sábado, 26 de junio de 2010

SENDERO LUMINOSO Y LA FRUSTRACIÓN DE LA REVOLUCIÓN EN EL PERÚ


(A Juan Corilloclla, dirigente magisterial que fue asesinado por Sendero Luminoso en Huancavelica; a Esteban Flores, dirigente magisterial asesinado por el Ejército en Tingo María)

                                    José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas, ex Secretario General del SUTEP

 

Luego de la movilización senderista en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en otros dos lugares de Lima, una serie de opiniones y análisis se vienen difundiendo, los cuales son de tres clases: por un lado, de quienes han reaccionado con objetivos políticos de indudable carácter oportunista; por otro, los que, buscando una explicación y una perspectiva ajustadas a la sociología y la ciencia política, le sitúan en el plano de la lucha por el poder en el Perú.  Y un tercer tipo de reacción es la de marcada posición fujimorista.

Ambas posiciones pueden tener coincidencias, lo fundamental está en las diferencias de enfoque y de objetivos.  La coincidencia general radica en su rechazo a las manifestaciones senderistas, tanto de los acuerdistas de las movilizaciones recientes y su desesperado afán de subirse al carro electoral del momento para sobrevivir; como de los del grupo "proseguir" que actúan en las zonas rurales de la producción de narcóticos provenientes del cultivo de la coca.

El fenómeno senderista y sus acciones armadas de tipo terrorista del pasado y de hoy no puede entenderse al margen de la situación del país, de la estructura de clases y de las relaciones sociales que la formación económico –social del Perú han engendrado en el plano de la ideología y de la política.

PRIMERO, EL LUGAR DE SL EN LA HISTORIA DEL PERÚ

En el siglo XX el Perú ha sido escenario de algunos intentos y procesos de lucha revolucionaria para su transformación en una sociedad diferente a la capitalista.  Cada vez que surgió un movimiento con esa perspectiva, las clases dominantes la han combatido, como es la lógica de la defensa de un sistema, con todas las armas a su servicio, incluyendo las ilegales e inhumanas, sin importar que aquellas luchas hayan sido justas o no.

Primero fue la lucha de José Carlos Mariátegui por dar al Perú un rumbo socialista.  El gobierno de Leguía trató de anular su lúcida y paciente acción revolucionaria, pero el Amauta dejó uno de los legados ideológicos más importantes de América Latina.

 El primer movimiento revolucionario del tipo de lucha armada urbana fue el de 1932 en Trujillo y otras zonas del entorno norteño, cuyo estallido sobrepasó la capacidad y hasta la decisión política de la máxima dirigencia aprista de aquellos momentos: fue una auténtica lucha de los de abajo que fue sangrientamente doblegada por el dictador Sánchez Cerro.  El grueso de los combatientes procedía del proletariado cañero del norte, y su principal figura emblemática fue el "Búfalo" Barreto, un líder anarquista muy cercado al socialismo, circunstancialmente aprista.

Después vinieron los movimientos guerrilleros de los años 60, principalmente la comandada por Luis de la Puente Uceda como máximo dirigente del MIR.  Fue el movimiento de mayor claridad revolucionaria para la toma del poder y la construcción del socialismo, pero también una lucha guerrillera que se alejaba del aventurerismo y del simple terrorismo, aplicando la concepción y los métodos de los procesos revolucionarios de otros países, principalmente de la revolución cubana que había triunfado en 1959.  Su derrota constituyó un gran alivio para la vieja oligarquía conformada, fundamentalmente, por los terratenientes, y también para todos los partidos de la derecha de aquellos años, incluido el APRA, de cuyas filas salieron, precisamente, los fundadores del MIR ante el convencimiento de que "la gran transformación" de la que hablaba Haya de la Torre no significaba más que una pose demagógica.

Los otros movimientos de aquella década no tuvieron la misma fuerza ni la misma importancia, pero correspondían también a la misma tendencia de la lucha por un nuevo sistema social.

Derrotados aquellos movimientos, un sector de las clases dominantes ligado al gamonalismo, se negó a realizar, por lo menos, algunos cambios que amenguaran la opresión y la miseria de las poblaciones campesinas y urbano-marginales, pese a que la administración norteamericana bajo la orientación de la Alianza para el Progreso había trazado un plan hemisférico para América Latina consistente en una serie de reformas que redistribuyera la riqueza para hacer frente al creciente descontento de las masas y al avance del comunismo y de las revoluciones tipo la Revolución Cubana, China, Vietnamita, Angoleña, etc.  De ese letargo oligárquico fueron sacudidos por el golpe militar del 3 de octubre de 1968 bajo el comando institucional de las Fuerzas Armadas y su máximo jefe, el General Juan Velasco Alvarado.  Par los barones del Azúcar y los viejos banqueros y grandes exportadores, la "revolución de las Fuerzas Armadas" no era sino el comunismo, sin darse cuenta de que el Perú ingresaba a un proceso de nueva modernización basada en los intereses de la burguesía industrial-financiera.  De esta miopía de clase parasitaria, sólo escaparon algunos empresarios que se acomodaron al nuevo modelo desarrollista para hacer fortuna hasta consolidar su dominio de clase.  Muchos de ellos formaron parte de los denominados "12 apóstoles" que se beneficiaron largamente con los dólares que el primer gobierno del APRA (1985-1990) les entregó para generar, supuestamente, el crecimiento económico del Perú.

Por supuesto que el desarrollismo burgués de la Fuerza Armada no pudo resolver los problemas del Perú, ya que no se salía de la órbita de la hegemonía del capitalismo  internacional, no obstante algunas escaramuzas con el capital norteamericano por las políticas de las nacionalizaciones realizadas por el gobierno militar de la primera fase.

Tales frustraciones de transformación del país se dieron hasta la década de los 70 del siglo pasado.  Las tres primeras, de indudable raigambre popular y revolucionaria.  La tercera, de raíz reformista que hubiese permitido un proceso de modernización bajo la batuta de la burguesía industrial-financiera.

