía acomodada (sectores medios altos), es comprensible y explicable, pero en el conjunto son una minoría  beneficiada del ingreso per cápita en un país de profundas desigualdades, que no llevaría a la candidata fujimorista ni al 20% de apoyo electoral. Este mismo sector minoritario apoyó a Vargas Llosa, mas hoy lo ataca con todos los insultos posibles, lo que significa que los privilegiados del Perú no tienen más intereses que el estómago y los bolsillos, así sea enriqueciéndose a través del latrocinio.


Por supuesto que en esta campaña electoral la educación debiera de ser uno de los asuntos más importantes, señalando lo que nos depararía un nuevo gobierno fujimorista.  Por lo que es necesario conocer, aunque sea en gruesas líneas, lo que fue la educación durante los 10 años de la dictadura de la mafia fujimorista.


La crisis de la educación peruana de fin de siglo (XX)


Desde los años 60 del siglo pasado la educación peruana necesitaba una nueva reforma, que los gobernantes de aquella década no podían ofrecer más allá de repetir lo que venía fracasando durante toda la vida republicana.  El gobierno militar del General Juan Velasco Alvarado trató de imponer una reforma de tipo desarrollista, modernizadora, pero atada a una suerte de capitalismo de Estado, inviable en un país dominado por el capital internacional, que no cesó pese a las nacionalizaciones del aparato productivo. La reforma educativa "velasquista" repitió las mismas taras de anteriores reformas: trasplantar ideas, métodos y contenidos de realidades ajenas al Perú, como fueron la Tecnología Educativa Sistémica y el neoconductismo.  Personalidades de gran relieve pedagógico como Augusto Salazar Bondy, Wálter Peñaloza Ramella y Emilio Barrantes creyeron que estaban trazando una nueva educación en el Perú. Su esfuerzo se estrelló contra la realidad.


Lugo de aquel fracaso, la crisis educativa se hizo irreversible al no mediar una reforma integral dentro de un nuevo contexto económico y social, que hasta hoy no llega.  Esa crisis histórica fue ocultada por el Banco Mundial al plantear, como lo hizo y lo viene haciendo en casi todos los países latinoamericanos, el reacomodo del aparato educativo a las condiciones del neoliberalismo económico, tanto en el financiamiento de la educación como en el contenido profundamente tecnocrático que viene del pragmatismo y sus esquemas de gestión empresarial para aplicarlas a la educación, llegando a las aulas con el aprendizaje por competencias para formar habilidades y destrezas (¡adiós al pensamiento crítico, a la visión humanista del mundo, etc.!)


El fujimorismo tomó (¿qué más podía hacer ese oscuro profesor de matemáticas que con muchas dificultades expresaba lo que pensaba?) el modelo del Banco Mundial que primero fue aplicado en Inglaterra, Estados Unidos y Chile.  No fue la respuesta adecuada a una crisis histórica y estructural de la educación peruana, sino a requerimientos coyunturales para los objetivos de largo plazo de la economía política neoliberal.  Si la educación en crisis ya no daba más, no era necesario resolverla, sino paliarla para convertirla en formadora de mano de obra barata para la nueva acumulación del capital en una economía primario-exportadora, que hoy tenemos bien diseñada y aprovechada por las transnacionales y sus socios internos. Resultado: la elitización de la educación como una de las expresiones de  las desigualdades sociales que han aumentado en el Perú con el programa neoliberal, desde el shock del 8 de agosto de 1990 y que se profundizó en los últimos 10 años de este siglo XXI.


Las políticas educativas del fujimorismo


La prioridad educativa número uno del fujimorismo fue la disminución del gasto estatal en educación, pues el programa económico neoliberal exigía ahorrar recursos para resolver los desequilibrios macroeconómicos, pagar la cuantiosa deuda externa y otorgar a los grandes empresarios mayor capacidad financiera para sus intereses privados.  Para reducir el gasto en educación, impuso las siguientes políticas:

·         Recortar los derechos económicos de los maestros, incluso congelando sus salarios y estableciendo "aumentos" que no pasan al monto de las pensiones, desde marzo de 1991;

·         Municipalización de la educación, intentada a través del decreto 699 (1991) y los decretos 26011, 26012 y 26013 (1992), que no pudieron ser aplicados por la lucha del SUTEP y la oposición de la mayoría de alcaldes;

·         La reducción de los gastos del Estado en el mantenimiento de los centros educativos, obligando a los padres de familia solventar esos requerimientos, aplicando la tesis del Banco Mundial del "financiamiento compartido" del gasto en educación;

·         Imposición del Proyecto Educativo Institucional que contempla el autofinanciamiento del centro educativo a través de los "recursos propios", aumentando los gastos de los padres de familia para los trámites en cada escuela;

·         Privatización de la educación en su conjunto, abriendo el mercado educativo a las personas jurídicas e individuales, convirtiendo a la educación en una mercancía, lo que ha producido, como se observa, una proliferación de escuelas privadas, desde la inicial hasta la superior universitaria y tecnológica, agravando más la crisis de la educación peruana;

·         Reducción de las atribuciones del Ministerio de Educación, encargando a terceros privados los procesos administrativos y hasta académicos (capacitación de maestros, elaboración de material didáctico, etc.);

