HONDURAS, APARTA DE TI ESA DICTADURA
(A los maestros del glorioso COLPROHSUMA y al pueblo de Honduras)
José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP
Cuando el pueblo español, entre los años 1936 y 1939, se enfrentaba al ataque fascista para traer abajo la República conquistada por las fuerzas progresistas, nuestro más grande poeta, César Abraham Vallejo, escribió su imperecedero “España, aparta de mí este cáliz” (“Si muere España, digo, es un decir...), expresión poética de su solidaridad militante con la causa de esa República que se proyectaba como el germen del socialismo en ese país que el 2 de mayo de 1808 se levantó contra la invasión burguesa napoleónica.En la década de los 90 llegué a Honduras cuando ejercía, por segunda vez, la Secretaría General del SUTEP. Al llegar al aeropuerto de Tegucigalpa, la policía de migraciones no permitió mi ingreso a su país, según ella, porque Estados Unidos no había aprobado la visa que el consulado de Honduras en Lima me había extendido. Entendí que esa negativa era la misma por la que la Embajada de Estados Unidos en mi país nunca quiso extenderme la visa para viajar a la patria de Walt Whitman y Edgar Allan Poe. Entonces comprendí mejor eso de “repúblicas bananeras” que se usa para determinadas repúblicas centroamericanas. El Golpe de Estado contra Zelaya no está ausente de esas motivaciones imperialistas. Pero aquel día ingresé a Tegucigalpa por las gestiones de un alto funcionario de Honduras que había sido dirigente del sindicato de maestros. Y lo curioso: estuve, todo el tiempo de mi permanencia en esa ciudad, con un policía a mi lado, incluso durmiendo en el mismo cuarto del hotel. El pueblo de Honduras es digno y merece nuestra solidaridad hoy y siempre.Corresponde hoy al pueblo hondureño, a la Honduras del gran patriota Francisco Morazán, apartar de su historia de dignidad a la nueva dictadura instalada el 28 de junio pasado a través de un golpe de Estado encabezado por el General Romeo Vásquez, pero bajo la indudable batuta política de los empresarios capitalistas y la inspiración del imperialismo que viene aplicando la guerra preventiva contra Irak y Afganistán.UNA HISTORIA DE HEROICA LUCHA APOR LA SOBERANÍAEn la historia de América, Honduras ocupa los lugares de primer orden en la lucha por la independencia del dominio español, primero, y luego de los dominios inglés, alemán y de Estados Unidos.Su territorio fue también escenario de las primeras luchas por la independencia durante las primeras tres décadas del siglo XIX. Pero también fue la cuna de la gran civilización Maya, diezmada por la colonización española pese a la larga resistencia de sus habitantes originarios encabezados por el indígena Lempira. . Las huellas de esa civilización quedan en las construcciones de Copán, cuyas riquezas arqueológicas no han sido aún estudiadas en su toda su dimensión.Francisco Morazán encabezó la lucha por la independencia de Honduras, que se concreta en 1821. con su capital Comayagua. Cuando se funda la República Federal de las Provincias Unidas de América Central, Honduras se incorpora a ella, pues en aquellos años se buscaba la unidad de los pueblos de América Latina para hacer frente a los nuevos problemas de una vida independiente de cualquier dominio extranjero. Morazán abrazó ese ideal, que era también el de Bolívar desde el Sur.Morazán era políticamente un liberal patriota, consecuente con las ideas republicanas y el credo liberal que se enfrentó a las monarquías y al poder feudal en Europa, lo que le llevó a enfrentarse con los conservadores que pretendían mantener las viejas estructuras semifeudales heredadas del Virreinato español con sede en México. En esta lucha el Mártir de Tegucigalpa encontró la muerte en 1842, lo que aprovecharon los conservadores para apoderarse del Estado hasta fines del siglo XIX. La República independiente de Honduras se fundó en 1840, dos años antes de la muerte de Morazán.Los nuevos liberales que a fines del siglo XIX se hicieron del poder ya no tenían