La frustración reformista dio paso al resurgimiento del movimiento revolucionario en el Perú bajo la presión del nuevo movimiento obrero y popular de las grandes ciudades, las huelgas de los trabajadores del campo y la ciudad, la influencia del avance del socialismo en el mundo y los nuevos movimientos guerrilleros en América Latina, más el aumento del descontento de las masas oprimidas, tanto de los obreros como de los campesinos y de la pequeña burguesía empobrecida.  Al margen de estos hechos no se puede explicar el surgimiento de nuevos partidos revolucionarios, muchos de los cuales de abierta ideología marxista-leninista orientados a tomar el poder del Estado por la vía revolucionaria con la guerra popular como forma principal de lucha.  En este contexto aparece SL y su preparación para el estallido de "su" revolución.  Su aparición no puede ser vista como el mero producto de una "mente criminal", la de Abimael Guzmán, aun cuando este jefe senderista haya utilizado el terror para subyugar a quienes no pensaban como él, concepción y método ajenos al de todas las luchas revolucionarias del mundo, incluida la de Mao, su pretendido modelo de inspiración.  El mismo hecho que SL no haya practicado ninguna política de alianzas con otros partidos de la izquierda peruana, dice mucho de su concepción dogmática y sectaria, el violentismo (no la violencia revolucionaria) de su línea y su metafísica del endiosamiento del líder, hasta convertirlo en "presidente Gonzalo" por anticipado, una diferencia abismal de concepción con otros jefes revolucionarios que solamente fueron considerados como comandantes de la lucha.

Si las condiciones en que se desenvuelve la sociedad peruana no cambian, como lo está indicado el propio Julio Cótler, de cuya ideología liberal no se puede dudar, si las desigualdades sociales van en aumento, ni no hay un horizonte de justicia futura en el marco de la actual democracia burguesa en el Perú, nuevos movimientos surgirán, incluso similares a SL.  Entonces, los ideólogos de la burguesía volverían a dar explicaciones ajenas a nuestra realidad, enfilando sus acusaciones contra "fuerzas externas", como ya lo han hecho recientemente con motivo del movimiento indígena amazónico: ignorancia e intereses de clase, juntos.

El denominado "Museo de la Memoria" no es un factor que vaya a frenar el impulso de las masas oprimidas contra un sistema que crea más desigualdades económicas y sociales.  El capitalismo ya no puede seguir manteniendo su "Estado del Bienestar" ni en la propia Europa de la otrora socialdemocracia.  ¿O es que se puede frenar la lucha de clases con aparatos culturales sin cambiar las condiciones que dan origen a los enfrentamientos de clase?  Lo ideal es que la transformación del Perú se realice pacíficamente, sin muchos sacrificios.  Pero la propia Revolución Francesa ha demostrado que, en ciertas circunstancias,  los que están en el poder se niegan a admitir los consejos y las peticiones.   

SEGUNDO, EL SENDERISMO HA FRACASADO

Después de su derrota militar y política, SL se debate entre proseguir la lucha armada, por un lado, y recuperar presencia política a través de métodos de lucha legal, incluyendo la defensa de sus afiliados procesados o sentenciados, la lucha electoral coyuntural, la agitación política de "amnistía", la participación de su militancia libre en los sindicatos y organizaciones populares, su lucha ideológica en las universidades y otros centros de enseñanza, incluso privados.  La propia exigencia de la autorización para el matrimonio de Abimael con la Iparraguirre es parte de esa lucha política.  

Con excepción de la lucha armada que desarrolla en el VRAE y en una parte del Huallaga, nadie puede negar a los senderistas su derecho a participar en la vida política del país, como se pretende hoy desde las canteras más reaccionarias de la prensa y de la política de la derecha peruana.  Estos sectores son los que han avalado y siguen avalando los asesinatos que comprometieron al Estado durante los doce años que duraron los enfrentamientos en la década de los 80 y principios de los 90 del siglo XX.   Tienen razón quienes están considerando una alianza aprista-fujimorista para reiniciar una represión militarizada en las universidades públicas, principalmente en la Universidad de San Marcos.

Al margen de la fuerza que hoy tiene SL, que es muy débil frente a las masas oprimidas a las cuales pretende representar, su tendencia no es al desarrollo de esa fuerza.  Su fracaso no solamente está en que fuera derrotada militar y políticamente, sino en el hecho de que su ideología se ha quedado estancada en el antifeudalismo de los 60 del siglo XX.  Su idealización de la violencia al margen de las condiciones concretas de la lucha de clases le ha producido un rechazo en el pueblo y en  los sectores progresistas, incluyendo las fuerzas de izquierda.  ¿Cómo puede avanzar un movimiento que tira lanzas contra todos?  Con SL no es posible discutir estas cosas porque su pensamiento es el único que posee todas las verdades juntas.  En los sindicatos reclaman democracia cuando son minoría, pero cuando asumen la dirección de un gremio no permiten que nadie discuta nada.  Poniendo de barriga a los apristas, estos "demócratas" tienen un comportamiento similar, como cuando dicen que no hay la corrupción que se viene denunciado en el Perú.

Por otro lado, fuera de Abimael Guzmán, no hay ningún otro dirigente importante capaz de discutir los problemas ideológicos y políticos de SL, ni sobre los problemas del Perú.  Su discurso es el mismo, con citas fuera de contexto, con frases voluntaristas como los que leemos en ciertos correos electrónicos que nos llegan.  Pretender discutir con los abogados Crespo y Fajardo es perder el tiempo y otorgarles un nivel que no tienen. 

Un partido que ha demostrado su impunidad moral y su falta de autocrítica por lo asesinatos cometidos, no tiene capacidad para defender los derechos de los oprimidos, ni capacidad moral para combatir a la otra parte que, desde el Estado, también ha destruido vidas inocentes y no inocentes en condiciones de impunidad.   Su desgaste moral e  histórico es evidente.  Su moral revolucionaria, si alguna vez existió, ya no existe.   Las propias contradicciones entre los senderistas es prueba de que su desorientación es evidente, como el caso de los insultos de "Feliciano" contra Abimael Guzmán.

