Mensaje
: Lima, como ciudad capital del Perú, es no solamente el centro de la economía y de la política nacional, sino también de la vida cultural del país, como lo son casi todas las capitales de los demás países del mundo. Toda persona que aspire a ejercer el cargo de Alcalde en la provincia de Lima o en cualesquiera de sus distritos, debiera de tener en cuenta que su actuación, como máxima autoridad edilicia, no es la de un simple gerente dedicado a sembrar cemento y promover negocios, sino la de una autoridad preocupada también por la superación espiritual de la población que le ha confiado la representación política y cívica de la ciudad. Resulta que uno de los alcaldes distritales de Lima, del distrito de Miraflores, considerado uno de los más "cultos" de Lima Metropolitana, el señor Manuel Masías, ha decidido, seguramente secundado por sus concejales, que la tradicional Feria del Libro Ricardo Palma ya no tenga como escenario la Plaza Kennedy, contigua al Óvalo de Miraflores, sino que las inefables autoridades de esa han pretendido trasladar la Feria a un coliseo, cuya estructura podría ser más apta para actividades diferentes a las de una feria de libros. Algunos vecinos han manifestado que el alcalde Masías no ha hecho más que cumplir con lo que ellos le han pedido. Parece que algunos vecinos se sienten incómodos ante la presencia de una feria de libros, pero no frente a la proliferación de los más variados negocios en el centro de Miraflores. Creímos que, luego de una serie de opiniones y argumentos para que se revoque la ordenanza de lesa cultura, Masías y sus concejales podrían haber reflexionado y rectificado su errónea decisión. Pero no. Con el argumento de "orden y seguridad" esas autoridades han hecho prevalecer sus primitivas decisiones. LOS NEGOCIOS ANTE TODO Masías y sus "ilustrados" concejales se están dedicando a preservar los intereses de los bares de ese espacio del parque, de sus centros de diversión nocturna. Una Feria del Libro que lo ocupa 15 días de cada año hace perder dinero a los dueños de esos negocios, razón suficiente para expulsarla del lugar, sin decir el verdadero motivo y recurriendo, autoritariamente, a los argumentos de orden y seguridad. Llama la atención que los "cultos" vecinos de Miraflores no digan nada en contra, mejor dicho, con su silencio, acepten la no menos "culta" determinación. Y es que don Manuel Masías es un político que responde a esa ideología mercantilista que el neoliberalismo ha venido afinando mejor desde la negra década de los 90. Afiliado a uno de los partidos neoliberales, se escapó de él para volar con ala propia, como lo han hecho muchos otros de su especie, pero sin abandonar esa ideología del "costo-beneficio" conque se mide toda decisión política. Con este rasero, la Feria del Libro constituye un estorbo, una actividad marginal para la ciudad, una espina para quienes hacen del negocio el quid de su actividad política. LA CULTURA NO SE COME Una Feria del Libro, llámese como se llame, es una actividad de primer orden en cualquier ciudad del mundo. Un homenaje al pensamiento de la ciudad y del país. Un brillante momento para repasar el pensamiento escrito que mora en un lugar determinado en un momento determinado. Un recorrido de miles de personas que buscan participar en esa aventura intelectual de "la partida inconclusa" (Armando Zubizarreta y Alberto Escobar, ¿los conocerán Masías y sus concejales?). Pero al revés. Hay que sacar al libro del corazón de la ciudad y llevarlo a los espacios donde los negocios no existan para beneplácito de los dueños de bares y centros de diversión del Parque Kennedy. No nos llama la atención que el Presidente de la República, su Ministro de Educación, más los políticos que se ufanan de dar opiniones sobre hechos de la más variada importancia, incluso sobre el "caso Magaly" (¡!), se hayan callado hasta el momento. Hay funcionarios del Sector Educación que casi todos los días hablan del denominado "plan lector" y de los déficit en el acto de leer que conlleva la crisis educativa el Perú actual, culpando de esa crisis a los maestros, que no se han atrevido, sin embargo, a opinar a favor de mantener la indicada Feria del Libro en su lugar histórico. Estas autoridades educativas también son de la docta opinión que la difusión de la cultura escrita puede estar al margen de la acción pedagógica en el aula, o viceversa. El contexto no cuenta, como ocurre con sus pruebas estandarizadas para evaluar a maestros y estudiantes. Creen que la edición masiva y a buen precio de folletos de literatura seleccionada es suficiente para mejorar la capacidad lectora de nuestros niños y adolescentes (¡qué buen negocio!). La Feria del Libro Ricardo Palma, para no pocos gobernantes peruanos, deja de ser algo importante como para merecer el espacio de su histórico prestigio. Ese espacio está mejor ocupado por las diversiones nocturnas y los centros de comida. LA CULTURA DE LA BARBARIE La cultura dominante en el Perú es, qué duda cabe, la cultura criolla, aquella herencia de conducta colonial alimentada con el individualismo capitalista que ha llegado al paroxismo con la ideología neoliberal en todas sus manifestaciones. No hay lugar del Perú actual donde esta cultura de la barbarie no esté produciendo imitadores de la catadura de Masías. Incluso hay alcaldes que apoyan la municipalización de la educación pero no tienen ni la menor iniciativa para crear bibliotecas públicas en cada segmento de su ciudad. Las ferias del libro que se organizan, se deben, casi siempre, a los editores con algunas instituciones afines a la cultura del libro. Los alcaldes que apoyan las ferias sólo se concretan a otorgar el permiso para ocupar el espacio físico. En el pasado, la barbarie era un supuesto atributo de las "sociedades atrasadas", según la antropología colonialista. Hoy la barbarie es un rasgo viviente, real, de no pocas autoridades políticas de esa Lima, todavía colonial, cuyo alcalde provincial, acaba de arrasar con parte del patrimonio monumental de la gloriosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyo rector actual, en acto de pura barbarie, acaba de echar del cargo de Director del Centro Cultural, al cineasta y escritor Federico García. Una respuesta digna a la barbarie de Masías, felizmente, ha sido la de llevar la Feria del Libro Ricardo Palma a otro espacio, fuera de Miraflores, nada menos que a la Biblioteca Nacional del Perú, un espacio digno para el libro y para nuestro pueblo peruano. Los miraflorinos y su alcalde Masías podrán seguir disfrutando hoy de los negocios de todos los días. Tarapoto, octubre 4 del 2009 José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red SEPA, ex Secretario General del SUTEP
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