la convicción nacionalista y patriota de Morazán. Eran, en realidad, conservadores que se hacían llamar liberales, como ocurrió también en el Perú, donde nunca tuvimos verdaderos liberales. Bajo los gobiernos de aquellos liberales Honduras fue ocupada por las grandes empresas bananeras procedentes de Estados Unidos, convirtiéndola en país ocupado y, a las masas campesinas, en asalariados que trabajaban en las peores condiciones. Las empresas bananeras eran las que realmente decidían el destino del país y de sus habitantes. Detrás de las bananeras, como la Standart Fruit, estaba, qué duda cabe, Estados Unidos, cuya hegemonía en América Latina frente al anterior poder de Inglaterra se fue consolidando desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Las empresas bananeras jugaban el papel de financiadoras de los dos partidos políticos que hasta hoy se han alternado en el poder: el conservador y el liberal. ¿No es, acaso, el proceso que se ha seguido en casi todos los países latinoamericanos, aquello de la “alternancia en el poder”, de las mismas clases dominantes que siguen siendo las mismas con fulano o mengano en la Presidencia de cada república?A partir de 1930, campesinos, obreros, estudiantes y demás ciudadanos hondureños enfrentaron la explotación de las bananeras con grandes luchas exigiendo mejores salarios y el derecho a organizarse en sindicatos. Estas luchas fueron combatidas por la fuerza militar con apoyo de Estados Unidos, cuyo gobierno no hacía más que defender los intereses de los grandes capitalistas de las bananeras. En el año citado el país del Norte ocupó Honduras para proteger la larga dictadura del General Tiburcio Carias Andino, quien gobernó el país hasta 1948. Pero el pueblo hondureños, especialmente las masas campesinas, no dejó de luchar, lucha que obligó a Estados Unidos, a través del Banco Mundial, realizar una “reforma agraria” que logró apaciguar un tanto a los campesinos, entre los años 60 y los 70, como ocurrió también en varios países de América Latina, como una estrategia anticomunista de “seguridad y desarrollo”, encubierta de “modernización”.En los mismos años Estados Unidos impuso sus bases militares en Honduras con el beneplácito de liberales y conservadores. Hacia 1980 ocupa nuevamente el país en el contexto de la Guerra Fría y bajo la administración del “demócrata” Jimmy Carter, quien envía a Honduras sus “boinas verdes” para cuidar las fronteras de este país frente a la Revolución sandinista que había triunfado en 1979. En realidad Jimmy Carter, que hoy recorre América Latina como el paladín de la defensa de los derechos humanos, fue quien ordenó y dirigió la organización del ejército de los “contras” para traer abajo a los sandinistas. En las fronteras de Honduras con Nicaragua se entrenaron a los mercenarios antisandinistas, que llegaron a sumar 15 mil soldados. En todo este período los trabajadores de la ciudad y del campo, entre los cuales hay que reconocer a los maestros que convirtieron al Colegio de Profesores en un baluarte de la lucha sindical. desarrollaron una importante resistencia a los gobiernos autoritarios.Como en casi toda América Latina, a partir de 1990, bajo el nuevo gobierno del conservador Rafael Callejas, se inicia en Honduras el ciclo de reformas económicas neoliberales que hasta hoy han convertido a la patria de Morazán en una neocolonia de las transnacionales, situación que ha venido siendo enfrentada desde posiciones nacionalistas por el liberal Manuel Zelaya, Presidente elegido en el 2005, hoy en el exilio obligado.LA LUCHA POR LA SOBERANÍA Y LA REACCIÓN CONSERVADORAHasta qué punto el liberalismo latinoamericano casi no se aleja del conservadurismo político queda demostrado en el caso del reciente Golpe de Estado en Honduras.Al año de haber asumido la presidencia de la república, el Presidente Manuel Zelaya, del Partido Liberal, empieza a enfrentar los problemas de la crisis y del fracaso del neoliberalismo con medidas económicas relacionadas con el precio de los