TERCERO, DESLINDAR CON SENDERO LUMINOSO

El deslinde ideológico con SL no será significativo si proviene desde la derecha, y mucho menos desde los neoliberales.  La derecha carece de autoridad para rebatir los objetivos que SL dice perseguir, pues esa derecha constituye la beneficiaria de la situación de injusticia que vive el Perú.  Sus ataques a SL aparecen como la defensa de sus exclusivos intereses de clase, de sus privilegios.  Solamente la pequeña burguesía acomodada, los grandes funcionarios del Estado y del sector privado pueden hacerle coro como cuando el Presidente García amenaza con invadir las universidades.  Este deslinde favorece a SL, pues le pone en ventaja evidente ante los sectores oprimidos del país.  El periodista Federico Salazar, desde una derecha más liberal, plantea la cuestión del deslinde en forma más inteligente que los demás periodistas de la derecha peruana, pero él es, a lo sumo, un elemento aislado en medio de la mediocridad de una clase, cuyo único intelectual de renombre, Mario Vargas Llosa, es escuchado sólo por los neoliberales "orgánicos", pero no por el pueblo.

En el extremo del deslinde de la derecha se sitúa el fujimorismo, cuyo objetivo es instrumentar el rechazo a SL a favor de un retorno del Perú a los 90 vía las elecciones del 2011.  De paso, indultar  su corrupto y criminal jefe con su pandilla, juntos.

El verdadero deslinde con SL sólo puede  provenir de la izquierda revolucionaria, de aquella que tiene como alternativa la lucha por el socialismo, por tanto, la lucha consecuente contra el capitalismo, cuya derrota de su modelo neoliberal es condición sine qua non para avanzar hacia el objetivo estratégico.

Sin ceder al violentismo metafísico de SL, la lucha revolucionaria no puede renunciar a ninguna forma de lucha de antemano, como ha ocurrido en el Ecuador, donde las masas insurgentes han debido recurrir a la violencia para traer abajo a tres gobernantes y dar paso al proceso político que hoy vive el Ecuador. 

En el proceso de deslinde con SL es posible perfilar una nueva izquierda en el Perú, que cohesione a los sectores populares en una fuerza capaz de luchar por el poder y por la construcción del socialismo.  Ese deslinde tampoco debe entenderse al margen de la lucha contra el capitalismo en el Perú y en el mundo.  Es un deslinde teórico y práctico.

Lima, junio 22 del 2010

                      Fuente:

http://vanguardia-intelectual.blogspot.com

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miércoles, 23 de junio de 2010

Educación en Loreto: Nueva alternativa democrática y patriótica.

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú).

El SUTE Regional Loreto y los sutes bases provinciales están trabajando una propuesta pedagógica, sin abandonar la lucha económica por los derechos de los maestros, y sin excluirse, además, de la lucha popular, como la reciente jornada de 48 desarrollada por el Frente Patriótico de Loreto, en la cual los maestros fueron uno de los puntales por la defensa de la soberanía nacional.

Después de los seminarios pedagógicos provinciales realizados en el segundo semestre del 2009, el Comité Ejecutivo Regional y los miembros de la Comisión Pedagógica presidida por el Prof. Juvenal Fasanando, recogiendo las opiniones de los maestros que asistieron a los eventos en cada capital provincial, han sistematizado los contenidos para dar cuerpo a una propuesta inicial de Proyecto Educativo Regional para Loreto (PERL)

La propuesta inicial será presentada el día lunes 24 en el Aula Magna de la UNAP, en la que se hará una exposición resumida de la propuesta, comentada por panelistas especialmente invitados. El acto de la presentación del PERL elaborado por los maestros motiva esta nota.

El trabajo pedagógico del SUTE Regional Loreto.

A los maestros se les responsabiliza, en estos años de neoliberalismo, de la crisis de la educación peruana, por ende, de la crisis educativa en Loreto. Quienes así opinan desde los distintos gobiernos ocultan el hecho de que son ellos los que dan las leyes, establecen los currículos, reducen sistemáticamente el presupuesto ara la educación, remuneran con incuria a los maestros, mantienen un sempiterno proceso de corrupción en la administración de la educación y, como ya se conoce, conculcan todos los derechos laborales y profesionales de los docentes. Al maestro le consideran el "apóstol" sumiso y sin el derecho de opinar. Y cuando tienen que pedirle alguna opinión, lo realizan a través de encuestas impersonales, muy alejadas del juicio crítico de quien es, en realidad, el agente directo y primero de la formación de los niños y jóvenes en la escuela.

La alternativa que está elaborando el SUTE Regional Loreto con sus bases organizadas constituye una respuesta a la crisis educativa y a los responsables gubernamentales de ésta; un esfuerzo de reflexión más allá de la enseñanza en las aulas, es decir, con una perspectiva de búsqueda de un sistema educativo que ayude a resolver los problemas educacionales en la Región, por lo menos superando lo que el sistema nacional en crisis no permite realizar; es una demostración de la capacidad de generar algo nuevo y salirse de la mediocridad y la rutina de los que, teniendo los recursos suficientes, son incapaces de ir más allá de administrar la crisis.

Elaborar una nueva alternativa educativa es un trabajo no solamente sindical. Es, fundamentalmente, un trabajo pedagógico, entendida la pedagogía como la ciencia social y humana que estudia el fenómeno educativo en todas sus formas, en sus fundamentos sociales, económicos, filosóficos, antropológicos, históricos, sociológicos y científico-tecnológicos. Es una labor interdisciplinaria, visión necesaria para poder entender un fenómeno social tan complejo como es educar a las nuevas generaciones.

Una alternativa diferente.

A diferencia de los planteamientos neoliberales en boga, reproducidos en todos los proyectos regionales del país elaborados en estos años del siglo XXI, la propuesta de PERL que están elaborando los maestros loretanos se sitúa en la línea de la educación transformadora, democrática, patriótica, popular, integral, al servicio del desarrollo de Loreto y de la patria, el Perú. El enunciado general define un contenido nuevo, diferente y opuesto a las diversas propuesta neoliberales que nos vienen ofreciendo desde los años 90, pero diferente y opuesto también a la vieja tradición republicana con su veintena de reformas educativas. Ante el fracaso de la reforma educativa neoliberal, no queda, pues, otro rumbo que una educación camino hacia la emancipación y el desarrollo integral.