·         Conversión de la administración educativa en gestión empresarial, cuyo objetivo esencial es buscar "recursos propios" para complementar el magro presupuesto educativo, que cayó del 4% del PBI promedio a fines de los 70 (ya muy insuficiente) al 2.8% en el año 2000, gestión empresarial que dio paso a un manejo corrupto de gran parte de los centros educativos;

·         Desconocimiento de la Ley del Profesorado en cuanto a los derechos de los maestros e inicio de una política magisterial agresiva, difundiendo la tesis de la incapacidad de los maestros, con la consiguiente implantación de evaluaciones estandarizadas para contratos y nombramientos, desconociendo el desempeño docente en el aula, bajo la lógica de que el maestro es el causal exclusivo de la crisis educativa, por tanto, carece de capacidad de reclamar sus derechos y, especialmente, una mejor remuneración, idea falaz que prendió en gran parte de la población y que el periodismo venal e ignorante ayudó a difundir;

·         Para capacitar a los maestros, el fujimorismo impuso su PLANCAD, una verdadera caricatura de capacitación que no pasaba de ser una medida demagógica para ocultar las políticas privatizadoras del régimen;

·         Política antisindical contra el SUTEP y los maestros, lo que se expresó con la calificación  de "subversivos" y "terrucos", llegando a dar una ley de "apología del terrorismo" para impedir toda actitud crítica de los docentes frente al régimen;

·         En la educación superior, el fujimorismo invadió militarmente las universidades públicas más importantes, persiguiendo a maestros y estudiantes, imponiendo rectores incapaces y corruptos y una evaluación estandarizada para reprimir a los docentes universitarios en el plano académico, amén de disminuir drásticamente el presupuesto de las universidades, obligando a éstas aumentar los costos de la matrícula y del uso de servicios en cada universidad;

·         Desde un punto de vista económico-presupuestario, con el fujimorismo el gasto educativo de los padres de familia pasó del 20% al 50% del gasto total, lo que hoy sigue manteniéndose.

Una segunda prioridad del fujimorismo fue la adecuación pedagógica de la educación al modelo económico neoliberal, en el sentido de poner a la educación al servicio de las grandes empresas privadas: trabajadores sin derechos laborales y sociales pero competentes para la productividad en una economía primario-exportadora y de servicios en manos de la empresa privada.  Así tenemos:

·         El currículo llamado de "nuevo enfoque", con la filosofía pragmatista del aprendizaje por competencias" y la metodología constructivista u operativa;

·         La reducción curricular a ciertas áreas "integradoras" pero que limitan y hasta suprimen aquellos conocimientos y capacidades para comprender críticamente la realidad, como la economía política, la filosofía, la psicología, concentrando el aprendizaje en el manejo de la comunicación básica y de las matemáticas básicas,  currículo que está produciendo egresados con serias limitaciones culturales y científicas, como se acaba de demostrar con estudiantes de estudiantes de universidades privadas, tan ponderadas por los neoliberales.


La crisis educativa continúa


¿Ha mejorado la educación peruana en los últimos 20 años de aplicación de la reforma neoliberal?  Los actuales funcionarios del Ministerio de Educación del actual gobierno vienen levantando hasta las alturas de la victoria los últimos puntajes obtenidos por los estudiantes a quienes se aplican las evaluaciones estandarizadas en lenguaje y matemáticas, ocultando que los pequeños aumentos en el puntaje dependen más de las circunstancias de la evaluación y del tipo de prueba, más que de la supuesta capacitación de los maestros y de la imposición de la nueva Carrera Pública Magisterial.  En realidad, la reforma educativa neoliberal sigue siendo aplicada por el gobierno aprista y lo fue durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).  Los parámetros son los mismos.  El presupuesto educativo no llega al 6% como lo prometieron.  Se ha quedado alrededor  del 3%.


El fujimorismo ha demostrado que más allá de las recomendaciones (en realidad, imposiciones) del Banco Mundial, carece de un proyecto diferente al que aplicó en aquella década infame de su gobierno.   Su regreso  al gobierno significaría la continuación de la reforma neoliberal privatizadora, por tanto, antidemocrática.  Los mismos aplicadores de esa reforma están hoy listos para volver, como el ex Ministro de Educación Jorge Trelles Montero, que confundió la educación nacional con su academia preuniversitaria; como el Ministro Chang del gobernó aprista que confundió la educación peruana con su universidad privada San Martín de Porres. 


Con la inauguración de locales escolares con dinero donado, el fujimorismo quiso engañar al pueblo.  En eso, Odría fue superior.


Maestros y estudiantes, pues, debemos de rechazar la candidatura del fujimorismo representada hoy por Keiko Fujimori, quien, dígase de paso, sigue debiendo al Estado peruano por los gastos de su educación y la de sus hermanos.  Si la reforma educativa del fujimorismo hubiese sido buena, los hijos de Alberto Fujimori no hubiesen tenido la necesidad de ir a estudiar en otro país.  En realidad, su educación fundamental se dio en los refugios del SIN y del Pentagonito.  Todo lo demás es superficial.


Lima, mayo 10 del 2011
Fuente:
http://vanguardia-intelectual.blogspot.com
Leer más »