combustibles y de la energía en general, acercándose a las políticas de cooperación de Venezuela con los países de América Latina.En efecto, en el 2006 Manuel Zelaya decide reducir el costo del petróleo y hace tratos con el gobierno del Presidente venezolano Hugo Chávez. En el 2008 Honduras se integra a PETROCARIBE que Chávez crea para facilitar el acceso al uso del petróleo en mejores condiciones de precios y suministro. Honduras se acerca al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), proyecto que busca enfrentar al ALCA y sus TLC dirigidos por Estados Unidos. Las negociaciones de Manuel Zelaya con el gobierno venezolano significaba, en verdad, que Honduras empezó a adquirir petróleo pagando el 50% del precio real y el otro 50% los pagaría en 25 años con un interés muy pequeño.: un indudable beneficio para una nación pobre y endeudada.El acercamiento de Zelaya al gobierno de Venezuela ha significado para Estados Unidos una afrenta a su acostumbrado dominio sobre todos los gobiernos hondureños. Incluso el impacto sobre el Departamento de Estado fue muy fuerte cuando Zelaya rechazó el TLC que casi todos los demás países de América Central habían aceptado, ese TLC que los gobernantes y capitalistas peruanos celebran todos los días.Sin duda alguna, liberales y conservadores no podían soportar que un liberal como Zelaya .se atreviera a romper los lazos de dependencia con el amo del Norte, ni mucho menos permitir que el pueblo se pronunciara sobre la consulta por una Asamblea Nacional Constituyente. Para la clase dominante de Honduras las propuestas de Zelaya, de liberalismo consecuente, constituyen un atentado contra los intereses capitalistas y decidieron frenar y derrotar el avance de la lucha por la soberanía de Honduras.Para hacer pasable el Golpe de Estado, los golpistas difundieron la mentira de que la consulta era para que Zelaya volviera a ser candidato para reelegirse en las elecciones programadas para este año, agitando, además, el sambenito de “chavista” que los neoliberales utilizan en todas partes para engañar al pueblo. Hasta inventaron una supuesta carta de renuncia del Presidente Zelaya para “legalizar” su sustitución por el felón Micheletti.El golpe de Estado del 28 de junio ha sido la reacción casi lógica de una clase dominante que sólo ve sus intereses y no los del país; y que ve en cualquier cambio, incluso dentro del propio manejo liberal del Estado, el cuco del socialismo y del comunismo, tal como en el Perú los neoliberales ven en el nacionalismo liberal de Ollanta Humala el fin de los privilegios que da el capitalismo.SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVASLa discusión de si la expulsión del Presidente Zelaya por las Fuerzas Armadas de Honduras fue un golpe de Estado o un acto de defensa constitucional, no pasa de ser una coartada para esconder el verdadero propósito: poner punto final al gobierno y restituir el poder de los capitalistas extranjeros e internos. Las Fuerzas Armadas hondureñas actuaron en defensa del viejo orden social, conservador y de subordinación al imperialismo. Por los objetivos y por la forma, se trata de un golpe de Estado, con los mismos argumentos de fondo que han esgrimido las burguesías de Venezuela en el 2001contra el Presidente Chávez y de Bolivia contra el Presidente Evo Morales en los últimos años de intentos golpistas que hasta hoy han fracasado.Lo que ocurre actualmente en Honduras es parte de la ofensiva imperialista contra la tendencia nacionalista y socialista que se ha venido extendiendo por América Latina en estos años que corren del siglo XXI. La burguesía agraria de Argentina, los neoliberales proimperialistas de Nicaragua y fuerzas políticas y personalidades conservadoras, como Mario Vargas Llosa, dicen que no apoyan el golpe pero que Zelaya lo buscó: no había más que sacarlo del poder. Este “razonamiento” enrevesado usa Vargas Llosa en uno de sus artículos dominicales (“El golpe de las burlas”, en El Comercio de Lima, 12 de julio-2009, p. a4), donde afirma con