Las bases principistas, de las cuales derivan los fines, los objetivos, las políticas y las prioridades educativas, recogen lo mejor del pensamiento pedagógico, especialmente para realidades como la nuestra, donde no hubo un desarrollo de la educación moderna que, surgiendo en Europa, pudo extenderse sólo a algunos países que lograron sentar nuevas bases económicas y sociales para garantizar un desarrollo educativo y cultural renovador, transformador, emancipador.

Sería extenso mencionar todos los aspectos del contenido del PERL en un artículo como el que ofrecemos. Vale la pena, sin embargo, señalar a la escuela pública gratuita, universal e integral como la base institucional y programática fundamental que puede garantizar una nueva educación como derecho para todos y no como mercancía como lo concibe el neoliberalismo; una educación basada en el postulado de la "igualdad de oportunidades para todos", y no como la concepción privatizadora que defiende la compra y venta de la educación en el libre mercado, sustrayendo al Estado de una de sus obligaciones más importantes en materia educativa.

La alternativa que propone el SUTE Regional Loreto no es una novedad. Tiene sus antecedentes en la pedagogía planteada por José Antonio Encinas, desde principios del siglo XX, que fuera combatida y acallada por la vieja oligarquía. Tiene también como antecedente la prédica de José Carlos Mariátegui a favor de la enseñanza pública gratuita, que logró plasmar en el Programa del entonces Partido Socialista que fundó en 1930. Están los aportes de educadores como Augusto Salazar Bondy, Emilio Barrantes y Wálter Peñaloza Ramella, fundamentalmente. Y hay que mencionar las Tesis Educativas y el Proyecto Educativo del SUTEP de 1992, que han venido siendo enriquecidos aunque no suficientemente difundidos ni confrontados con la reforma neoliberal en curso, incluido el Proyecto Educativo Nacional (PEN) del actual gobierno.

A estudiar, a discutir, a aportar…

A partir del 24 de mayo del 2009 corresponde a los maestros loretanos y a todos aquellos que se interesen verdaderamente por la educación regional y nacional, estudiar la nueva propuesta contrastando su contenido con el de las dos propuestas regionales existentes, ( UNIPOL y Fuerza Loretana), muy similares en sus bases ideológicas neoliberales. Como alguien dijo alguna vez en el Asia, hay que hacer que florezcan y compitan todas las flores y todas las escuelas del pensamiento.

Para hablar hay que estudiar. Para discutir hay que conocer lo que se discute. Para aportar es necesario diferenciar la paja del trigo, lo sustancial de lo adjetivo, lo trascendente de lo efímero y meramente propagandístico. Sentimientos basados en los valores de la justicia social, de la solidaridad, la libertad, el amor a la patria y al trabajo, la honradez, propios de los espíritus capaces de luchar por las aspiraciones democráticas del pueblo, constituyen el impulso para conquistar un nuevo orden social.

No pueden aportar a una nueva alternativa educativa quienes conciben la educación como un negocio o como una instancia para supervivir subordinados a los favores y prebendas del gobierno de turno, sin convicciones pedagógicos claras y firmes.

No solamente los maestros deben participar en el debate que se abre en Loreto. Están los profesionales patriotas y democráticos, nuestra UNAP, la juventud estudiantil, los padres de familia y el propio pueblo, objetivo y fin de una nueva educación en nuestro país y en Loreto.

El debate, señalan los dirigentes, dará paso a nuevos eventos provinciales hasta llegar al I Congreso Pedagógico Regional del SUTE Loreto.

Iquitos, mayo 18 del 2010

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Algunas notas sobre la historia de la Educación Peruana.


José Ramos Bosmediano


Sólo vamos a tocar el tema de la historia de la educación peruana, limitándonos al período republicano, que es el que está vigente, en crisis, sometido a una crítica aparentemente radical, como la que dice que "está en el sótano", pero que al mismo tiempo, quienes la realizan, apoyan todas las políticas gubernamentales que vuelven más profundo el aludido sótano. Su crítica parte de los puntajes obtenidos por los estudiantes que son sometidos a evaluaciones estandarizadas elaboradas por ciertos organismos internacionales con dudosos objetivos, sin considerar los aspectos integrales de la educación.

La educación prehispánica y la educación colonial merecen también nuevos enfoques, al igual que la educación indígena amazónica, con sus características propias, aun cuando la influencia de la educación colonial, primero, y la republicana, luego, han introducido nuevos elementos ideológicos y nuevos valores sociales en el proceso de aculturación de más de 500 años.

La educación republicana ha sido objeto de muchos enfoques, algunos referidos a la cronología de políticas educativas plasmadas en leyes y reformas, sin una visión crítica de los procesos. Son las que más abundan y forman parte de la formación de los docentes. En otros casos, como el ensayo de José Carlos Mariátegui en su obra fundamental sobre el Perú, el análisis es profundamente crítico, desde una perspectiva marxista, no propiamente una historia de la educación sino una sociología histórica de la educación peruana republicana hasta la década de los 20 del siglo pasado. Un estudio imprescindible es el de Jorge Basadre a través de su Historia de la república, un registro con notas de interpretación que constituyen material obligatorio para tener una idea general de la evolución de la educación peruana republicana. Los dos autores citados, desde luego, no agotan la abundante literatura sobre el tema, pues tenemos al extinto maestro Emilio Barrantes, por ejemplo.

A partir de los 70 del siglo XX, con motivo de la reforma educativa de la dictadura militar instalada el 3 de octubre de 1968, los análisis han sido más abundantes, así como los del período neoliberal que estamos viviendo desde 1990.

La herencia colonial

Una primera cuestión que debe plantearse para referirse a la educación peruana republicana es la permanencia de la herencia colonial, en cuanto la propia cultura peruana dominante arrastra ese pasado de conservadurismo que ninguna reforma educativa ha podido superar. La única propuesta verdaderamente liberal de educación que pretendió eliminar los valores coloniales en la educación peruana fue la de José Antonio Encinas, que enfrentó resueltamente los elementos clericales, el autoritarismo y el intelectualismo de la escuela, en las primeras décadas del siglo XX.

Una crítica liberal a la educación republicana conservadora fue la de don Manuel Vicente Villarán desde fines del siglo XIX, centrando su crítica en esa tradición clerical y oficinesca en la formación de profesionales, a los cuales se les preparaba al margen de una moderna economía productiva, tecnológica y ligada al desarrollo del país.

