viernes, 24 de junio de 2011

Cultura y educación en el Perú: a propósito del “Cristo del Pacífico”

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela Pública en las Américas, (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

 

 

El gobierno aprista, cuyo mandato concluye el próximo 28 de julio, acaba de consumar la inmediata colocación de una efigie de Cristo en el monumento histórico denominado "Morro Solar", patrimonio cultural del país, pues en dicho escenario se desarrolló, a fines del siglo XIX, una de las batallas de las fuerzas militares del Perú contra el Ejército de invasión de Chile, con un resultado desfavorable para el Perú y cuyos soldados muertos en combate, degollados incluso por el invasor, son homenajeados con ese nombre recordatorio y la declaración del lugar como intangible.  Es el significado civil y patriótico del Morro Solar.

 

El objetivo del Cristo del Presidente Alan García Pérez

 

Para justificar la fabricación y colocación de ese monumento, el Presidente y su Ministro de Cultura, además de los miembros de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica y el propio Cardenal del Opus Dei Luis Cipriano, están apelando al significado de "paz y reconciliación" que significaría dicha imagen para nuestro país, agregando, adicionalmente, que muchos países, especialmente Brasil, tienen ese tipo de monumentos. Dicen también que los peruanos tendremos la oportunidad de hacer peregrinaciones al lugar, seguramente, en conocidos casos,  para buscar el perdón de sus pecados, pero que,  con toda seguridad, ninguno de los pecadores por apoderarse de los dineros del Estado llegarán hasta allá, como tampoco lo harán quienes han sido y son cómplices de todos las atrocidades de la dictadura fujimontesinista.

 

Los  argumentos para colocar el monumento, absolutamente basados en la fe católica, no merecen ni el más pequeño análisis en términos de verdadera fe.  En Lima y en todo el Perú, la festividad del Señor de los Milagros, las imágenes de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres,  con sus templos y lugares de ruego, con más que suficientes para los creyentes católicos, de manera que no se necesita otro lugar para satisfacer esa supuesta necesidad espiritual.  En el caso del Brasil y de Lisboa, son hechos que no obedecieron a decisiones gubernamentales, sino a iniciativas de fe de ciertas personas y sin ocupar un lugar especialmente declarado como patrimonio histórico y cultural.

 

¿Qué busca, entonces, el Presidente García y su gobierno?  Nada menos, como lo han dicho muchos articulistas, perennizar su figura como candidato a un tercer período gubernamental en el 2016.  Adicionalmente, satisfacer su "ego colosal" (Embajada de EE. UU. dixit), su vanidad y su afán de relacionar sus ambiciones políticas personales con la fe de los creyentes católicos del Perú.  Otra vez, la utilización política de la religión, como en 1923 por el dictador Leguía.  Es increíble que sacerdotes que vienen fungiendo como "progresistas" y, acaso, herederos de la casi derrotada "teología de la liberación", se presten para esta consagración evidentemente interesada, hipócrita y abusiva.

 

La cultura y la educación dominante cristocéntrica

 

Quien más, quien menos, suele esgrimir el  argumento de la mayoría católica peruana para justificar valores religiosos que hay que imponer a los peruanos. Aunque se hable mucho de un país diverso, de un país laico, de un país donde se respeta las creencias religiosas y no creyentes de todos los peruanos, nuestra realidad cultural dista de tener ese contenido moderno propio de una sociedad moderna.  Sería visto como una burla en un país europeo que un gobernante, usando su eventual poder, ofreciera a sus compatriotas un espectáculo de "fe" como el que comentamos.  Al contrario, en la propia Francia, con un gobierno conservador como el  que actualmente tiene la patria de Napoleón, se viene lidiando para que los islamistas no vulneren el carácter laico del Estado, de la cultura y de la educación. 

 

La verdad es que la imposición del "Cristo del Pacífico" ratifica el carácter no laico, sino confesional, del Estado peruano, un confesionalismo que es parte de la cultura criolla dominante en el Perú que convierte a la religión en un instrumento de confusión ideológica para la gran mayoría de los peruanos.  No es casual que cuando los periodistas preguntan a la personas que transitan en las calles qué les parece el Cristo del Presidente Alan García en el Morro Solar, las respuestas carecen de un significado que vaya más allá de lo "bonito", una valoración que, en lo estético, significa la más elemental reacción emotiva frente a un hecho relacionado con el arte, tal como muchas personas valoran la actuación de una vedete o de una foto sensiblera  para adornar calendarios comerciales.  Aquí también los políticos criollos escarban para encontrar apoyo a sus criolladas.