desparpajo, refiriéndose a la maniobra golpista de los Micheletti y los Romeo Vásquez: “Este era un procedimiento legítimo en defensa de la democracia que la acción militar frenó y desnaturalizó, sembrando una confusión de manicomio”. Si los militares no hubieran participado como lo han hecho, todo estaría bien: la verdad es que don Mario Vargas Llosa debería de estar en un manicomio político.Un resumen de lo que viene ocurriendo revela que los golpistas no buscan una salida de diálogo como pretenden hacer creer. Y es que un golpe de Estado no lo hacen quienes pretenden mantenerse en el poder algunos días, algunas semanas o algunos años. Sus objetivos trascienden el calendario de las ingenuas esperanzas en el diálogo. El golpe de la burguesía conservadora de Honduras se ha dado contra un proyecto de nueva nación que ella no quiere ni ha querido en el pasado. Veamos: 28 de junio: el Presidente Manuel Zelaya es capturado en su residencia presidencial y expulsado a Costa Rica, sin su familia; 29 de junio: se instala una dictadura civil – militar con Roberto Micheletti como Presidente; 30 de junio: la ONU condena el golpe y Micheletti forma el nuevo gobierno y empieza a organizarse la resistencia del pueblo hondureño contra la dictadura; 3 de julio: la OEA da plazo de 72 horas para que la dictadura restituya la Presidencia a Zelaya, pero la dictadura restringe las garantías constitucionales; 5 de julio: la OEA suspende a Honduras del organismo americano; 7 de julio: regreso frustrado de Zelaya: un muerto, heridos y detenidos en aeropuerto de Tegucigalpa; 8 de julio: anuncio de negociaciones en costa rica con Arnulfo Arias como mediador; el gobierno de Venezuela suspende el envío de 20 mil barriles diarios de petróleo a Honduras; 10 de julio: empiezan las negociaciones en Costa Rica; 12 de julio: concluyen y fracasan las negociaciones; 19 de julio: se dan nuevas negociaciones en Costa rica, pero fracasan; 23 de julio: el Presidente de Costa Rica Arnulfo Arias hace nueva propuesta de “Gobierno de unidad y reconciliación nacional” con Zelaya como Presidente, que es rechazada por los golpistas; 24 de julio: Zelaya va a la frontera Nicaragua-Honduras y permanece 2 horas en territorio de Honduras en el pueblo Las Manos; 27 de julio: mientras España y Venezuela siguen apoyando a Zelaya, Estados Unidos advierte a éste que sus intentos de ingresar a Honduras “no ayudan”, tratando de encubrir el plan de los golpistas. Es un itinerario en el cual los golpistas evaden la cuestión de fondo.Está claro que los golpistas no buscan ninguna salida que restituya el orden constitucional, mucho menos la recuperación del gobierno por el Presidente Zelaya. No habrá un retroceso de aquellos si el pueblo hondureño no presiona internamente con su fuerza organizada. La presión externa es importante, pero insuficiente, como se ha observado en todos los golpes de Estado. Tampoco es prudente confiar en los llamados del gobierno de Estados Unidos, pues su mayor interés está en los negocios de sus bananeras y demás empresas transnacionales que en el orden constitucional de un país que ha jugado siempre el papel de “socio menor” de la gran potencia.La lucha de Manuel Zelaya y del pueblo que le apoya será la única garantía de su retorno y la continuación de su gobierno, la convocatoria a elecciones y la lucha electoral a través de una fuerza capaz de defender los avances de su proyecto nacionalista y soberano. En esa lucha, los trabajadores del campo y la ciudad, los intelectuales y empresarios patriotas, los estudiantes y el pueblo explotado tienen un importante papel que jugar. Si la lucha se debilita, los golpistas habrán cumplido sus propósitos de derrotar el cambio y retroceder a los días de la subordinación neocolonial.En la situación actual de Honduras, pues, se manifiesta, con todo su contenido, la lucha actual entre el cambio y el conservadurismo en América Latina.Lima, julio 28, día 188 de la primera independencia del Perú.
VISON MARXISTA DE LA ESCUELA PUBLICA
Hace 12 años