Durante todo el siglo XX, quienes se han ocupado seriamente de la educación peruana y su evolución, no han dejado de señalar los rasgos arrastrados del virreinato: conservadurismo axiológico, enciclopedismo, escolasticismo, memorismo, principalmente.

A nuestro entender, las características mencionadas definen una educación detenida en el tiempo medieval. Pero lo más absurdo ha sido que esa crítica no ha concentrado suficientemente su atención en los elementos programáticos que una educación moderna debía de desarrollar en pleno siglo XIX y, con más compromiso, en el siglo XX, siglo de grandes movimientos pedagógicos que lograron revolucionar la escuela en no pocos países, tanto del mundo capitalista como del mundo socialista, como una tendencia a la universalización de la educación concebida como derecho de los pueblos.

Lo anterior nos permite señalar que la educación peruana republicana carece de los elementos de la modernidad que se expandió a partir de la Revolución Francesa de 1789. Es que una educación que seguía alimentándose de la herencia colonial, carecía de la capacidad para desarrollar los elementos de toda educación moderna, como la educación no confesional o laica, la educación científica como uno de los ejes del currículo, la coeducación como elemento democrático en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, la educación popular como expresión de la democratización de la cultura, la planificación de la educación y la escuela pública única como el único instrumento institucional para la gratuidad y la universalización de la educación.

¿Qué impidió que la educación peruana republicana pudiera desarrollar los elementos de la educación moderna que naciera en los países más desarrollados de la Europa occidental? He aquí la pregunta fundamental para hurgar en el origen de nuestra larga crisis educativa. La crisis que hoy vivimos no es nueva ni tan diferente a las que afloraron en el pasado y que fueron respondidas con sendas reformas educativas, cada una sumergida en el fracaso más rotundo. La crisis de la que hablamos puede definirse como la incapacidad de superar la herencia colonial de la dominación española, pero también la impotencia para hacer frente al neocolonialismo al que estamos atados desde hace décadas. Ambos tipos históricos de dominación han convertido a nuestra educación en instrumento de reproducción del subdesarrollo cultural y la dependencia de valores ajenos a nuestro pueblo y a nuestro destino histórico.

Desde hace años, mientras contribuimos a elaborar el proyecto educativo del SUTEP, y sistematizando las investigaciones de los nuevos historiadores peruanos, hemos afirmado que la crisis de la educación peruana tiene raíces históricas y estructurales. Las primeras, producto del "síndrome virreinal", de la permanencia de los valores de la educación y cultura coloniales que las clases dominantes han venido conservando para servir a sus intereses de clases parasitarias, sin un proyecto nacional de desarrollo e integral que haga posible un país democrático, soberano, descentralizado, próspero y desarrollado.

Las raíces estructurales tienen que ver con una educación asentada en una economía atrasada, sin desarrollo de las fuerzas productivas, un Estado antidemocrático y profundamente centralista; con una economía agraria basada en la propiedad terrateniente hasta la primera mitad del siglo XX, por lo menos. Con una estructura de la economía, de la sociedad y del Estado, desfasados del desarrollo moderno, era imposible una educación renovada. Quienes consideran que la educación del pasado fue mejor a la de hoy, o no conocen la historia, o conociéndola, tratan de justificar hoy las políticas neoliberales para destruir la escuela pública y la profesión docente, nuevas condiciones para la penetración de los valores de la cultura imperialista dominante, a la vez expandir la educación privada.

La crisis educativa de hoy no puede, pues, definirse por la responsabilidad de los maestros, como vienen proclamando los neoliberales. Los maestros son responsables de lo que hacen en las aulas, pero bajo ciertas condiciones materiales y del contexto cultural y social que enmarca a la escuela en su conjunto. ¿Quién definen los fines y los objetivos de la educación y sobre qué visión del Perú? ¿Quién elabora las leyes educativas? ¿Quién diseña y establece los elementos curriculares y metodológicos que los maestros están obligados aplicar en las escuelas? Estas preguntas, tan razonables como sencillas, nos remiten a una interpretación más integral de la crisis educativa, de sus principales responsables. Maestros y estudiantes, en gran parte, son también las víctimas de la crisis, no sus causantes. Si hay una gran responsabilidad que debe atribuirse a los maestros, es no promover, desde las aulas, la formación de una nueva conciencia para cambiar el país, y también no impulsar suficientemente la organización política del pueblo para luchar por el poder del Estado. Esta es la responsabilidad de la que hablaba José Carlos Mariátegui.

Hitos en la lucha por una nueva educación en el Perú

A lo largo de la vida republicana, no obstante las conservadoras políticas educativas de los gobernantes peruanos y sus asesores extranjeros, se han producido en nuestro país importantes movimientos pedagógicos de orientación renovadora. Sumariamente vamos a señalar los más importantes.

Desde fines del siglo XIX, bajo la influencia del movimiento social que llegaba de Europa, en el Perú aparecieron iniciativas renovadoras sobre el derecho de las mujeres a la educación, no solamente elemental, sino profesional. Este movimiento removió el espíritu conservador de la oligarquía peruana desde una perspectiva liberal. El movimiento feminismo de principios del siglo XX aceleró esta tendencia hasta convertirse en una lucha por los derechos políticos de la mujer. Pero fue un movimiento minoritario que no pudo romper el proceso colonial de la educación separada de los sexos, problema que aún tenemos en la actualidad, y no en pequeña proporción, a tal punto que en Lima hay una Universidad "para señoritas". Al movimiento a favor de la educación de la mujer y su derecho a la emancipación, la oligarquía enfrentó en las escuelas secundarias con el curso de "educación familiar" bajo los parámetros de una orientación conservadora, basada en la vida familiar tradicional y sus modales, como se observa en los textos de Irene Silva de Santolalla.