 

La vulgarizada concepción del "Cristo del Pacífico"

 

El arquitecto y urbanista Ortiz de Zeballos, en una carta memorable, ha sintetizado el contenido vulgar de la "creación heroica" del Presidente García. 

 

Desde el punto de vista de la historia de los monumentos, el mencionado Cristo corresponde a un viejo estilo monumental que, como imitación del arte monumental de las viejas civilizaciones de Europa y Asia, ya periclitaron como expresiones estéticas y de poder político. 

 

En términos de urbanismo, el "Cristo del Pacífico" descompone el paisaje de la Costa Verde sobre valorando su armonía con una artificialidad que la destruye, convirtiéndose la estatua en un elemento antojadizo y artificioso. Además, no pasa de ser un pastiche del famoso Cristo del Corcovado de Brasil.  Otros articulistas han agregado que sus luces multicolores darán al Cristo de plástico un aspecto de figura carnavalesca o algo parecido y, al lugar, algo como una discoteca.

 

¿Y la estética del monumento, que debe ser un elemento importante para una ciudad como Lima?  No aparece por ningún lado.  Es un objeto fabricado como se fabrica en serie cualquier objeto de adorno ligero en ciertos lugares.  Si el principal gestor del monumento hubiese pensado con cierto criterio culturalmente plausible, hubiese buscando el concurso de algún artista.  No, para qué si se trata simplemente de apelar al emotivo sentimiento religioso de las personas para fines personales y partidarios.   

 

El Ministro de Cultura, al que leyendo sus libros publicados llegamos a apreciarle como uno de nuestros intelectuales progresistas, no hace más que justificar, con los mismos criterios de la cultura criolla, el monumento puesto en el Morro Solar.  Aunque ya tuvo su primera patinada cultural cuando permitió que el edificio del Museo de la Nación sea pintado para recibir a delegaciones extranjeras.  Ha sido el mismo Ortiz de Zeballos quien tuvo que ofrecer al gobierno y su Ministro de Cultura una lección de arte arquitectónico, pues hay edificios que no deben ser pintados porque su estética depende, exclusivamente, de la estructura del concreto armado, como es aquella construcción de la década de los 70 del siglo XX, como lo es también el edificio del Centro Cívico de Lima, hoy convertido en un centro comercial que desfigura su concepción arquitectónica.  Pero todo esto no significa nada  para la concepción artística (¿?) posmoderna de los neoliberales, tributarios de los beneficios personales del libre mercado.

 

Las reacciones de los defensores del monumento

 

Quienes se aferran a los hechos consumados del Presidente García respecto al "Cristo del Pacífico", no otorgan ni una pizca de razón a la Alcaldesa de Lima, susana Villarán, cuando reclama su derecho a ser consultada sobre aquello que está bajo la jurisdicción de una Municipalidad Metropolitana que, como es lógico suponer, abarca a toda Lima y no solamente al centro de nuestra capital, excluyendo a los distritos, como quieren ciertos alcaldes distritales para hacer cualquier cosa en su jurisdicción, como viene haciendo el inefable Alcalde de Chorrillos, Miyashiro.  El Presidente, para negar la potestad de Susana Villarán tuvo que apelar a la supuesta consulta hecha al Alcalde saliente, Luis Castañeda Lossio, quien aseguró que fue consultado pero que no dejó ningún informe sobre el particular, evidenciando que entre él y el Presidente hay una concertación para  defender lo indefendible, como ocurre también con los negocios con Relima y Comunicore.

 

En el colmo del intervencionismo de la Embajada de Brasil en el Perú, el titular ha salido a "protestar" frente al anuncio que hiciera Susana Villarán de trasladar el monumento católico a la Carretera Transoceánica, como si esa carretera fuera solamente brasileña y como si el monumento sería colocado en territorio del país de Guimaraes Rosa y Jorge Amado.  ¿Los gobernantes brasileños pretenden ejercer jurisdicción en nuestro propio territorio simplemente porque sus empresas, nacionales o privadas, están invirtiendo y hasta están obsequiando dólares al Presidente García?  Es una pregunta pertinente desde el punto de vista político.

 

Final

 

Lo que está ocurriendo con la imposición del "Cristo del Pacífico" es la demostración palpable de que nuestra república es confesional, profundamente conservadora y decididamente ajena a cualquier renovación favorable a las aspiraciones democráticas y de identidad nacional.

 

Lima, junio 24 del 2011.


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