Al lado del movimiento obrero peruano, desde fines del siglo XIX hasta la segunda década del siglo XX, aparece la educación popular como un movimiento que promueve la formación cultural de los trabajadores con la participación de los intelectuales, estudiantes de la Federación de Estudiantes del Perú, recogiendo los valores de las clases oprimidas del ande y de la costa. Es una educación ligada a las luchas por las reivindicaciones económicas y sociales del pueblo, en la que tuvo un papel importante don Manuel González Prada, quien orientó, en gran parte, la inicial prensa obrera, las asambleas y los actos culturales. La creación inicial de las Universidades Populares "Manuel González Prada", por acuerdo explícito de la FEP, fue un hecho de gran importancia, pues en ellas José Carlos Mariátegui pudo intervenir con sus magisteriales exposiciones sobre la crisis mundial con una visión diferente a las que ofrecía la burguesía internacional y los periódicos peruanos de la derecha. El papel inicial de las UPGP fue tergiversado posteriormente al habérsele convertido en un lugar de proselitismo político del APRA de Haya de la Torre.

Hay que tener en cuenta el aporte de José Carlos Mariátegui con el movimiento de la educación popular y su orientación hacia la formación de la conciencia obrera para la transformación social del Perú. Su revista fundamental, Amauta, fue una especie de faro para la formación de una nueva conciencia social en el Perú, a la que agregó la revista obrera Labor, orientada a impulsar la organización y la lucha del proletariado peruano. Sus artículos editados como libro en Temas de educación, son fundamentales para comprender el significado de la educación pública, la libertad de enseñanza, la educación democrática y la relación entre la educación y la economía.

Bajo el influjo de los movimientos de renovación social, surge en el Perú el movimiento de la Reforma Universitaria en 1919, como parte del primero que estalló en Córdova, Argentina, en 1918, una eclosión de los sectores de la pequeña burguesía empobrecida y marginada de la educación superior, que buscó la apertura de la Universidad a los sectores populares, una lucha por la democratización de la educación. En ese movimiento jugaron un rol preponderante muchos intelectuales de izquierda y progresistas, incluso desde fuera de las universidades. Las conquistas de ese movimiento siguen siendo válidas, a condición de situarlas en una nueva trayectoria de lucha por la transformación del país. Es de lamentar que hoy, la universidad que encabezó la lucha estudiantil de 1919, la gloriosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se encuentre sometida a las ambiciones y a la mediocridad de grupos docentes y estudiantiles que han hecho del poder administrativo-económico su única razón de ser.

El movimiento de la escuela nueva que se desarrollaba como un requerimiento de la segunda revolución industrial y de la ciencia y tecnología modernos, fue asumido por José Antonio Encinas, quien, además, consideró de gran importancia los aportes de la educación sociales que se desarrollaba en la URSS luego de la revolución de octubre de 1917. Este movimiento fue, hasta cierto punto, combatido por los intelectuales de la oligarquía, la que sólo tuvo en cuenta los aspectos formales de la escuela nueva, sin desarrollar sus elementos modernos y renovadores. El espíritu conservador y elitista de Alejandro Deustua, se impuso en toda la línea.

Parte del movimiento de la escuela nueva fue introducida, tardíamente, en la década de los 50, como la metodología del "estudio dirigido" que don Carlos Salazar Romero encabezó, llegándose a convertirla en el instrumento didáctico en las aulas, principalmente de la educación secundaria. En esta misma tendencia se crean las Grandes Unidades Escolares que buscaron convertir a este nivel educativo en un proceso de educación que integrase las humanidades con las especialidades tecnológicas de la industria, la agricultura y el comercio. Su lado negativo fue seguir manteniendo, a través de la "Secundaria Común", esa formación estrictamente enciclopedista y teorética, ofreciendo la imagen de una educación técnica propia de las clases marginales, mientras que la "común" se orientaba a la Universidad, a la academia, con sus connotaciones de educación "más importante".

La reforma educativa de los 70, bajo el liderazgo intelectual del filósofo y educador Augusto Salazar Bondy tuvo importantes elementos renovadores, principalmente en la estructura del sistema escolar, el concepto y estructura de la educación básica, la orientación integradora y multidisciplinaria del currículo y la necesidad de integral el estudio con el trabajo. Pero la vieja tradición conservadora y su adaptación a los intereses de una burguesía industrial-financiera, que era, en realidad, el trasfondo de las "reforma estructurales", más el espíritu autoritario de la dictadura militar, predominaron en dicha reforma. Al fracasar el proceso de las reformas, el de la educación se convirtió en una formalidad. ¿Qué iba a producir una reforma educativa auspiciada intelectualmente por el filósofo Salazar Bondy y sus colaboradores si en el Ministerio de Educación ejercían el mando militares que poco o nada comprendían lo que los reformadores estaban planteando?

Con el fracaso de la reforma de los 70, la crisis actual de la educación peruana se acelera y se convierte en uno de los problemas más candentes del Perú contemporáneo. El neoliberalismo que hoy nos domina, y no sólo en el campo educativo, encontró un gran vacío para imponer sus parámetros fondomonetaristas, su pragmatismo y sus orientaciones tecnocráticas y privatizadoras.

Finalmente, como una propuesta diferente y opuesta a la reforma educativa neoliberal, el SUTEP, en 1992, elaboró un Proyecto de Educación y Cultura sobre la base de unas 13 tesis educativas que definen la crisis de la educación y las propuestas de tipo pedagógico general. Los neoliberales y sus periódicos han hecho todo lo posible por ocultar esa alternativa. Incluso algunos educadores que se autodefinen como renovadores, como es el caso del que fuera propietario de la escuela privada "Los Reyes Rojos", llegó a afirmar que el SUTEP no tenía proyecto educativo. Lo que en realidad quería decir el propietario era que no le gustaba el proyecto del SUTEP porque en éste no tiene cabida la educación privada.

La educción peruana en crisis, bajo la hegemonía del pragmatismo pedagógico neoliberal, ha convertido al sistema escolar peruano en un caos. Los gobiernos regionales no hacen más que reproducir ese caos. Las universidades públicas languidecen, mientras las privadas siguen su marcha hacia la proliferación del negocio.

Un nuevo movimiento por una nueva educación es más que un llamado: es una necesidad histórica.

Lima, junio 14 del 2010 amazonayahuascaramos@yahoo.es
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jueves, 10 de junio de 2010

Políticas educativas y trabajo docente en América Latina

José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas, ex Secretario General del SUTEP

 

(A los maestros peruanos, abnegados y dignos, en el Día del Maestro, 6 de julio, fecha gloriosa de fundación del SUTEP en 1972)

 

Los países de América Latina y el Caribe siguen siendo, en  gran mayoría, los laboratorios de aplicación de las políticas neoliberales que la gran burguesía internacional, con su globalización y sus transnacionales, viene imponiendo desde la d�)cada de los 80 del siglo pasado y, con mayor intensidad y generalidad, desde los 90.  Los gobiernos de nuestros países, casi sin excepción, han ofrecido las mejores condiciones para que el FMI y el Banco Mundial apliquen los postulados que elaboraron Milton Frieedman, Von Hayet y decenas de intelectuales más,  reunidos en 1943 en un lugar hermoso de Suiza (Monte Peregrino), postulados que, desde 1973, con motivo de la crisis internacional del capitalismo, se empezaron a imponer en Estados Unidos e Inglaterra, para luego pasar a Chile, primer ensayo del proyecto neoliberal de largo plazo.

Como la crisis del capitalismo ha vuelto a estallar en el 2008, cuando en América Latina los movimientos populares y las fuerzas progresistas vienen cuestionando el proyecto,  incluso con nuevas alternativas de desarrollo nacional, como en el caso de Venezuela y Bolivia, para citar sólo a los dos países que más abiertamente, al lado de Cuba, se enfrentan al imperialismo, la burguesía europea ha empezado a aplicar la "medicina" neoliberal que tanto daño está haciendo a nuestros pueblos. 

El neoliberalismo, por tanto sus políticas, constituyen un proyecto de largo plazo y de carácter integral.  Su objetivo central es salvar al capitalismo de su crisis, al tiempo que resguardar a los capitalistas de la disminución de la renta, de las tasas de ganancia.  Para lograr ese objetivo diseñaron políticas económicas que tiendan a recuperar las ganancias perdidas y elevarlas, a costa de de los derechos económicos y sociales de los trabajadores y de los sectores medios, a los cuales someten al régimen consumista de bienes y servicios a través de las tarjetas de crédito y de créditos que están más allá de las posibilidades de sus ingresos.  Cuando la burbuja crediticia estalla y los capitalistas se encuentran en la quiebra o al borde de ella, son los Estados, a los cuales consideran inútil para manejar la economía, los que les entregan millones de millones de dólares, euros o yenes para "recuperar" la quebrada economía neoliberal.  Los culpables directos de la crisis son premiados. 

Por ser un proyecto integral, el neoliberalismo abarca todo el espectro social de los servicios, los medios de comunicación, la cultura, la educación, la administración pública, el uso de las tecnologías de la información y la biogenética, sin dejar de elaborar una visión del mundo concentrada en la permanente competencia entre los hombres en un contexto, casi endiosado, de libre mercado, único motor del desarrollo, del bienestar y de la felicidad, segC�n reza el credo neoliberal.  

Desde la teoría neoliberal, una condición primera para manejar bien la economía y todas las demás actividades es reducir el poder del Estado a lo mínimo ("Estado mínimo"), imponiendo la privatización de la economía y todos los servicios.  Sólo por convenir a la acumulación de divisas y mantener un ingreso permanente para la caja fiscal, algunos estados, como Brasil, Chile y México, lograron mantener algunas empresas relacionadas con los hidrocarburos y los minerales.  En el caso del Perú, se desmantelaron todas las empresas estatales, dejando algunas reducidas a su mínima expresión, como ocurre con PETROPERÚ y ENAPUPERÚ.

Políticas educativas neoliberales

Como dijimos, fue en Chile donde el neoliberalismo empezó a realizar una reforma educativa a través del gobierno de Augusto Pinochet Ugarte, cuyos latrocinios se descubrieron cuando la muerte ya le acechaba, a diferencia de Alberto Fujimori que está preso por corrupción y asesinatos, aun cuando su prisión se parece más a un local partidario, con la miopía del gobernante de turno.

La reforma educativa neoliberal en Chile se empezó a poner en práctica entre 1980 y 1983, luego de un proceso de regionalización para aplicar la denominada descentralización de la educación, que hasta hoy no ha pasado de ser una desconcentraci�3n de funciones burocráticas, pues el gobierno central decide todos los aspectos sustantivos de la educación. 

En términos concretos, las políticas educativas de la reforma neoliberal en Chile  consistió en la privatización de las escuelas; en unos casos, entregando en propiedad a los privados; en otros,  entregando a los privados la administración de las escuelas con un subsidio del Estado; y, en una tercera forma, entregando las escuelas a las municipalidades (municipalización de la educación).   El objetivo no era otro que la reducción del gasto fiscal en educación. 

La otra política fue la desregulación del trabajo docente, aplicando un sistema de evaluación estandarizada con la denominación de ·"meritocracia", término que llegó a convertirse en el cliché de todos los reformadores neoliberales, incluyendo a los  epígonos peruanos.  En la década de los 80 miles de maestros chilenos fueron despedidos del trabajo debido a la excedencia de maestros al matricular en una aula a un mayor número de niños, evidentemente para ahorrar recursos en salarios docentes.  Eso mismo ocurre hoy en el Perú con la obligación de matricular no menos de 35 alumnos por aula. 

La pedagogía no podía quedar al margen del manejo neoliberal. desde el planteamiento pragmatista tecnocrático de formar trabajadores para la economía de libre mercado, hasta el desarrollo de un currículo totalmente ajeno a la formación integral, encubierto con el discurso de la "calidad educativa".  Las pruebas estandarizadas aplicadas a los estudiantes para medir su aprendizaje, no resultaron motivadores para resolver la crisis de la educación en Chile.  Luego de más de 15 años de aplicación del modelo, las pruebas PISA, que tanto han sido ponderadas por los neoliberales, dio como resultado que los estudiantes chilenos sólo obtuvieron un puntaje muy por debajo de los estudiantes de Cuba, país donde no hubo ninguna reforma neoliberal, ni mucho menos las reformas auspiciadas por el Banco Mundial en la década de los 60 del siglo XX.

Los gobiernos de la Concertación, entre 1990 y el 2009, no han logrado recuperar el nivel de la educación que Chile exhibía hasta la década de los 70.  La exclusión educativa y su baja calidad son dos de los problemas que fueron creados por la reforma educativa de Pinochet.  Hay una élite, ligada al dominio de la gran burguesía chilena, que sigue manteniendo su status en la educación privada, mientras la educación pública, que concierne a la mayoría de los chilenos, requiere ser, por lo menos recuperada, problema que en cada disputa electoral es tema de discusión y competencia, especialmente cuando en el 2006 la entonces candidata Michelle Bachelet, debió de denunciar que el 40 % de los niños chilenos no asistían normalmente a las escuelas.   Y no se diga de lo que ocurre con la educación de más de un millón de indígenas chilenos, desarraigados de su territorio por la voracidad de las transnacionales de la madera y las hidroeléctricas.

Algunas otras experiencias

Lo que ha ocurrido en las últimas dos décadas en los demás países donde se aplicó el "modelo chileno", empezando por el Perú, no es sino el mayor deterioro de los sistemas educativos y un proceso de privatización de la educación.   En un espacio limitado como el que tenemos para el presente texto, sólo podemos mencionar brevemente las experiencias más importantes. 

Después de Chile, correspondieron a Brasil y a México aplicar las reformas neoliberales.  Collor de Melo en Brasil, desde 1988 empezó a aplicar el modelo mediante la descentralización a través de los gobiernos estaduales, imponiendo salarios diferentes para los maestros según la capacidad de financiamiento de cada Estado: el Estado más rico, paga más; mientras los más pobres remuneran a los sus maestros con poco más del equivalente de 100 dólares americanos.   Posteriormente, otros gobiernos, especialmente el de Henrique Cardozo, aplicaron las evaluaciones estandarizadas sin producir resultados positivos en la  educación brasileña.  Lo que ha quedado intacto en Brasil es su sistema de educación universitaria, de una apreciable calidad desde décadas atrás.  Pero Brasil, ni en los tiempos de Lula Da Silva, ha logrado resolver las grandes desigualdades educativas y culturales que sufre la mayoría de la población.  No nos olvidemos que Brasil y Chile son los países más desiguales, en términos económicos, sociales y culturales, de América Latina, seguidos hoy por el Perú.

El otro caso, muy lamentable, fue el de Argentina, donde el ex Presidente Saúl Menem empezó a municipalizar la educación en 1992, reduciendo el presupuesto nacional para la educación y la salud, lo que dio paso a un abandono de la educación pública, que obligó a los maestros a desarrollar una larga lucha que desembocó en la protesta general en los años 2000 y 2001, dando paso a los gobiernos de los Kirchner.  Como lo dice la historia de la educación en América Latina, la educación Argentina fue una de las más avanzadas, acaso la más, con un sistema escolar casi universalizado y un nivel elevado de educación superior.  La reforma educativa neoliberal debilitó seriamente ese proceso, que hoy se trata de recuperar.

¿Y México?  Este país, desde su fundación como república liberal allá en la primera mitad del siglo XIX, y luego con el impulso de la revolución democrática de 1910-1918, logró un proceso educativo de carácter obligatorio, gratuito y laico, elevando hasta un nivel importante la universalidad de la educación primaria, con una educación superior envidiable a través de sus universidades estatales autónomas, especialmente la gran UNAM.  Le correspondió al Presidente Salinas de Gortari iniciar, entre 1988 y 1992, la aplicación de la reforma educativa neoliberal, como parte de la firma del TLC con Estados Unidos y Canadá, reformando el artículo 3º de la Constitución mexicana para dar paso a la educación privada confesional.  En los años siguientes los gobernantes mexicanos han venido propiciando la privatización de la educación y la aplicación de una política magisterial de salarios congelados, con evaluaciones estandarizadas.  En estos momentos el gobierno de Felipe Calderón ha lanzado un nuevo Plan de Reforma de carácter neoliberal, modificando el currículo para adecuarlo mejor a los objetivos de la economía de libre mercado, con la complicidad de los máximos dirigentes del Sindicato de Maestros (SNTE), frente a los cuales los maestros democráticos y progresistas están levantando una alternativa a través de la Coordinadora Nacional de Trabajadores en la Educación de México (CNTE).  Se trata de una lucha por dos objetivos: enfrentar a la reforma educativa neoliberal y defender los derechos profesionales de los maestros. 

Con los ejemplos citados, es pertinente preguntarnos si en todos los países donde se aplicaron las reformas educativas neoliberales la crisis de la educación se ha resuelto, por lo menos en parte.  La UNESCO viene informando que ocurre todo lo contrario.   Las denominadas "metas del milenio" trazadas en el 2000 no hacen más que reiterar, estableciendo nuevos plazos, en las mismas tareas y responsabilidades que no se lograron hasta el 2000, excepto Cuba.

La profesión docente en los países de América Latina donde se aplicaron  las reformas neoliberales ha sido hondamente vulnerada y deteriorada, como en el caso del Perú, donde se acaba de dar paso a la docencia regular a los otros profesionales que no tienen trabajo, pero que "están preparados para dar clases", previa y eventual capacitación de 6 meses en "estrategias metodológicas".  ¡Adiós a la Pedagogía!

Felizmente, en algunos países observamos que una nueva alternativa es posible para superar los viejos problemas educativos que nuestras clases dominantes no han logrado en casi 200 años de "democracia" liberal.

El trabajo docente bajo las reformas educativas neoliberales se ha desmejorado, no por la incapacidad de los maestros, como pretenden hacer creer los reformadores y los gobiernos que los auspician, sino porque las condiciones de vida de la población, por ende de los niños, han sufrido un mayor deterioro.

El trabajo docente se desarrolla hoy en un contexto de "competencia" entre los propios maestros, de búsqueda de "incentivos" a través de concursos y evaluaciones.  Las expectativas de los maestros, antes que tener como objetivo central enseñar, se orienta por el deseo de "capacitarse" y obtener más diplomas y grados académicos para superar las pruebas y obtener un mejor incentivo.

La profesión docente tiene hoy otro competidor: el profesional que, careciendo de trabajo, puede dedicarse a la enseñanza hasta cuando consiga alguna ocupación con mayor remuneración. 

Si bien es cierto las políticas no son idénticas en todos los países donde campera el neoliberalismo, la orientación común es adecuar el sistema educativo a la economía de libre mercado.  En este marco, la educación pública y la carrera pública magisterial salen perdiendo.

 

Lima, junio del 2010

 

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